densidades
carlos chacho álvarez
javier rodas
pablo camogli
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umberto celli junior
adriana b. rodríguez
roberto mansilla blanco
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laura gottero
gabriela dalla-corte caballero
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ISSN 1851-832X
ISSN
1851-832X (VERSIÓN
(VERSIÓN ELECTRÓNICA)
ELECTRÓNICA)
9
mayo
2012
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ISSN 1851-832X (VERSIÓN ELECTRÓNICA)
Director
Osvaldo Andrés García
Comité Editorial
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Luciana Litterio
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Colaboradores
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9
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número 9 - mayo de 2012
Sumario
9
13
27
A modo de presentación
“ALADI tiene que ser un instrumento importante
para el aumento del comercio intrarregional”
Entrevista a Carlos Chacho Álvarez
Osvaldo Andrés García y Luciana Litterio
Escuela Fortín Mbororé, un espacio para la
educación intercultural
Javier Rodas y Pablo Camogli
43
63
Integração democrática em 3D
Fabricio Pereira da Silva
El MERCOSUR como un proceso de
construcción intersubjetivo orientado al
desarrollo
Sergio Wolf
91
A Organização Mundial do Comércio e o
regionalismo do século XXI
Umberto Celli Junior
109
La política común de comercio exterior de la
Unión Europea ¿Es UNASUR un interlocutor
apropiado?
Adriana B. Rodríguez
127
¿La hora del pragmatismo? Los retos del ALBA
ante la coyuntura regional de 2012
Roberto Mansilla Blanco
143
El derecho al trabajo de la trabajadora doméstica
en el Paraguay; un estudio comparativo en
Latinoamérica
Maximiliano Mendieta Miranda
167
Derecho a la salud y migración limítrofe
reciente. Articulaciones institucionales:
presencias y vacíos
Laura Gottero
181
CULTURAS
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco
(1932-1935). El médico Carlos de Sanctis y el
relato de La Sed (Hijo de Hombre) de Roa
Bastos
Gabriela Dalla-Corte Caballero
205
ESPACIOS
VI Cumbres de las Américas
Patricia García Aular
213
DEBATES
La crisis del euro y su repercusión en los países
emergentes
Aldo Ferrer
229
LECTURAS
El MERCOSUR y las complejidades de la
integración regional, José Briceño Ruiz (editor)
253
ACADEMIAS
Materia desarrollo humano y medio ambiente
2012 de la Maestría en procesos de integración
regional con énfasis en el MERCOSUR
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de
Buenos Aires
256
DOCUMENTOS
Declaración de la I Reunión de las Ministras y
Ministros de Medio Ambiente de la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños
Quito, 3 de febrero de 2012
262
Declaración del Consejo de Ministras y
Ministros de Relaciones Exteriores de UNASUR
sobre la cuestión de las Islas Malvinas
Asunción, 17 de marzo de 2012
Los contenidos de esta publicación expresan
exclusivamente la opinión de sus respectivos autores
culturas
Fotografía, cine y novela en la
Guerra del Chacho (1932-1935)
El médico Carlos de Sanctis y el relato de
‘La Sed (Hijo de Hombre)’ de Roa Bastos
Gabriela Dalla-Corte Caballero
1. Introducción
La Sed es el título del film que salió a la
luz en Buenos Aires el 27 de abril de
1961, relatando aspectos centrales de la
Guerra del Chaco entre Bolivia y
Paraguay. Desde 1932 a 1935, los
ejércitos de ambos países se enfrentaron por el control de aproximadamente
300.000 km2 del territorio conocido
como Chaco Boreal (Chaco Paraguayo), y contaron con unos 400.000 hombres que representaron el interés por
implantar los Estados en la región
chaqueña. Apoyada en el sufrimiento de
decenas de miles de personas que
perecieron en la zona chaqueña ante un
enemigo principal, la sed, la película
aborda los últimos meses del año 1932,
es decir, el periodo anterior a la
declaración del conflicto bélico que se
produjo formalmente el de mayo de
19331.
El film fue una adaptación cinematográfica de la obra Hijo de hombre que
Augusto Roa Bastos publicó en la
capital argentina en el año 1960. En los
últimos meses de 1932, el joven Roa
Bastos, que por entonces contaba con
Licenciada en Historia y Magister en Estudios sobre Género por la Universidad Nacional de Rosario
(UNR), Argentina. Doctora en Historia de América y en Antropología Social y Cultural por la
Universidad de Barcelona (UB), España. Profesora Titular de Historia de América de la UB. Contacto:
dallacorte@ub.edu
1.Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2010), La guerra del Chaco. Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. La
crónica fotográfica de Carlos de Sanctis. Rosario, Prohistoria Ediciones / Taller de Estudios e Investigaciones
Andino Amazónicos (TEIAA), reedición de la obra en Asunción, Librería Intercontinental, 2010; Capdevila, Luc;
Combès, Isabelle; Richard, Nicolas; Barbosa, Pablo (2010), Les hommes transparents. Indiens et militaires dans la
guerre du Chaco (1932-1935). Rennes, Presses Universitaires de Rennes.
densidades nº 9 - mayo 2012
181
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
unos quince años de edad, abandonó el
Colegio San José y pidió al ejército
paraguayo que lo destinara a la guerra
con Bolivia para servir como enfermero.
Presenció y vivió la violencia desatada
en la zona chaqueña. Años después
debió abandonar Asunción, establecerse en Buenos Aires y trabajar en una
compañía de seguros. Fue en la capital
argentina donde publicó gran parte de
sus obras, entre ellas precisamente Hijo
de Hombre. La edición de la obra
permitió al paraguayo participar en la
redacción del guión de la película La Sed
junto con Emilio Canda, Antonio
Cuevas y Lucas Demare. El libro fue
editado en 1960, es decir, un año antes
de la filmación del “estallido de amor
sincero” entre el cabo Cristóbal Jara
(alias Kiritó) y Salu´i (María
Encarnación en Hijo de Hombre,
Magdalena en La Sed)2.
Ese crucial momento de los últimos
meses del año 1932 fue abordado por
otros protagonistas que dieron a
conocer sus obras en Buenos Aires unos
años antes de la aparición de Hijo de
Hombre. Entre ellos encontramos al
médico rosarino Carlos de Sanctis,
quien durante la guerra se incorporó de
manera voluntaria como capitán de
sanidad “honoris causa” a la primera
división del ejército paraguayo3. Es
importante señalar que un decreto
presidencial del gobierno paraguayo
permitió a Carlos de Sanctis llevar un
uniforme del ejército, y le reconoció el
goce de similares honores, prerrogativas y obligaciones que al resto de los
4
militares . Sin ser un fotógrafo
profesional, el médico aprovechó su
designación como “corresponsal
especial” del periódico La Capital de
Rosario (carnet nº 265), y dedicó buena
parte del tiempo que permaneció en la
zona de Boquerón y Saavedra para
fotografiar a los soldados paraguayos y
bolivianos gracias a la cámara alemana
5
Zeiss Ykon Ikonta A . Al regresar a su
ciudad natal en enero de 1933, de
Sanctis reunió su material gráfico en
ESTO ES LA GUERRA! Mi campaña
en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933), que fue archivada por
2. Roa Bastos, Augusto (1960), Hijo de Hombre. Buenos Aires, Editorial Losada. Esta obra ha contado con un
importante número de ediciones a cargo de diversas editoriales de numerosos países, en las que el autor, con el
tiempo, fue modificando algunos relatos y conclusiones.
3. Archivo General Histórico (en adelante, AGHRE) del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio de la
República de Chile (en adelante, MRECH): Oficio Confidencial nº 384/126 del 26 de noviembre de 1935, de
Francisco Figueroa Sánchez, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay en el año
1935, Legación de Chile en Paraguay (LChP), titulado “Extranjeros contratados para el ejército paraguayo”, enviado
al Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio (MRECH de 02-01-1935 a 18-12-1935, volumen1.478). AGHRE del
MRECH: Oficio Confidencial nº 112 del 24 de julio de 1934, de Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de
Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP), titulado
“Extranjeros en el ejército paraguayo”, enviado a Miguel Cruchaga Tocornal, Ministro de Relaciones Exteriores y
Comercio de la República de Chile entre 1932-1937 (MRECH, de 07-01-1934 a 31-12-1934, volumen .423).
4. AGHRE del MRECH: Decreto presidencial paraguayo nº 45.629 del Ministerio de Guerra y Marina, fechado el 30
de noviembre de 1932 y refrendado por el presidente Eusebio Ayala.
5. Molinero Cardenal, Antonio (2001), El óxido del tiempo. Una posible historia de la fotografía. Madrid, Omnicon,
pp. 361-376.
182
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
el Museo Histórico Provincial Dr. Julio
6
Marc establecido en Rosario .
Al integrarse voluntariamente a la
sanidad militar en campaña para
defender los intereses paraguayos,
Carlos de Sanctis se relacionó con los
capitanes de sanidad Carlos Gatti y
Alejandro Melgarejo, y se supeditó al
teniente coronel Carlos José Fernández
que, como responsable de la primera
división, se encargó desde setiembre de
1932 de entrar a la zona de Saavedra. En
el mes de diciembre de ese año, de
Sanctis elaboró el informe titulado El
Servicio Sanitario de la Primera
División durante las acciones de
Saavedra, y lo entregó personalmente a
Fernández. Exiliado en Buenos Aires
junto con Roa Bastos, el coronel
Fernández dio a conocer su investigación sobre el conflicto bélico mediante
seis extensos volúmenes que adoptaron
el título La Guerra del Chaco. El
segundo tomo relata la entrada del
ejército paraguayo a la zona de
Saavedra, y fue editado en 1956, es decir,
cuatro años antes de la aparición de la
obra literaria Hijo de Hombre, y cinco
años antes de la filmación de la película
7
La Sed .
