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densidades carlos chacho álvarez javier rodas pablo camogli fabricio pereira da silva gabriel wolf umberto celli junior adriana b. rodríguez roberto mansilla blanco maximiliano mendieta miranda laura gottero gabriela dalla-corte caballero patricia garcía aular ISSN 1851-832X ISSN 1851-832X (VERSIÓN (VERSIÓN ELECTRÓNICA) ELECTRÓNICA) 9 mayo 2012 densidades ISSN 1851-832X (VERSIÓN ELECTRÓNICA) Director Osvaldo Andrés García Comité Editorial Juan Guevara Luciana Litterio Juan Carlos Moraga Colaboradores Marcelo Bancalari Solá Carlos Sebastián Etchevers Analía Kim Luciano Tosco contacto@densidades.org http://www.densidades.org densidades 9 mayo 2012 Editor Responsable Osvaldo Andrés García Tel: (54-11) 4361-5130 Cel: 15-6815-7961 Calle Perú 1031 Ciudad Autónoma de Buenos Aires C1068AAK. República Argentina osvaldoagarcia@densidades.org densidades número 9 - mayo de 2012 Sumario 9 13 27 A modo de presentación “ALADI tiene que ser un instrumento importante para el aumento del comercio intrarregional” Entrevista a Carlos Chacho Álvarez Osvaldo Andrés García y Luciana Litterio Escuela Fortín Mbororé, un espacio para la educación intercultural Javier Rodas y Pablo Camogli 43 63 Integração democrática em 3D Fabricio Pereira da Silva El MERCOSUR como un proceso de construcción intersubjetivo orientado al desarrollo Sergio Wolf 91 A Organização Mundial do Comércio e o regionalismo do século XXI Umberto Celli Junior 109 La política común de comercio exterior de la Unión Europea ¿Es UNASUR un interlocutor apropiado? Adriana B. Rodríguez 127 ¿La hora del pragmatismo? Los retos del ALBA ante la coyuntura regional de 2012 Roberto Mansilla Blanco 143 El derecho al trabajo de la trabajadora doméstica en el Paraguay; un estudio comparativo en Latinoamérica Maximiliano Mendieta Miranda 167 Derecho a la salud y migración limítrofe reciente. Articulaciones institucionales: presencias y vacíos Laura Gottero 181 CULTURAS Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco (1932-1935). El médico Carlos de Sanctis y el relato de La Sed (Hijo de Hombre) de Roa Bastos Gabriela Dalla-Corte Caballero 205 ESPACIOS VI Cumbres de las Américas Patricia García Aular 213 DEBATES La crisis del euro y su repercusión en los países emergentes Aldo Ferrer 229 LECTURAS El MERCOSUR y las complejidades de la integración regional, José Briceño Ruiz (editor) 253 ACADEMIAS Materia desarrollo humano y medio ambiente 2012 de la Maestría en procesos de integración regional con énfasis en el MERCOSUR Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires 256 DOCUMENTOS Declaración de la I Reunión de las Ministras y Ministros de Medio Ambiente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños Quito, 3 de febrero de 2012 262 Declaración del Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores de UNASUR sobre la cuestión de las Islas Malvinas Asunción, 17 de marzo de 2012 Los contenidos de esta publicación expresan exclusivamente la opinión de sus respectivos autores culturas Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chacho (1932-1935) El médico Carlos de Sanctis y el relato de ‘La Sed (Hijo de Hombre)’ de Roa Bastos Gabriela Dalla-Corte Caballero 1. Introducción La Sed es el título del film que salió a la luz en Buenos Aires el 27 de abril de 1961, relatando aspectos centrales de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. Desde 1932 a 1935, los ejércitos de ambos países se enfrentaron por el control de aproximadamente 300.000 km2 del territorio conocido como Chaco Boreal (Chaco Paraguayo), y contaron con unos 400.000 hombres que representaron el interés por implantar los Estados en la región chaqueña. Apoyada en el sufrimiento de decenas de miles de personas que perecieron en la zona chaqueña ante un enemigo principal, la sed, la película aborda los últimos meses del año 1932, es decir, el periodo anterior a la declaración del conflicto bélico que se produjo formalmente el de mayo de 19331. El film fue una adaptación cinematográfica de la obra Hijo de hombre que Augusto Roa Bastos publicó en la capital argentina en el año 1960. En los últimos meses de 1932, el joven Roa Bastos, que por entonces contaba con Licenciada en Historia y Magister en Estudios sobre Género por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Argentina. Doctora en Historia de América y en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Barcelona (UB), España. Profesora Titular de Historia de América de la UB. Contacto: dallacorte@ub.edu 1.Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2010), La guerra del Chaco. Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. La crónica fotográfica de Carlos de Sanctis. Rosario, Prohistoria Ediciones / Taller de Estudios e Investigaciones Andino Amazónicos (TEIAA), reedición de la obra en Asunción, Librería Intercontinental, 2010; Capdevila, Luc; Combès, Isabelle; Richard, Nicolas; Barbosa, Pablo (2010), Les hommes transparents. Indiens et militaires dans la guerre du Chaco (1932-1935). Rennes, Presses Universitaires de Rennes. densidades nº 9 - mayo 2012 181 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... unos quince años de edad, abandonó el Colegio San José y pidió al ejército paraguayo que lo destinara a la guerra con Bolivia para servir como enfermero. Presenció y vivió la violencia desatada en la zona chaqueña. Años después debió abandonar Asunción, establecerse en Buenos Aires y trabajar en una compañía de seguros. Fue en la capital argentina donde publicó gran parte de sus obras, entre ellas precisamente Hijo de Hombre. La edición de la obra permitió al paraguayo participar en la redacción del guión de la película La Sed junto con Emilio Canda, Antonio Cuevas y Lucas Demare. El libro fue editado en 1960, es decir, un año antes de la filmación del “estallido de amor sincero” entre el cabo Cristóbal Jara (alias Kiritó) y Salu´i (María Encarnación en Hijo de Hombre, Magdalena en La Sed)2. Ese crucial momento de los últimos meses del año 1932 fue abordado por otros protagonistas que dieron a conocer sus obras en Buenos Aires unos años antes de la aparición de Hijo de Hombre. Entre ellos encontramos al médico rosarino Carlos de Sanctis, quien durante la guerra se incorporó de manera voluntaria como capitán de sanidad “honoris causa” a la primera división del ejército paraguayo3. Es importante señalar que un decreto presidencial del gobierno paraguayo permitió a Carlos de Sanctis llevar un uniforme del ejército, y le reconoció el goce de similares honores, prerrogativas y obligaciones que al resto de los 4 militares . Sin ser un fotógrafo profesional, el médico aprovechó su designación como “corresponsal especial” del periódico La Capital de Rosario (carnet nº 265), y dedicó buena parte del tiempo que permaneció en la zona de Boquerón y Saavedra para fotografiar a los soldados paraguayos y bolivianos gracias a la cámara alemana 5 Zeiss Ykon Ikonta A . Al regresar a su ciudad natal en enero de 1933, de Sanctis reunió su material gráfico en ESTO ES LA GUERRA! Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933), que fue archivada por 2. Roa Bastos, Augusto (1960), Hijo de Hombre. Buenos Aires, Editorial Losada. Esta obra ha contado con un importante número de ediciones a cargo de diversas editoriales de numerosos países, en las que el autor, con el tiempo, fue modificando algunos relatos y conclusiones. 3. Archivo General Histórico (en adelante, AGHRE) del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio de la República de Chile (en adelante, MRECH): Oficio Confidencial nº 384/126 del 26 de noviembre de 1935, de Francisco Figueroa Sánchez, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay en el año 1935, Legación de Chile en Paraguay (LChP), titulado “Extranjeros contratados para el ejército paraguayo”, enviado al Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio (MRECH de 02-01-1935 a 18-12-1935, volumen1.478). AGHRE del MRECH: Oficio Confidencial nº 112 del 24 de julio de 1934, de Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP), titulado “Extranjeros en el ejército paraguayo”, enviado a Miguel Cruchaga Tocornal, Ministro de Relaciones Exteriores y Comercio de la República de Chile entre 1932-1937 (MRECH, de 07-01-1934 a 31-12-1934, volumen .423). 4. AGHRE del MRECH: Decreto presidencial paraguayo nº 45.629 del Ministerio de Guerra y Marina, fechado el 30 de noviembre de 1932 y refrendado por el presidente Eusebio Ayala. 5. Molinero Cardenal, Antonio (2001), El óxido del tiempo. Una posible historia de la fotografía. Madrid, Omnicon, pp. 361-376. 182 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero el Museo Histórico Provincial Dr. Julio 6 Marc establecido en Rosario . Al integrarse voluntariamente a la sanidad militar en campaña para defender los intereses paraguayos, Carlos de Sanctis se relacionó con los capitanes de sanidad Carlos Gatti y Alejandro Melgarejo, y se supeditó al teniente coronel Carlos José Fernández que, como responsable de la primera división, se encargó desde setiembre de 1932 de entrar a la zona de Saavedra. En el mes de diciembre de ese año, de Sanctis elaboró el informe titulado El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra, y lo entregó personalmente a Fernández. Exiliado en Buenos Aires junto con Roa Bastos, el coronel Fernández dio a conocer su investigación sobre el conflicto bélico mediante seis extensos