La producción fotográfica que el
médico rosarino Carlos de Sanctis llevó
a cabo en los últimos meses de 1932, así
como las descripciones que dejó el
propio coronel Fernández en su extensa
obra publicada en 1956, nos permiten
repensar la función de la historia militar
como herramienta imprescindible de
interpretación del conjunto de los
procesos históricos propios de la
contemporaneidad. Para ello se analizan
las fuentes documentales del Archivo
General Histórico (AGHRE) del
Ministerio de Relaciones Exteriores y
Comercio de la República de Chile
(MRECH)8, que fueron elaboradas por
la Legación de Chile en Paraguay
(LChP), así como los recursos de la
6. Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”, Rosario, Provincia de Santa Fe, Colección fotográfica de de Sanctis
titulada ESTO ES LA GUERRA! Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933), que incluye
el mensaje “Comentario de la prensa de Rosario con motivo de mi partida” que publicó La Capital junto con el
artículo “El Dr. de Sanctis en viaje al Paraguay. Prestará su colaboración técnica a la Sanidad militar paraguaya”,
Rosario, 16 de noviembre de 1932. Cabe señalar que la frase “ESTO ES LA GUERRA” también fue utilizada para dar a
conocer la colección fotográfica sobre la Guerra Civil española (1936-1939), precisamente posterior al conflicto
bélico del Chaco Boreal (1932-1935): CAPA, Robert (2009), Esto es la guerra: Robert Capa en acción, Catálogo de
Exposición. Steidl, Göttingen, International Center of Photography.
7. El médico Carlos Gatti (tío abuelo del actual editor Alejandro Gatti, Librería Intercontinental, Asunción) fue
descendiente del italiano Alejandro Gatti que residió en Encarnación, véase Durán Estragó, Margarita y Romano
García, Martín (2011). Formación de la familia paraguaya. Asunción, Editorial Tiempo de Historia, volumen 1, “Los
inmigrantes, Expedientes de soltería del Arzobispado de Asunción”: registro de soltería nº 914, año 1885, p. 151;
registro de soltería nº 1004, año 1887, p. 165; registro de soltería nº 1.895, años 1909-1910, p. 304; registro de soltería
nº 3407, años 1939-1949, p. 517. Asimismo, el médico Alejandro Melgarejo aparece citado en el Informe presentado
por el capitán honoris causa Carlos de Sanctis al teniente coronel Carlos José Fernández, titulado “El Servicio
Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra, diciembre de 1932”, reproducido en Fernández,
Carlos José (Coronel S. R.) (1956), La guerra del Chaco. Buenos Aires, Talleres de Impresora Oeste, volumen II,
Saavedra, pp. 126-131 y pp. 207-209. Cabe señalar que Carlos de Sanctis falleció en 1957, un año después de la
aparición del volumen II del coronel Fernández.
8. Cabe señalar que MRECH corresponde a la institución de la República de Chile que ha gozado de diversos nombres
desde finales del siglo XIX hasta el día de hoy: Ministerio de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización (1888-
densidades nº 9 - mayo 2012
183
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
colección ESTO ES LA GUERRA
conservada por el Museo Histórico
Provincial Dr. Julio Marc de la ciudad de
9
Rosario . En base a estas ideas, el
objetivo del artículo es contrastar estas
fuentes documentales con las miradas
del literato Roa Bastos y del director
argentino Lucas Demare en la película
La Sed, la cual fue posible gracias a la
coproducción hispano-argentina entre
los organismos “Argentina Sono Film
S.A.C.I.” de Buenos Aires, y “Suevia
Films-Cesáreo González” de Madrid.
2. La terrible “muerte blanca” del
Chaco
Hijo de Hombre fue estructurado con
nueve capítulos. El primero goza del
mismo título que el libro, y los
siguientes corresponden a Madera y
Carne, Estaciones, Éxodo, Hogar,
Fiesta, Destinados, Misión, y,
finalmente, Ex combatientes. Éxodo
muestra las características de la pareja
formada por Casiano Jara y su mujer
Natividad Espinoza (Natí), ambos
originarios de Sapukai, que fueron
arreados a Takurú-Pukú como “hacienda humana” para trabajar en la empresa
La Industrial, y que decidieron abandonar ese sitio para establecerse en Costa
Dulce. El apartado Hogar describe a
Cristóbal Jara, el hijo de Casiano y Natí,
un joven “de veinte años, o de cien”, que
era “impasible como en todo”, y que
“servía de baqueano al forastero”. Fiesta
menciona a un importante personaje, el
sargento Silvestre Aquino. Destinados
utiliza el supuesto diario personal de un
teniente a quien en Peña Hermosa le
comunican el 3 de agosto de 1932 que
será enviado al Chaco utilizando el
ferrocarril que se inicia en Puerto
Casado que pertenece a la empresa
Carlos Casado S.A., hasta el Km 145, y
de ahí hacia el Fortín Boquerón caído en
manos bolivianas el 31 de julio de 1932.
Misión recupera al sargento Aquino y
al cabo Cristóbal Jara, y relata
especialmente la presencia de “la
animosa Salu´i” que “vivoreaba más
temerariamente que ninguno”, quien
acompaña a Cristóbal al cañadón donde
ambos fallecen. Ex combatientes
clausura la obra definiendo la presencia
del acompañante del rosarino Carlos de
Sanctis, el médico Alejandro Melgarejo
que concluye:
“Creo que el principal valor de estas
historias radica en el testimonio que
encierran. Acaso su publicidad ayude,
aunque sea en mínima parte, a
1924); Ministerio de Relaciones Exteriores (1924-1930); Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio (19301941); Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile (desde 1941).
9. Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, Documentación de la
“Donación Carlos de Sanctis” efectuada por Jorge Alberto de Sanctis, Colección “Carlos De Sanctis”. Entre los
recursos indicados, un cofre con un casco, una gorra de campaña, dos brazaletes, dos insignias de sanidad, una
venda, un birrete, dos charreteras, un sombrero, un porta-pliegue, dos pantalones, una camisa de fajina, una
chaquetilla, una caja de madera, dos guardapolvos y doce sombreros, una valija de cuero marrón que contiene un
bolso de lona y cuero con las iniciales del médico, tres bolsas de campaña de lona y dos cuerdas. También incluye un
banderín enmarcado del centenario de la fundación de Rosario en 1852, así como un retrato a carbón de Carlos de
Sanctis firmado por T. Wagner en 1957, año en que de Sanctis falleció.
184
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
comprender más que a un hombre, a
este pueblo tan calumniado de
América, que durante siglos ha oscilado
sin descanso entre la rebeldía y la
opresión, entre el oprobio de sus
escarnecedores y la profecía de sus
mártires”.
La Sed se centra precisamente en el
relato de esta historia que se localiza en
un “desierto inhóspito, abrazador y
salvaje” en el que los soldados
enloquecieron y perecieron. Tanto en la
novela como en el film, la misión
especial fue encomendada al cabo
Cristóbal Jara, personificado por el
español Francisco Rabal, que atraviesa
rutas intransitables del Chaco Boreal y
enfrenta fuerzas bolivianas para
conducir un tanque de agua hasta una
posición aislada del llamado desierto
chaqueño. De este modo, el film se
inicia con la imagen de los camiones que
en el año 1932 movilizaron a “dos
pueblos” que enfrentaron sus armas en
un territorio de gran interés para el
gobierno boliviano a partir de la pérdida
10
de salida al Pacífico , y se centra en los
“héroes oscuros” que se desempeñaron
como indispensables transportadores.
Muchos de ellos, como demuestra la
película, fallecieron cumpliendo con su
misión de acercar agua a los soldados. Si
bien la introducción ubica la filmación
en “similares territorios” de la zona del
Chaco Boreal donde se perpetró la
guerra, la película fue rodada en Río
Hondo de la Provincia de Santiago del
Estero, zona norte argentina que tiene
un paisaje similar al pertenecer al Gran
Chaco compartido hoy día por Bolivia,
Argentina y Paraguay.
Para reproducir la “heroica contienda” del conflicto bélico, Demare contó
con instrumentos, materiales, vehículos
blindados, armas, uniformes y recursos
similares a los utilizados por los
paraguayos y bolivianos durante la
Guerra del Chaco. Las instituciones que
colaboraron con el director fueron la
Dirección General del Material del
Ejército de la Secretaría de Guerra; la
Dirección General de Intendencia; la
Secretaría de Aeronáutica; la Dirección
Provincial de Tucumán; así como la
Municipalidad de Río Hondo. Fue
filmada con la colaboración de
Aerotransportes Litoral Argentino S.A.
y del Club de Cazadores San Huberto,
el cual desde el año 1958 se dedica a la
pesca y a la pesca, ambos organismos
que ofrecieron recursos necesarios para
llevar adelante la reconstrucción de la
historia en pleno año 1961.
En el año 1961 la película recibió la
Perla del Cantábrico al mejor film en
10. Gutiérrez, Julio A. (1980), La Delegación Nacional del Gran Chaco (previsiones para su conservación y defensa),
Publicaciones de la Universidad Gabriel René Moreno, Santa Cruz de la Sierra, con prólogo de Mario Gutiérrez. Esta
obra incluye tres informes elaborados en diferentes momentos por Julio A. Gutiérrez: “Informe anual del Delegado
Nacional en el Gran Chaco, Villa Montes, 1926-1927”, pp. 15-77; “Oficios dirigidos al Ministerio de Colonias y otras
autoridades durante mi gestión como delegado nacional, en el Gran Chaco, desde abril de 1926 a julio de 1927”, pp.
80-143; “Colonización del Chaco y secularización de las misiones franciscanas, oficios del Dr. Julio A. Gutiérrez al
coronel Lanza, Ministro de Guerra y Colonización, La Paz, 12 de marzo y 12 de mayo de 1931”, pp. 145-200.
densidades nº 9 - mayo 2012
185
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
castellano en el marco del Festival
Internacional de San Sebastián. Lucas
Demare fue catalogado como mejor
director. Cabe señalar que Gori Muñoz
se encargó del diseño escenográfico,
Manuel Merino de la fotografía, y
Camilo Alcalá de la dirección general de
producción. En el film, Manuel Parada y
Demare compusieron una canción
guaraña titulada Noe Renda Pe Ayu, que
quedó a cargo de J. Asunción Flores en
la música, de M. Ortiz Guerrero en la
letra, y de Víctor Ibarra en el canto.
Dicha música acompaña la película en la
que actuó el español Francisco (Paco)
Rabal acompañado por la argentina
Olga Adela Zubarry (Zubarryain),
esposa de Juan Carlos Garate que se
desempeñaba como presidente de
“Argentina Sono Film S.A.C.I.”. María
Encarnación en Hijo de Hombre,
Magdalena en La Sed, fue interpretada
precisamente por Olga Zubarry quien,
gracias a la película, obtuvo el premio a
la mejor interpretación femenina en el
Festival de San Sebastián.
Además de actuar en importantes
películas, Lucas Demare dirigió filmes
históricos, entre ellos El cura gaucho
(1941), La Guerra Gaucha (1942) y
Zafra (1958). Finalmente, en La Sed
participaron Carlos Estrada, Jacinto
Herrera, Carlos Gómez, Rodolfo
Onetto, Vicente Ariño, Dora Ferreyro,
Manuel Roson, Adolfo García-Grau,
Rogelio Romano, Alberto Lares,
Alberto Rinaldi, Diego Marcotte, Jorge
Villalba, Claudio Lucero, Carlos
Dorrego, José María Salort, Héctor
Fuentes, Ricardo Jordán, Sergio
Vandes, Daniel Montalbán, Gladys
Muiño, Zulma Grey. Entre las mujeres,
Ana Grua, Susy Castell y Elena Pagès.
El personaje central de La Sed fue
caracterizado por el actor Paco Rabal
quien, nacido en el año 1926 en el
enclave murciano de Cuesta de Gos,
cerca de Águilas, y fallecido en el año
2001, fue investido doctor honoris causa
por la Universidad de Murcia en el año
1995. En todos esos años fue militante
del Partido Comunista de España11, y
recibió numerosos premios y reconocimientos gracias a significativas películas, entre ellas Los Santos Inocentes
(1984). En la década de 1950, Paco
Rabal se radicó en México donde
participó en las filmaciones de Luis
Buñuel, entre ellas la película Nazarín.
Triunfó también con Viridiana (1961) y
Belle de jour (1966), y encarnó la figura
de Ernesto Guevara en el film El `Che´
Guevara producido en el año 196812, es
decir, en la misma década en que
apareció el film La Sed. La carrera
cinematográfica de Rabal incluyó el
film que nos interesa analizar en este
artículo dedicado a la Guerra del Chaco,
que fue la terrible guerra latinoamericana del siglo XX.
11. Ossorio y Gallardo, Ángel (1940), Diccionario Político Español, histórico y biográfico, desde Carlos IV hasta
1936. Buenos Aires, Editorial Mundo Atlántico.
12. García Garzón, Juan Ignacio (2004), Paco Rabal: Aquí, un amigo. Madrid, EDAF, prólogo de Jaime de Armiñán y
epílogo de su hijo Benito Rabal, pp. 189-190.
186
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
Tras presentar la importancia del
transporte de agua a los soldados
paraguayos, en el capítulo Destinados
Roa Bastos reproduce el supuesto
diario personal de un teniente, escrito
los días 1, 6, 10 y 17 de enero; 3, 5, 20 y
29 de febrero; 20 y 23 de marzo; 14 de
mayo; 17 de junio; 3 y 5 de agosto,
cuando son trasladados al Chaco; 13 y
14 de agosto, cuando llegan al Km 145
de la empresa Carlos Casado S.A.; 20,
23, 25 y 31 de agosto en que aparece
mencionado el cabo Cristóbal Jara; y
especialmente todos los días entre el 7 y
el 29 de setiembre de 1932 que es
cuando fallecen los soldados por la sed.
De manera paralela, La Sed relata el
inicio de la guerra en la primavera del
año 1932, es decir, en pleno mes de
setiembre. De acuerdo al presentador
de la película, el conflicto no acabará al
llegar al verano, como puede verse en la
filmación de los pies de los soldados que
se desplazan en condiciones deplorables, heridos y agotados. Desde el
principio se alude a la importancia de los
fortine13 establecidos en el territorio en
disputa:
“Tenemos cercada la posición
Boquerón, uno de los principales fortines bolivianos. Sin embargo, parece que
no caerá nunca. El batallón animado
ha sido destinado a cubrir este sector.
Después de varias escaramuzas, hemos
perdido todo contacto con nuestras
líneas. No sabemos dónde estamos, ni
hacia dónde efectuar el repliegue.
Perdidos en el desierto, aislados en
tierra de nadie, se nos han agotado los
víveres, y el agua. Las patrullas destacadas en busca de auxilio, no han
regresado. La sed nos bloquea ahora, la
terrible muerte blanca del Chaco. En
pocos días hemos retrocedido millares
de años. Mientras esperamos el agua, si
es que llega, cavamos un pozo. Pero
todo es inútil. A medida que cavamos,
la tierra está más seca, impregnada sólo
por ese tufo a petróleo que parece ser el
olor característico del Chaco. El pozo
sólo ha servido para enterrar a los
muertos. Los nuestros y los que nos dejó
el enemigo”.
Tras esta descripción, teniendo como
fondo los pies, comienzan a mostrarse
los soldados sentados o caídos en la
tierra desértica. El teniente de la
División camina entre los soldados
fallecidos o deshidratados, y piensa que
el mundo se va borrando: “mis hombres
agonizan bestializados por el sufrimiento.
Duros y quietos se hinchan al sol, sin que
nadie se tome el trabajo de arrojarlos a un
pozo y cubrirlos con una capa de tierra.
Ya no hay diferencia entre vivos y
muertos”. Como última esperanza, el
teniente pide al sargento Mongelós que
se dirija de inmediato con dos
compañeros al mando de la División
para solicitar el envío de agua:
“Digan al Intendente que aquí
estamos encantados de la vida. Que esto
es como un veraneo, pero que un
13. Joy, Juan Carlos (1992), Los fortines de la guerra: toponimia chaqueña. Asunción, Editora Estudio Gráfico.
densidades nº 9 - mayo 2012
187
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
poquito de agua no nos vendría nada
mal. Usted es el jefe de la patrulla. Ya no
habrá otra. Tiene el tiempo justo para ir,
y si puede, volver con un camión
cisterna. Tal vez aguantemos dos o tres
días. Si llega antes, pues...el agua sólo
servirá para regar nuestros huesos. Ya
no tengo ni brújula. Se la llevaron los
otros. Bueno, muchachos, recojan sus
armas y en marcha”.
Para el teniente era la última
posibilidad de sobrevivir, y el sargento
prometió llegar a tiempo y conseguir
agua potable. La película muestra
entonces el camino seguido por los tres
soldados de la patrulla, uno de los cuales
cae. El acompañante dice “no viene
Benítez”. Va a buscarlo y lo encuentra
desfallecido por la falta de agua.
“Ánimo, muchacho, ánimo, arriba”. El
soldado que quedó atrás le dice “no
aguanto más. Mátame, hermano. No me
dejes así, mátame”. Sin mirar, el soldado
dispara y sale corriendo con
desesperación para encontrar las huellas
del sargento que continuó su camino
hacia la Primera División. En la
oscuridad, cae al suelo por la sed, coge
su arma y se dispara. En el capítulo
Destinados, Roa Bastos otorgó sentido
a la “muerte blanca” producida por la
sed, e hizo escribir al teniente sobre la
llegada del camión conducido por el
cabo Jara:
“Es preferible acabar de una
vez...pero ¡qué difícil es morir! Debo
ser casi eterno. He desenfundado la
pistola y arrancándome la cadenilla del
cuello la arrollé al caño hasta que la cruz
188
brilló sobre el metal pavonado. Cuando
la llevaba a la sien, en un movimiento
infinito, escuché aún los quejidos. Con
el resto de mis fuerzas, me arrastré hasta
la pesada. Empuñé el asa, oprimí el
disparador y haciendo girar el tubo
sobre el afuste, barrí el cañadón con
varias ráfagas, para acabar de limpiarlo
de esos quejidos de trasmundo. En el
silencio que siguió, oí el jadear de un
camión. Cada vez más próximo. El
camión ha aparecido por fin en la boca
de la picada. Es un camión
aguatero...en medio de una nube de
polvo, con las ruedas en llamas, el
camión ha avanzado zigzagueando por
el cañadón. He disparado también
sobre él varias ráfagas, toda la cinta, sin
poder pararlo, sin poder pararlo, sin
poder destruir ese monstruo de mi
propio delirio. Ha seguido avanzando
con el tanque bamboleante y las ruedas
en llamas, erizado de vívidos penachos
de agua, hasta embicar contra un árbol.
Está ahí...está llamándome”.