volúmenes que adoptaron el título La Guerra del Chaco. El segundo tomo relata la entrada del ejército paraguayo a la zona de Saavedra, y fue editado en 1956, es decir, cuatro años antes de la aparición de la obra literaria Hijo de Hombre, y cinco años antes de la filmación de la película 7 La Sed . La producción fotográfica que el médico rosarino Carlos de Sanctis llevó a cabo en los últimos meses de 1932, así como las descripciones que dejó el propio coronel Fernández en su extensa obra publicada en 1956, nos permiten repensar la función de la historia militar como herramienta imprescindible de interpretación del conjunto de los procesos históricos propios de la contemporaneidad. Para ello se analizan las fuentes documentales del Archivo General Histórico (AGHRE) del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio de la República de Chile (MRECH)8, que fueron elaboradas por la Legación de Chile en Paraguay (LChP), así como los recursos de la 6. Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”, Rosario, Provincia de Santa Fe, Colección fotográfica de de Sanctis titulada ESTO ES LA GUERRA! Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933), que incluye el mensaje “Comentario de la prensa de Rosario con motivo de mi partida” que publicó La Capital junto con el artículo “El Dr. de Sanctis en viaje al Paraguay. Prestará su colaboración técnica a la Sanidad militar paraguaya”, Rosario, 16 de noviembre de 1932. Cabe señalar que la frase “ESTO ES LA GUERRA” también fue utilizada para dar a conocer la colección fotográfica sobre la Guerra Civil española (1936-1939), precisamente posterior al conflicto bélico del Chaco Boreal (1932-1935): CAPA, Robert (2009), Esto es la guerra: Robert Capa en acción, Catálogo de Exposición. Steidl, Göttingen, International Center of Photography. 7. El médico Carlos Gatti (tío abuelo del actual editor Alejandro Gatti, Librería Intercontinental, Asunción) fue descendiente del italiano Alejandro Gatti que residió en Encarnación, véase Durán Estragó, Margarita y Romano García, Martín (2011). Formación de la familia paraguaya. Asunción, Editorial Tiempo de Historia, volumen 1, “Los inmigrantes, Expedientes de soltería del Arzobispado de Asunción”: registro de soltería nº 914, año 1885, p. 151; registro de soltería nº 1004, año 1887, p. 165; registro de soltería nº 1.895, años 1909-1910, p. 304; registro de soltería nº 3407, años 1939-1949, p. 517. Asimismo, el médico Alejandro Melgarejo aparece citado en el Informe presentado por el capitán honoris causa Carlos de Sanctis al teniente coronel Carlos José Fernández, titulado “El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra, diciembre de 1932”, reproducido en Fernández, Carlos José (Coronel S. R.) (1956), La guerra del Chaco. Buenos Aires, Talleres de Impresora Oeste, volumen II, Saavedra, pp. 126-131 y pp. 207-209. Cabe señalar que Carlos de Sanctis falleció en 1957, un año después de la aparición del volumen II del coronel Fernández. 8. Cabe señalar que MRECH corresponde a la institución de la República de Chile que ha gozado de diversos nombres desde finales del siglo XIX hasta el día de hoy: Ministerio de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización (1888- densidades nº 9 - mayo 2012 183 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... colección ESTO ES LA GUERRA conservada por el Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc de la ciudad de 9 Rosario . En base a estas ideas, el objetivo del artículo es contrastar estas fuentes documentales con las miradas del literato Roa Bastos y del director argentino Lucas Demare en la película La Sed, la cual fue posible gracias a la coproducción hispano-argentina entre los organismos “Argentina Sono Film S.A.C.I.” de Buenos Aires, y “Suevia Films-Cesáreo González” de Madrid. 2. La terrible “muerte blanca” del Chaco Hijo de Hombre fue estructurado con nueve capítulos. El primero goza del mismo título que el libro, y los siguientes corresponden a Madera y Carne, Estaciones, Éxodo, Hogar, Fiesta, Destinados, Misión, y, finalmente, Ex combatientes. Éxodo muestra las características de la pareja formada por Casiano Jara y su mujer Natividad Espinoza (Natí), ambos originarios de Sapukai, que fueron arreados a Takurú-Pukú como “hacienda humana” para trabajar en la empresa La Industrial, y que decidieron abandonar ese sitio para establecerse en Costa Dulce. El apartado Hogar describe a Cristóbal Jara, el hijo de Casiano y Natí, un joven “de veinte años, o de cien”, que era “impasible como en todo”, y que “servía de baqueano al forastero”. Fiesta menciona a un importante personaje, el sargento Silvestre Aquino. Destinados utiliza el supuesto diario personal de un teniente a