3. El inicio de la guerra: el capítulo
Misión
Pasados once minutos, la película La
Sed se centra en el capítulo Misión de la
obra escrita por Roa Bastos y titulada
Hijo de Hombre, que describe el
despliegue de soldados de la Primera
División, así como el diseño de toldos y
camiones. Entonces reclaman la
presencia del sargento Silvestre Aquino
en el despacho del responsable de la
Comandancia quien le comenta que
solicitan agua desde el Mando de la
División. Es urgente enviar a alguien en
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
una misión más que difícil al sur de
Boquerón. Al carecer de carretera, había
que atravesar las líneas enemigas para
llegar a los soldados paraguayos con el
convoy. El sargento Aquino acepta
transportar agua, pero es designado el
mejor de sus hombres, el cabo Cristóbal
Jara, para llevar agua a un batallón
aislado en el sur de Boquerón,
atravesando las líneas enemigas sin
carretera, a sabiendas de que “el que
vaya, es posible que no vuelva…es posible
que Jara no vuelva”.
En el hospital el sargento entrega la
orden al responsable del camión
sanitario que lleva la imagen de la Cruz
Roja, pero conserva el letrero “Panadería guaraní, Asunción Especialidad en
palitos y galletas con grasa” al costado
del ex furgón de reparto. Precisamente
junto al médico y las enfermeras se
encuentran soldados heridos, tirados en
el suelo, fallecidos... “Lo que no hay es
camión, éste es el único”, afirma uno de
los médicos que consulta al médico
López. Entonces, Silvestre Aquino
entra en el hospital de Isla Poi y se dirige
a hablar con la joven Magdalena
Riquelme (María Encarnación, según
Roa Bastos), que se desempeña como
enfermera voluntaria, cuyo apodo fue
Salu´i. Salu´i es el p ersonaje
representado por la argentina Olga
Zubarry, quien pregunta al sargento
Aquino si está herido, y éste contesta
irónicamente que no, que le gustaría,
pero no tendrá esa suerte. Él sabe que el
cabo Cristóbal Jara morirá en su intento
de llevar agua. Le comenta que está
densidades nº 9 - mayo 2012
buscando un camión sanitario para una
misión especial más allá de las líneas,
precisamente en Boquerón, que será
“con billete de ida, solamente”, a
sabiendas de que el responsable
fallecería al llegar a la zona. A unos
quince minutos de la película, Salu´i
señala irónicamente:“-Bonito viaje”.
En ese momento, el médico López le
pregunta al sargento quién se hará
responsable del camión con agua, y
Aquino contesta que será el cabo
Cristóbal Jara. Durante ese diálogo, lo
que muestra la película es a la enfermera
colocando una venda en la cabeza de un
soldado, quien consulta al sargento
“¿por qué mandan a Cristóbal?”, y
Aquino responde: “alguno tiene que ir”.
En la imagen observamos a varios
soldados cargando los camiones con
agua del río para salir a la medianoche, y
entonces aparece el cabo Cristóbal Jara
que se desplaza al despacho a analizar un
mapa del Chaco Boreal. El responsable
señala: “debe ser por ahí. En esta zona
debe estar el paso. Monte y desierto. Todo
el sector dominado por el enemigo. ¿Se
atreve?”.
Tras una respuesta positiva del cabo
Jara, el comandante le informa que
saldrá por la noche en el convoy del
sargento Aquino que se dirige al mando
de la División. Desde allí, Jara debía
seguir solo hacia Boquerón llevando
consigo agua para los soldados. Le
sugiere no pedir que vaya otro
voluntario sino alguien que el propio
cabo Jara sugiera. Jara se encuentra con
la enfermera Salu´i a quien le dice que
189
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
“está todo hablado”. Ella le comenta que
sabe que se va lejos, que necesitará un
camillero, y que quiere acompañarlo
como voluntaria. Él le dice: “no necesito
voluntarios, ni menos una mujer...no
quiero estorbos”. Salu´i le comunica a
una enfermera que quiere ir con Jara
porque “él no va a volver, sé que él no va a
volver”. Sabiendo que no se admitían
mujeres en este tipo de “misión
suicida”, se dirige al Dr. López y le pide
que la envíe como voluntaria en el
camión que va a atravesar las líneas. Él
sólo pregunta por qué quiere irse si es
necesaria donde está: “¿sabes de qué se
trata, a qué viene esto? ¿Ya te cansaste del
hospital?”. Ella considera que tiene que
estar “en otra parte”. El médico sólo le
pide que siente cabeza y que se quede
donde está.
Seguidamente, Aquino conversa con
el cabo Jara y le informa que él lo
designó sin saber dónde tenía que ir y
cuál era la actividad que debía realizar.
En ese momento, son bombardeados
desde dos aviones bolivianos. Aquino
da la orden de que los camiones sean
llevados al bosque. Las enfermeras y los
escasos médicos se encargan de salvar a
los supervivientes. Un soldado que
agoniza le pide a Salu´i que no lo deje, y
ella se da cuenta de que ya es medianoche y que el cabo Jara debe marchar.
Según Roa Bastos en Hijo de Hombre, el
muchacho esquelético se aferra a la
mano de Salu´i y murmura: “Mamá...mamaíta! ¡Anina chereyatei!”.
La joven cierra los ojos y “desde el fondo
de la muerte alguien la llamaba con ese
nombre, para ella fabuloso. La garra de
hueso y piel se aflojó. Sustrajo su mano
lentamente. Bajó los párpados sobre los
glóbulos vidriosos. Se fue rápidamente”.
Como vemos en La Sed, María
Encarnación acompaña al malherido
soldado hasta su muerte, que es cuando
ella escucha el sonido de los camiones
que deben marchar, uno de ellos
conducido por Cristóbal Jara.
Mientras tanto, los camioneros llevan
agua a la División y el convoy se topa
con Salu´i que le pide al sargento
Aquino que la suba a su camión. El
camión cisterna conducido por Jara
sigue a los cinco camiones del convoy
liderado por Aquino, pero el cabo no
consigue ver a Salu´i, a quien Aquino le
pregunta por qué decidió acompañarlos. Para ella, no había otra manera
aunque sabía que Jara prefería olvidarla.
Comienza a toser y Aquino le entrega
un pañuelo para que se cubra la cara
reconociendo que ella “no es mala
chica”. Entonces la película interrumpe
el relato sobre la Guerra del Chaco, y
reproduce el recuerdo de la paraguaya
Salu´i que era identificada como “mujer
indecente” por las “señoras decentes”
de Isla Poi14. El literato paraguayo Roa
Bastos incluye en el capítulo Misión
14. Cuando se inicia el conflicto, la sociedad civil se dirige hacia Puerto Casado en manos de la “Carlos Casado S.A.”,
véase Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2009), Lealtades firmes. Redes de sociabilidad y empresas en la Carlos
Casado S. A. entre Argentina y el Chaco paraguayo, 1860-1940. Madrid, CSIC.
190
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
precisamente la historia de María
Encarnación (Salu´i, “Pequeña-salud”),
que se vuelca a una “inconcebible
regeneración” gracias a la presencia de
Jara:
“Nadie sabía nada de ella, con alguna
certeza. Ni ella misma tal vez. Había
olvidado todo lo que estaba detrás.
Hasta su antiguo nombre, María
Encarnación. Corrían varias versiones
de su historia, ya integrada al folklore
de la base. Algunas hacían coincidir su
venida con la primera movilización del
28, en la caravana de mujeres que
llegaron siguiendo a sus hombres. Pero
entonces apenas debían de haberle
estado brotando los pechitos púberes...
lo cierto era que la guerra al fin le había
mudado de piel como el verano a las
víboras, justo cuando la luna de sangre
se levantaba cachorra sobre el horizonte
del Chaco”.
Siguiendo el recuerdo de Salu´i en el
film La Sed, al ver a Jara bajando de uno
de los camiones, Salu´i le pide hablar
por la noche, pero el cabo se retira sin
responder. Las compañeras comienzan
a reír y a burlarse de ella, tanto como las
“mujeres decentes”. Salu´i se dirige al
rancho donde se encuentra con algunos
soldados que le gritan que es guapa, y
ella les reitera que es muy temprano y
que la actividad será acompañada con
mucha música. Por la noche, el sargento
Aquino informa que irá a ver a Salu´i
con urgencia y todos ríen, menos Jara.
Le piden a Salu´i que salga del rancho
pero entonces ella comienza a gritar:
“¡Váyanse todos de aquí, váyanse!”. Se
densidades nº 9 - mayo 2012
mira al espejo y se dirige al hospital
sanitario de la Cruz Roja para solicitarle
al médico responsable que la incluya
para trabajar “de cualquier cosa”. Él le
informa que la población local será
evacuada y que debe retirarse antes del
inicio del conflicto bélico. Ante la
pregunta de si tiene familia y si trabaja
para el ejército, Salu´i declara que está
sola, que sabe hacer “todo y nada”, y que
por ello su intención es cambiar de vida
y colaborar con los soldados. El médico
responde que tratará de conseguir su
nombramiento porque “eso se puede,
muchacha, si se tiene voluntad”. Salu´i
mencionó entonces que su verdadero
nombre era Magdalena Riquelme, y el
médico concluyó que su apodo
representaba la “Pequeña-salud, bonito
nombre para una enfermera”. Magdalena
(María Encarnación) se despidió con un
“Dios se lo pague”.
Como vemos, en los últimos meses
del año 1932 se produce la transformación personal de Salu´i, convertida
definitivamente en María Encarnación
para Roa Bastos, y en Magdalena para
Demare. Después de aquel recuerdo
que tuvo la propia Salu´i en el primer
camión conducido por Aquino (un
vehículo que hasta entonces se dedicaba
al reparto de vino y que incluía el
mensaje “me gustan todas”), se escucha
el bombardeo. Se observa que el quinto
camión, transportado por el cabo Jara,
ya no se encontraba en el grupo.
Entrando en la Garganta del Tigre para
pasar al desfiladero, son bombardeados
desde un avión boliviano que consigue
191
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
destrozar el tanque de agua de uno de
los camiones. El cabo Jara, mientras
tanto, consigue componer la rueda del
camión que lleva el cartel Panadería
Guaraní de la ciudad de Asunción. El
convoy comienza a perder el agua.
Salu´i se entera entonces de que el
camión a cargo de Aquino lleva bombas
que pueden estallar en cualquier
momento. Para demostrar su valentía y
su cambio de vida, decide acercarse al
camión y apartar las peligrosas bombas
que podían explotar. “¿Por qué hiciste
eso? Aquí yo ordeno lo que hay que hacer.
Anda para el camión”, señala el sargento
mientras se da cuenta de que el cobarde
Otazú se había escondido. La
conclusión de Aquino señala que la
joven, enamorada de Cristóbal Jara o
Kiritó, deja de ser Salu´i: “ese amor te
convierte en otra mujer, has cambiado de
vida, te cambia por completo. Estás
naciendo de nuevo, Magdalena”.
Mientras tanto, el sargento se da
cuenta de que su camión tiene una
espoleta, un dispositivo integrado en un
proyectil que los bolivianos dispararon
desde el avión y que puede iniciar la
detonación de su carga. Como escribió
Roa Bastos en el capítulo Misión, el
sargento observa un bulto oscuro y
cilíndrico que era una bomba que había
caído sin estallar. Aquino intenta
extraerlo, pero fallece al explotar su
camión. Es el cabo Jara quien da la orden
de continuar con la marcha,
sustituyendo así al sargento Aquino que
es enterrado en la zona junto a otros dos
soldados. Antes de partir, Salu´i se
192
despide de las tres cruces confeccionadas con madera de la zona, mientras el
cabo Jara recoge la gorra de Aquino y
dice: “sube a mi camión”. Su camión que
lleva la inscripción Ladrillería, también
aporta el mensaje “Soy lento, pero
seguro”.
En un viaje desgraciado por tener la
“muerte delante”, los conductores de los
camiones afirman que la causa del
desastre es la presencia de Salu´i “que se
hace la santurrona”, al decidirse a
acompañarlos. Otazú y su compañero,
que ahora utilizan el camión de Aquino,
se plantean escapar del triste fin que les
espera, y huyen tras dejar caer parte del
agua que transportaban para los
soldados paraguayos. En el puesto de
mando de la Primera División, los
conductores de los camiones se dan
cuenta de la ausencia de Otazú. El cabo
Jara, Magdalena y dos soldados más
siguen el camino para llevar el resto de
agua a la zona de frontera. Poco después
se encuentran con soldados paraguayos
que atacan el camión para beber el agua.
Herido en su mano, y apuntado por uno
de sus compañeros, el cabo Jara grita:
“montón de cobardes. No parecéis
paraguayos. Ni sabéis morir en vuestros
puestos”. Por la noche descansan.
Magdalena y Cristóbal Jara conversan
sobre su triste relación amorosa. Según
ella, nunca es tarde para cambiar de vida,
aunque con el alba les espera la muerte.
Frente a Jara que sólo quería cumplir
con su misión, la joven se refiere al
milagro de que “ocurra algo imposible,
eso que sólo Dios puede hacer”:
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
“Antes de morir, Aquino me dijo que
estaba naciendo de nuevo. Tal vez tenía
razón. Si estoy aquí a tu lado, algo me
dice que será por última vez. Quizás no
sea posible empezar de nuevo, pero sí
acabar juntos el camino. Porque de
repente uno aprende que ha nacido para
algo, y siente miedo. Sí, un miedo
tremendo de no merecer todo esto”.
4. “La Guerra se nos viene encima”:
agua y petróleo
El film La Sed ha sido analizado por su
vinculación con las relaciones de poder,
de dominio, resistencia y lucha para
garantizar el recurso del agua dulce en el
litoral argentino. Según Andrés Fluxa,
la historia del Cabo Jara y de la joven
Salu`í constituye un fragmento del
libro Hijo del Hombre de Roa Bastos15,
pero la película amplía el panorama al
tener cierta similitud con el film francoitaliano El salario del miedo dirigido en
el año 1953 por Henri-Georges
Clouzot gracias a la novela de Georges
Arnaud editada en 1950. Dicha obra
trata sobre dos camiones de una compañía estadounidense que cumplen la tarea
de trasladar nitroglicerina a un pozo
petrolero incendiado en Sudamérica
para apagar el fuego. Según Fluxa, ambas películas marcan el éxito que ha
tenido la modernidad al forjar un humano sumiso, obediente, sacrificado y
suicida, que llega al final tanto en el
trabajo como en la guerra, tanto sea por
necesidad o por honor, por dinero o por
16
la patria .
En La Sed, los dos soldados que
acompañan al cabo Jara (Rivas y Otazú)
provienen del poblado Sapukai. Ambos
soldados dialogan en el film antes de
decidir huir con su camión, aprovechando que venían en la cola del
convoy:
“-Puede que sea nuestra última
cena... parece que va a ser larga esta
guerra.
-Apenas empezó.
-Lejos hemos venido a nuestro
entierro. Yo no sé leer ni escribir, soy un
ignorante. Pero me huelo que algo anda
mal. ¿Por qué esta matanza?
-Hemos venido a morir por la patria.
-¿Y el enemigo?
- También.
-Entonces, este maldito desierto
reventando petróleo y que llaman
Chaco ¿de quién es?
-Vaya uno a saber. Para mí es de los
que arman la guerra.
-Yo los hubiera puesto a ellos a pelear.
-Duerme, hombre, y sueña con eso”.
El cabo Jara, herido y magullado,
continúa el camino con el agua que le
15. Sicard, Alain y Moreno, Fernando (coord.) (1992), En torno a Hijo de Hombre. Poitiers, Centre de Recherches
Latino-Américaines, Université de Poitiers.
16. Fluxa, Andrés (2009), “La guerra de la sed”, en Di Prinzio, Osvaldo Ronal (et.al.), Cine y agua: en defensa del
Acuífero Guaraní y sus pueblos. Rosario, Ciudad Gótica, Nº 10, pp. 79-88, prólogo de Miguel Catalá y postfacio de
Fernando “Pino” Solanas.
densidades nº 9 - mayo 2012
193
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
queda en el camión, convencido de que
debía llegar con urgencia a los soldados
de la División. Junto a dos compañeros
(Mongelós y Gamarra) y Salu´i, el cabo
se dirige a la boca del desfiladero.
Encuentran en el camino al soldado
paraguayo que se había suicidado por la
falta de agua, así como a una tropa
vencida en Boquerón que los ataca. En
ese momento son atacados por un
grupo de bolivianos que sienten un gran
temor frente a los “pilas”. Como relata
Roa Bastos en Hijo de Hombre:
“Los agresores llegaron a rebato, en
una batahola de tiros y alaridos. Sus
zapatones pasaron rozando la
ensangrentada mano de Cristóbal. Se
precipitaron sobre el grifo en un
demente forcejeo de caras, manos y
bocas ululantes, disputándose el chorro
a dentelladas, a arañazos, a culatazos.
Los más impacientes balearon el tanque, que empezó a soltar enrulados
chorritos a través de los cueros.
-¡Pronto..., apúrense! ¡Rápido..., que
van a aparecer los pilas!...-gritó alguien
con presillas de suboficial, en el remolino de espectros feroces. No lo oyeron.
Los dientes crujían sobre el bronce en el
sordo y epiléptico jadear de los
cuerpos”.
Huyen después de llenar las cantimploras. Asesinados tanto Mongelós
como Gamarra, el malherido cabo Jara
decide conducir el camión cisterna
junto a Salu´i: “no puedo perder tiempo,
tengo que llegar, tengo que llegar”. Le
pide a Salu´i que ligue con alambres su
mano izquierda a los cambios y su mano
194
derecha al volante del camión, que
ponga en funcionamiento el vehículo, y
que lo acompañe a la División. Saluí
amarra la muñeca a la palanca con
ligaduras de alambre, cumple con el
pedido de Jara, pero cae por los disparos
recibidos. Roa Bastos escribe:
“Sus movimientos se iban
debilitando. De tanto en tanto, la
sacudían convulsivos temblores. Llegó
un instante en que se detuvo, pasándose
la mano por los ojos, como
despegándose un vahido.
-¡Pronto! –la urgió, con cierta
brusquedad.
Se apresuró a concluir la atadura.
Cortó el alambre y remató las puntas.
Entonces su mano se demoró un
segundo sobre la mano vendada de
Cristóbal, cerrando los ojos, como si se
despidiera.
-¡Subí, vamos! –ordenó él, sin
mirarla, pisando el botón de arranque”.
Salu´i se desploma de bruces al
costado del camión. Cristóbal saca la
cabeza y la mira. La Sed muestra a Jara
gritando: “-¡Magdalena! ¡Salu´i!”. Ella
contesta: “sigue tú Cristóbal. El agua
tiene que llegar”. Roa Bastos elige una
definición personal distinta al describir
la reacción de Jara ante la muerte de
María Encarnación:
“Por primera vez vio el manchón que
ahora cubría toda la espalda y le inflaba
un globito rosáceo cerca de un hombro,
bajo la empapada tela de la chompa. Un
estupor doloroso desencajó aún más sus
facciones. Por primera vez pareció
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
vacilar. Fue tan hondo y desamparado
su gesto, que mostró hasta el hueso cómo
vacilaba por primera vez en su vida,
mordido por ese dilema para el que no
había opción. El tiempo volaba. Él
estaba atado al camión. Ella, a la tierra,
por su agonía”.
Desesperado, Jara conduce el camión
a la zona en la que se encuentra el
teniente, deshidratado, a punto de
suicidarse, a quien los supervivientes
solicitan que los mate: “máteme,
teniente, no puedo más”. El teniente
cumple y dispara. En ese momento el
cabo llega con el agua y fallece, rodeado
de soldados desparramados en el
Chaco. El teniente, único superviviente, cubre a Jara con tierra y clava una
cruz de madera. Un año antes de la
filmación de La Sed, Roa Bastos dio
otro final refiriéndose al sacrificio de
Jara:
“En un esfuerzo sobrehumano,
Cristóbal apretó y soltó los pedales
suavemente…un rato después entraba
en el cañadón, aparentemente abandonado. Avanzó a la deriva con las ruedas
en llamas, bamboleando por entre las
armas y bagajes y los bultos esparcidos
bajo los árboles calcinados…. al chocar
contra un árbol se detuvo. Un gran
chorro de agua saltó por la boca del
tanque sobre las llamaradas que
llenaban de sombras el cañadón de
nuevo silencioso. La bocina empezó a
sonar, trompeteando largamente,
inacabablemente. El camionero estaba
caído de bruces sobre el volante, en la
actitud de un breve descanso”.
Cristóbal Jara, hijo de Casiano Jara y
de Natividad, representa a Cristo Jesús
en su última cena17. Este relato literario,
así como las imágenes cinematográficas, reproducen la iconografía fotográfica construida por el capitán voluntario
Carlos de Sanctis durante los últimos
meses del año 1932, así como la
descripción que hizo el coronel Carlos
José Fernández en La Guerra del Chaco,
obra editada en 1956 en la capital
argentina. Al igual que Augusto Roa
Bastos, Fernández y de Sanctis abordan
el conflicto bélico antes de su declaración formal producida el 10 de mayo de
1933, y describen la marcha por la zona
de fortines así como las peripecias de los
médicos, enfermeros y enfermeras, así
como voluntarios, que colaboraron con
el ejército paraguayo.
Como responsable del hospital de
sangre, de Sanctis escribió que “el rudo
batallar en el corazón de la selva” parte
de la tropa, junto a la difícil vida de
campaña en las tierras chaqueñas,
merecían un “análisis visual”. Como
dijimos más arriba, la obra que Carlos
de Sanctis denominó ESTO ES LA
GUERRA!, ó la colección fotográfica
17. Audubert, Rosa (2002), “El estigma de la cruz en `Hijo de hombre´ de Augusto Roa Bastos”, Espéculo. Revista de
Estudios Literarios. Universidad Complutense de Madrid, nº 19 y nº 21, primera y segunda parte; Serra, María
Verónica (2006), “Bilingüismo y dualidad en `Hijo de hombre´ de Augusto Roa Bastos”, Espéculo. Revista de
estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, nº 32.
densidades nº 9 - mayo 2012
195
Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
Mi campaña en el Chaco, álbum de
fotografías explicadas (1932-1933).
médico se lamentó por no poder
hacernos oír el ruido de las bombas “con
heridos destrozados, con cadáveres
horribles, donde sólo falta el olor
nauseabundo, el mosquito que aguijonea
y el silbido de las balas, para conseguir
una impresión real de un frente de
batalla”. Compuesta por tres álbumes
formados por un total de doce
capítulos, las imágenes fotográficas
ofrecen pistas para comprenderla
manera en que el Estado y la Nación
paraguaya se abrieron paso hacia el
occidente del río Paraguay antes de la
declaración formal del conflicto bélico
producido, como he mencionado más
arriba, el 10 de mayo de 1933. La imagen
fotográfica del momento, a diferencia
de un film elaborado tres décadas
después de la firma del Tratado de Paz,
Amistad y Límites entre Bolivia y
Paraguay, es una prueba pero también
un instrumento discursivo que
acompaña al ejército -y con él, al Estado
Nacional paraguayo- en su política de
integración y unificación territorial. Las
fotografías reconstruyen parte de la
penetración chaqueña, la cual fue
efectuada por actores que expandieron
de manera “envolvente” un nuevo
poder sobre las poblaciones indígenas.
Las imágenes certifican la asimetría, la
jerarquía y la fuerza de una potencia
estatal que gesta nuevas relaciones
sociales de poder18.
El primer capítulo del primer álbum se
titula “el frente, desde Rosario hasta
Asunción y desde Asunción hasta
Puerto Casado”, y representa el
desembarco de tropas en el Chaco
Boreal. El segundo está dedicado a la
sede del comando del ejército
paraguayo, lleva por título “Puerto
Casado: la toldería de indios”, y
describe las condiciones de vida de la
comunidad maskoy-sanapaná que
residía a poca distancia de la fábrica
taninera. El tercer capítulo “Puerto
Casado hasta el Fortín Boquerón”, así
como el cuarto capítulo “el Fortín
Boquerón hasta el Fortín Alihuatá”,
relatan las dificultades de la marcha
hacia el frente en Boquerón y Saavedra
19
entre octubre y noviembre de 1932 .
El segundo álbum lleva un importante
título general denominado “el frente”,
que describe la entrada en Saavedra y la
tarea desarrollada por el médico Carlos
de Sanctis y sus colaboradores. Es una
de las fuentes documentales más importantes si la pretensión es contrastar el
mensaje del médico de Sanctis con la
literatura que tres décadas después dejó
18. Braunstein, José y Meichtry, Norma (ed.) (2008), Liderazgo, representatividad y control social en el Gran
Chaco. Corrientes, Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste.
19. En ese momento, los sectores central y sur pretendían alcanzar el río Pilcomayo por el fortín Muñoz cortando las
comunicaciones bolivianas por Platanillos hacia Ballivián; AGHRE del MRECH: Oficio Confidencial nº 70 del 10 de
noviembre de 1932, Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay y Encargado de
Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP), al MRECH (MRECH de 02-01-1932 a 31-121932, volumen 1.321).
196
densidades nº 9 - mayo 2012
Gabriela Dalla-Corte Caballero
el escritor Augusto Roa Bastos en Hijo
de Hombre. A través del quinto capítulo
titulado “División del Ejército
Paraguayo en los Campos de Saavedra”,
podemos seguir el trayecto de las tropas
desde Punta Riel, el extremo del
ferrocarril de la empresa Carlos Casado
S.A. ubicado en el Kilómetro 145, hasta
Saavedra que fue el sitio más avanzado al
que llegó el ejército paraguayo20. Los
fortines Palo Santo, Casanillo, Pozo
Azul, Campo Esperanza, Isla Poi (Plaza
Militar), Arce y Alihuatá (Mayor
Ruperto Centeno), son descriptos en el
sexto capítulo llamado “Vida de
campaña en el frente”. Cerca de Isla
21
Poi , la primera división fue atacada por
escuadrillas aéreas enemigas y las
fotografías tomadas por el médico
aparecen en el séptimo capítulo titulado
“Bombardeos aéreos”, el cual reseña los
movimientos de tropas que afectaban a
las colonias mennonitas en el sector
Casado-Sastre. La falta de agua, el uso
de pahuiches, los improvisados hospitales de campaña, son temas del octavo
capítulo llamado “La sanidad militar
durante la batalla”, el cual incluye el
brazalete de la Sanidad Militar con el
sello de la Cruz Roja Paraguaya,
imágenes de los paquetes de curación y
del traslado de heridos, soldados
fotografiados mientras eran amputados, semblantes sufrientes, cadáveres
abandonados en un Chaco inhóspito y
desconocido. Es precisamente este
segundo volumen fotográfico de Carlos
de Sanctis el que representa gran parte
de la producción cinematográfica de
Lucas Demare.
El tercer álbum de ESTO ES LA
GUERRA! contiene cuatro capítulos
que cierran la organización de los doce
apartados de Mi campaña en el Chaco,
álbum de fotografías explicadas (19321933). El capítulo nueve comienza con
la frase “el Campo Jordán, el ataque
boliviano del 27 de diciembre de 1932”.
Las cartas requisadas a los cadáveres
bolivianos en el Cañadón de la Muerte,
así como recortes periodísticos, cánticos patrióticos, proclamas, ofrendas
espirituales y telegramas, acompañan el
relato que de Sanctis hace de la tarea
asumida por los capellanes. El cura
párroco de Caraguatay, Sixto Zenón
Ferreyra, ofrece ceremonias religiosas
para levantar el ánimo de la tropa. El
décimo capítulo fue denominado “de
artillería. Navidad y Año Nuevo en el
20. Sobre el interés en el papel cumplido por los fortines como símbolo y garantía de ocupación efectiva, véase
AGHRE del MRECH: Telegrama nº 2 del 3 de enero de 1932, Legación de Chile en Paraguay (LChP) a Carlos
Balmaceda Saavedra, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile entre 1931 y 1932 (MRECH, 02-01-1932 a 31-121932, volumen 1.321).
21. Este fortín ya había sido atacado en 1930; volvió a ser bombardeado en febrero de 1933. Véase AGHRE del
MRECH: Oficio Confidencial nº 15 del 12 de mayo de 1930 del MRECH (Barros) a Gonzalo Montt Rivas, Encargado de
Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP) (MRECH 04-01-1930 a 31-12-1931, volumen
1.241-C). También Telegrama nº 33 del 3 de febrero de 1933, de Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de
Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP) a Miguel
Cruchaga Tocornal, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile entre 1932 y 1937 del MRECH (MRECH del 02-011933 a 31-12-1933, volumen 1.343).
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Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
frente”, el cual retrata la vida en la línea
de fuego entre Alihuatá y el fortín
Saavedra, y enseña la vestimenta
desgastada, los animales de carga y el
tipo de armas transportadas por unos
soldados extremadamente delgados. La
“rudeza de la vida de campaña hace
perder la estética y el cuidado personal”,
señaló de Sanctis en una imagen tomada
a finales de 1932 durante los enfrentamientos en Saavedra que inaugura el
capítulo once sobre“El regreso desde el
Cañadón de la Muerte hasta el Río
Paraguay”. Finalmente, el último
capítulo llamado “el infierno del Chaco
hasta la perla del Atlántico”, contrasta la
cruda vida chaqueña con la placentera
existencia en una ciudad turística como
Mar del Plata en la que el médico se
refugió a inicios de 1933 para sobreponerse de sus vivencias paraguayas22.
Ahora bien, el coronel Carlos José
Fernández reprodujo textualmente el
informe elaborado por el médico Carlos
de Sanctis y titulado “El Servicio
Sanitario de la Primera División durante
las acciones de Saavedra, diciembre de
1932”, quien precisamente fue
destinado a la División Primera. En la
introducción del texto, Fernández se
refirió al “distinguido médico rosarino”
que había decidido cerrar su consultorio
en Rosario, y colaborar con el ejército
“por simpatizar por la causa paraguaya, y
por una viva curiosidad de comprobar o
rectificar la verdad sobre el heroísmo
paraguayo mencionado por escritores
nacionales y algunos extranjeros, a raíz de
la guerra de 1865-1870 contra la Triple
Alianza”. Su objetivo era, según
Fernández, “ofrecer sus servicios
profesionales a la Sanidad Militar en
Campaña, pues deseaba actuar en el
mismo teatro de las operaciones”. En esos
clamorosos sitios bélicos, el propio
coronel describió que visitaba a los
heridos procedentes de la primera línea
con el propósito de alentarlos con su
presencia “y recoger al mismo tiempo
noticias directas sobre la marcha y
desarrollo del combate y la conducta de
los combatientes”. Fernández describió
al “bautismo de guerra” que de Sanctis
sufrió al llegar a Villa Militar, así como el
“verdadero bautismo de fuego” que se
produjo durante el bombardeo de la
aviación boliviana del 1 de diciembre de
1932 en los cañadones de Saavedra, y
entonces observó que, durante los diez
días de combate de la ofensiva paraguaya, el médico “operaba cuando era
necesario, bajo el fuego enemigo, con la
23
serenidad de un curtido veterano” .
El relato que nos dejó Carlos de
Sanctis a través del informe sobre “El
Servicio Sanitario de la Primera
División durante las acciones de
Saavedra”, merece un interés especial ya
22. Dalla-Corte Caballero/, Gabriela (2010), La guerra del Chaco. Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. La
crónica fotográfica de Carlos de Sanctis. Rosario, Prohistoria Ediciones / Taller de Estudios e Investigaciones
Andino Amazónicos (TEIAA), reedición de la obra en Asunción, Librería Intercontinental, 2010.
23. Fernández, Carlos José (Coronel S. R.) (1956), La guerra del Chaco. Buenos Aires, Talleres de Impresora Oeste,
volumen II, Saavedra, pp. 125-126.
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Gabriela Dalla-Corte Caballero
que define buena parte del contenido de
la obra de Roa Bastos. Según de Sanctis,
el gobierno paraguayo denominó
“ambulancia divisionaria” al “hospital
móvil” que siguió a la tropa en campaña,
emplazando la instalación sanitaria
próxima a la Intendencia del Comando
del Grupo II de Artillería. Dicha
ambulancia fue integrada por el médico
titular, capitán Alejandro Melgarejo, y
por el propio de Sanctis; los odontólogos Julio Ramírez P. y Ernesto
Espíndola; los practicantes estudiantes
de medicina Augusto H. Da Ponte y
Marcos Villamayor; y colaboraron
también dos soldados que fueron
improvisados como enfermeros en
campaña. Seguidamente, de Sanctis
otorga sentido a las circunstancias vividas, que luego aparecerán en el film La
Sed, la cual retoma la descripción de Roa
Bastos:
“Transportados por camiones o por
los camilleros los graves, secundados
por sus compañeros otros o caminando
lentamente los que pueden hacerlo,
llegan los muchachos a la Sanidad con
brazos o piernas fracturados, sangrando
unos, delirando los heridos de cerebro,
pálidos y desfallecientes los que acusan
hemorragias internas, jadeantes y
ansiosos de aire los heridos de pulmón,
terrosa la cara del peritoneal, con la
nariz afilada, con los ojos cercados de
negro y la inteligencia intacta,
sintiéndose morir. Mi colega Melgarejo
está en todas partes; los dentistas
Ramírez y Espíndola dan anestesia
general, secundan, llevan control de
entradas y salidas. Los practicantes da
Ponte y Villamayor se multiplican, los
enfermeros, camilleros y ordenanzas
tratan de cooperar en lo que más
pueden. Mi asistente, Julio Ramírez
Godoy, ordenanza del Banco Germánico, bueno y servicial, es incansable”.
El material de trabajo de Carlos de
Sanctis fue una mesa hospitalaria de
curaciones, y otra pequeña para los
apósitos, antisépticos e instrumental.
Contó con pinzas de disección, agujas
de sutura, y alcohol para quemar y
esterilizar las tijeras. Junto a Alejandro
Melgarejo elaboró el 17 de diciembre de
1932 un informe médico que le solicitó
el propio jefe coronel José Félix
Estigarribia en el que ambos describieron el estado físico de los soldados:
“nuestros soldados están flacos, demacrados, indumentaria hecha girones, los
movimientos de brazos y piernas lentos,
ahorrando energías no por indolencia,
sino por falta de fuerzas”. Quizás las
terribles experiencias durante la guerra
hicieron que de Sanctis asumiera un
gran interés por los caballos24. Finalmente, el capitán sanitario describió que
la farmacia sólo contaba con éter
24. El Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc de la ciudad de Rosario conserva las siguientes obras de Carlos de
Sanctis elaboradas después de la Guerra del Chaco para fomentar el Club Hípico General San Martín: “Capacidad y
aptitud del caballo de silla tipo guerra en la natación”, 1940; “Cruce a caballo del lago San Roque”, 1940; “Capacidad y
aptitudes del mestizo de guerra, tipo de requisición en la llanura”, 1940; “La conducción fisiológica del caballo en las
marchas de resistencia”, 1940; “El caballo agotado en las marchas de resistencia”, 1941; “Marcha experimental a
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Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
anestésico, inyectables sedantes y
cardio-tónicos de la solución Dakin
Carrel, así como tintura de yodo, agua
oxigenada, comprimidos y sal inglesa, y
señala carencia de camillas y la
importancia de los pahuiches bolivianos
y de los tuca-tucas paraguayos:
“Señalado el lugar, empieza la labor de
los machetes derribando ramas, abriendo
picadas y pequeños claros en el monte,
tratando dentro de lo posible queden
ocultos a la observación de los aviones.
En este escenario selvático, en la maraña
por consiguiente, se improvisa sin carpa, a
la intemperie, ‘la sala de operaciones’, y se
prepara el alojamiento para heridos y
enfermos, en camillas los menos, en el
suelo la mayoría, cuando la afluencia es
grande. Es necesario que nuestros asistentes sean amigos de los asistentes del
Comando, medio práctico de servicios de
informaciones para obtener por anticipado noticias confidenciales sobre la
situación. Para protección contra artillería y bombardeos aéreos, los pahuiches
bolivianos abandonados en sus repliegues
o los tuca-tucas de las tropas muestran que
se desplazan; de no ser así, ninguno por
falta de picos y palas, que cuando se
disponen son facilitados por el Comando,
en general para cavar sepulturas”.
De Sanctis reconoció que “dos veces he
temblado de miedo, como otros
camaradas”, y señaló que no había
abandonado su cámara fotográfica “ni
en los momentos de mayor apremio”, que
daba a conocer su trabajo como médico
voluntario, para contribuir “a hacer obra
de paz, llevando a las conciencias el
horror de la guerra”. La fotografía
transmite, hace saber, da a conocer un
sentido, visibiliza un suceso y se
consolida como una evidencia del
entorno en transformación. Emerge
como demostración de una verdad
personal e íntima pero al mismo tiempo
pública. El médico se atribuyó a sí
mismo un temperamento positivista,
realista y ateo, y lo justificó con
singulares advertencias tales como:
“una lente de aumento permitirá apreciar
algunos detalles realmente interesantes de
éstas fotos que yo he tomado personalmente”.
5. Conclusiones
El análisis de las descripciones que
dejaron el coronel Carlos José
Fernández en La Guerra del Chaco y el
médico Carlos de Sanctis en ESTO ES
LA GUERRA!, permite reconstruir el
mensaje de quienes compartieron sus
escritos, sus experiencias y sus imágenes fotográficas con Augusto Roa
Bastos, todo ello en la ciudad de Buenos
Aires y en los años previos a la aparición
de Hijo de Hombre. Lucas Demare
caballo en la arena”, 1941; “Marcha a caballo Rosario-Buenos Aires”, 1941; “Anotaciones al margen de la Quinta gran
Marcha hípica Anual, Campeonato Argentino”, 1945; “Tratados fonoradiográficos de los caballos participantes en la
marcha experimental, Rosario-Casilda-Rosario”, 1940; “Prueba de Cross-country”, 1946. También produjo los
álbumes fotográficos: “Raid a caballo San Lorenzo-Buenos Aires”, 1935; “Trabajos sobre hipismo 1937-1942”, 1942;
“Marcha de resistencia a caballo. Capacidad del mestizo de silla tipo de arma, del litoral, en el cruce de ríos, montañas
y arena”, 1941.
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Gabriela Dalla-Corte Caballero
expresó de manera cinematográfica el
impulso otorgado por el literato
paraguayo a los últimos meses del año
1932.
En el informe que Carlos de Sanctis
entregó al coronel Fernández en
diciembre de 1932, la guerra es descripta
“con sacrificio y pobreza, y que los
paraguayos soportan con resignación y
patriotismo”. Para él, “la Sanidad es el
primer tributo que la patria rinde al caído
en su defensa”, y señaló que “una
pequeña bandera blanca con la cruz roja a
la entrada de una picada señala a los
beneméritos conductores de camiones y a
los esforzados camilleros la proximidad
del puesto sanitario”. Precisamente
fueron las mismas palabras que Roa
Bastos reprodujo en 1960 en Hijo de
Hombre, así como el relato que de
Sanctis dejó sobre el comportamiento
de sus compañeros ante la llegada de
aviones bolivianos:
“La carga humana no tarda en llegar,
polvorienta, sangrante, exhausta,
sedienta, mientras el ruido de la batalla,
mezcla de estampidos diversos, se
intensifica o disminuye... En tanto, la
aviación enemiga explora todo el sector,
tranquilamente, confiada en la falta de
rivales en el aire, apenas perseguidos
por algunos fusiles ametralladoras.
Tratan de observar y localizar objetivos
y lanzar sus cargas cuyos chirridos al
rasgar el aire permiten escasos segundos
durante nuestra tarea para echar cuerpo
a tierra, arrojarse en improvisados
refugios a cubrirse detrás de un árbol y
de inmediato volver a nuestros
heridos... Guardo abundante material
fotográfico obtenido personalmente,
documentación fehaciente de este relato
sobre el desempeño de la Sanidad en
esta época de la guerra en la que el
sufrimiento de una generación servirá
para la previsión futura”25.
Tras el cese de hostilidades, Bolivia y
Paraguay pusieron fin a la cruenta
guerra del Chaco en julio de 1938
firmando el Tratado de Paz, Amistad y
Límites que previó la conformación de
una Comisión Mixta Demarcadora de
Límites. Militares, misioneros y capellanes, médicos y enfermeras de la Cruz
Roja Paraguaya, institucionalizaron la
ocupación del Chaco Boreal en el
proceso de territorialización nacional.
La extensa y extraordinaria colección
fotográfica de Carlos de Sanctis permite
entender la manera en que el Chaco
Boreal fue ocupado por los ejércitos en
pugna a través de una guerra moderna26,
conflicto que territorializó el espacio
haciendo jugar las categorías de frente y
25. De Sanctis, Carlos (1932), “El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra,
diciembre de 1932, por el Capitán Honoris Causa doctor Carlos de Sanctis”, informe presentado al teniente coronel
Carlos José Fernández, reproducido en Fernández, Carlos José (Coronel S. R.) (1956), La guerra del Chaco. Buenos
Aires, Talleres de Impresora Oeste, volumen II, Saavedra, pp. 126-131 y pp. 207-209.
26. Hughes, Matthew (2005), “Logistics and the Chaco War: Bolivia versus Paraguay, 1932-1935”, The Journal of
Military History, Society for Military History, volume 69, Number 2, April, pp. 411-437; Mondain, Pierre (1982), “La
guerre du Chaco: Paraguay contre Bolivie (1932-35)”, Revue Historique, 267/1 (Jan-Mar), p. 43.
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Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´...
frontera e imponiendo una nueva
relación con los indígenas chaqueños
que a partir de Puerto Casado sólo son
mencionados como baqueanos y
criollos, miembros indiscutibles de la
nación27. Recordemos que dicho Puerto
Casado fue creado por el español Carlos
Casado del Alisal a finales del siglo
XIX. La propiedad adquirida de manera
ilegal, en el siglo XX quedó en manos de
la sociedad anónima Carlos Casado, de
la orden salesiana y de los indígenas. Si
bien la posibilidad de encontrar
petróleo en el Chaco Boreal fue la causa
de la guerra entre Bolivia y Paraguay, la
lucha representó la competencia entre
la Standard Oil Company y la Royal
Dutch Shell, y la necesidad boliviana de
acceder al sistema de navegación fluvial
del Plata. En el caso paraguayo, el
gobierno tuvo que pactar con los
propietarios de las tierras chaqueñas
que habían adquirido miles de hectáreas
en la década de 1880. El contacto
principal fue precisamente la empresa
taninera de la familia Casado-Sastre28.
Después de la guerra, el coronel
Carlos José Fernández y el médico
Carlos de Sanctis publicaron sus
testimonios y resguardaron las
imágenes fotográficas sobre la conducción del ejército paraguayo, con el
objetivo de historiar el enfrentamiento
29
armado de los últimos meses de 1932 .
El Chaco Boreal se acabó de delimitar
30
en el año 1935 . Tras el cese de
hostilidades, los gobiernos de Bolivia y
Paraguay pusieron fin a la cruenta
guerra en el mes de julio de 1938 al
firmar el Tratado de Paz, Amistad y
Límites que previó la formación de una
Comisión Mixta Demarcadora de
Límites. Durante esos meses en que de
Sanctis permaneció en el Chaco, el
responsable principal del conflicto
bélico fue el jefe coronel José Félix
31
Estigarribia . En virtud de los estrechos
vínculos que Carlos de Sanctis mantuvo
con los miembros más destacados del
Partido Liberal paraguayo, el mariscal
Estigarribia reconoció sus méritos
militares y lo condecoró con la Cruz del
Defensor del Chaco el 21 de diciembre
32
de 1939 .
27.Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2008), “Puerto Casado: construcción del espacio local y empresas extractivas en
el contexto de la Guerra del Chaco”. En: Dalla-Corte Caballero, Gabriela (et. al.), Poder local y poder global en
América. Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona, pp. 363-377.
28. Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2012), Empresas y Tierras de Carlos Casado en el Chaco Paraguayo. Historias,
negocios y guerras (1860-1940). Asunción, Editorial Intercontinental.
29. Antezana Villagrán, Jorge (1979), La guerra del Chaco (hasta Campo Vía). Análisis y crítica sobre su conducción,
Litografías e Imprentas Unidas, La Paz.
30. El gobierno argentino había establecido la frontera con Paraguay en el Río Pilcomayo a finales del siglo XIX, véase
Dalla-Corte Caballero, Gabriela y Vázquez Recalde, Fabricio (2011), La conquista y ocupación de la frontera del
Chaco entre Argentina y Paraguay. Los indígenas tobas y pilagás y el mundo religioso en la Misión Tacaaglé del
Río Pilcomayo (1900-1950). Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona.
31. Seiferheld, Alfredo M. (2011), Estigarribia: 20 años de vida política paraguaya. Asunción, Servilibro.
32. El Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc de la ciudad de Rosario conserva el diploma de homenaje a Carlos de
Sanctis en Rosario, al ser condecorado por Estigarribia con la Cruz del Defensor del Chaco, así como el diploma
entregado por la Embajada Cultural, Comercial e Industrial de Rosario a Asunción.
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Gabriela Dalla-Corte Caballero
En 1958, un año después de la muerte
de Carlos de Sanctis, sus amigos y
colaboradores le rindieron un sentido
homenaje a través de una comisión
presidida por Francisco Cignoli, que
recordó la intensa colaboración que el
médico había dado a la Asociación de
Amigos del Museo Histórico
Provincial de la ciudad de Rosario en la
Provincia de Santa Fe, que hoy lleva el
nombre del “Dr. Julio Marc”. También
participaron Ignacio Montalto,
Guillermo V. Castaldi, Néstor R.
Lemus, Héctor Julián Panelo y Carlos
A. Urizar en puestos directivos, así
como los vocales Julio Marc, Apolonio
Alderete, Eduardo A. Barnes (escultor
que poco después se encargaría de
confeccionar la escultura en honor a
Carlos Casado del Alisal), José
Carreras, Juan Carranza Zavalia,
Arturo A. Charro, José V. Deambroggi,
Marcelino J. de Loredo, Enrique Mc
Grech, Silvio Montenegro Centeno,
Ángel A. Morasso, Emilio P. Navarini,
Severino P. A. Norzi, Alberto
Nudemberg, Antonio Ronga, Emilio
Fernández, Melitón F. Hierro, Julio J.
Sicard, Domingo S. Suárez, Antonio
33
Vecchio y Horacio Lassaga . En esos
años, Paraguay resultó vencedor de esta
contienda que permitió legitimar sus
derechos sobre una región en la que
argumentaba ejercer una incuestionable
jurisdicción civil y militar desde
34
tiempos “inmemoriales” . Basado en
los soldados, las bombas y los fusiles
como historia militar, propia del siglo
XX, las fotografías, la literatura, la
descripción histórica y el film
cinematográfico formaron parte del
relato sobre la definición de fronteras
en el Chaco Boreal. Hubo que esperar a
abril de 2009 para que Fernando Lugo y
Evo Morales refrendaran en Buenos
Aires, gracias a Cristina Fernández, el
acuerdo definitivo.
33. Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, VV.AA. (1958). A
Carlos de Sanctis en el primer aniversario de su fallecimiento, Homenaje de sus amigos, 4 de julio de 1958. Rosario,
Establecimiento Gráfico Molachino.
34. AGHRE del MRECH: Decreto presidencial paraguayo nº 47.431, Oficio Ordinario de Enrique Gallardo Nieto,
Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en
Paraguay (LChP), a Miguel Cruchaga Tocornal, Ministro de Relaciones Exteriores y Comercio de la República de
Chile entre 1932 y 1937 (MRECH de02-01-1933 a 31-12-1934, volumen 1.372).
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