quien en Peña Hermosa le comunican el 3 de agosto de 1932 que será enviado al Chaco utilizando el ferrocarril que se inicia en Puerto Casado que pertenece a la empresa Carlos Casado S.A., hasta el Km 145, y de ahí hacia el Fortín Boquerón caído en manos bolivianas el 31 de julio de 1932. Misión recupera al sargento Aquino y al cabo Cristóbal Jara, y relata especialmente la presencia de “la animosa Salu´i” que “vivoreaba más temerariamente que ninguno”, quien acompaña a Cristóbal al cañadón donde ambos fallecen. Ex combatientes clausura la obra definiendo la presencia del acompañante del rosarino Carlos de Sanctis, el médico Alejandro Melgarejo que concluye: “Creo que el principal valor de estas historias radica en el testimonio que encierran. Acaso su publicidad ayude, aunque sea en mínima parte, a 1924); Ministerio de Relaciones Exteriores (1924-1930); Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio (19301941); Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile (desde 1941). 9. Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, Documentación de la “Donación Carlos de Sanctis” efectuada por Jorge Alberto de Sanctis, Colección “Carlos De Sanctis”. Entre los recursos indicados, un cofre con un casco, una gorra de campaña, dos brazaletes, dos insignias de sanidad, una venda, un birrete, dos charreteras, un sombrero, un porta-pliegue, dos pantalones, una camisa de fajina, una chaquetilla, una caja de madera, dos guardapolvos y doce sombreros, una valija de cuero marrón que contiene un bolso de lona y cuero con las iniciales del médico, tres bolsas de campaña de lona y dos cuerdas. También incluye un banderín enmarcado del centenario de la fundación de Rosario en 1852, así como un retrato a carbón de Carlos de Sanctis firmado por T. Wagner en 1957, año en que de Sanctis falleció. 184 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero comprender más que a un hombre, a este pueblo tan calumniado de América, que durante siglos ha oscilado sin descanso entre la rebeldía y la opresión, entre el oprobio de sus escarnecedores y la profecía de sus mártires”. La Sed se centra precisamente en el relato de esta historia que se localiza en un “desierto inhóspito, abrazador y salvaje” en el que los soldados enloquecieron y perecieron. Tanto en la novela como en el film, la misión especial fue encomendada al cabo Cristóbal Jara, personificado por el español Francisco Rabal, que atraviesa rutas intransitables del Chaco Boreal y enfrenta fuerzas bolivianas para conducir un tanque de agua hasta una posición aislada del llamado desierto chaqueño. De este modo, el film se inicia con la imagen de los camiones que en el año 1932 movilizaron a “dos pueblos” que enfrentaron sus armas en un territorio de gran interés para el gobierno boliviano a partir de la pérdida 10 de salida al Pacífico , y se centra en los “héroes oscuros” que se desempeñaron como indispensables transportadores. Muchos de ellos, como demuestra la película, fallecieron cumpliendo con su misión de acercar agua a los soldados. Si bien la introducción ubica la filmación en “similares territorios” de la zona del Chaco Boreal donde se perpetró la guerra, la película fue rodada en Río Hondo de la Provincia de Santiago del Estero, zona norte argentina que tiene un paisaje similar al pertenecer al Gran Chaco compartido hoy día por Bolivia, Argentina y Paraguay. Para reproducir la “heroica contienda” del conflicto bélico, Demare contó con instrumentos, materiales, vehículos blindados, armas, uniformes y recursos similares a los utilizados por los paraguayos y bolivianos durante la Guerra del Chaco. Las instituciones que colaboraron con el director fueron la Dirección General del Material del Ejército de la Secretaría de Guerra; la Dirección General de Intendencia; la Secretaría de Aeronáutica; la Dirección Provincial de Tucumán; así como la Municipalidad de Río Hondo. Fue filmada con la colaboración de Aerotransportes Litoral Argentino S.A. y del Club de Cazadores San Huberto, el cual desde el año 1958 se dedica a la pesca y a la pesca, ambos organismos que ofrecieron recursos necesarios para llevar adelante la reconstrucción de la historia en pleno año 1961. En el año 1961 la película recibió la Perla del Cantábrico al mejor film en 10. Gutiérrez, Julio A. (1980), La Delegación Nacional del Gran Chaco (previsiones para su conservación y defensa), Publicaciones de la Universidad Gabriel René Moreno, Santa Cruz de la Sierra, con prólogo de Mario Gutiérrez. Esta obra incluye tres informes elaborados en diferentes momentos por Julio A. Gutiérrez: “Informe anual del Delegado Nacional en el Gran Chaco, Villa Montes, 1926-1927”, pp. 15-77; “Oficios dirigidos al Ministerio de Colonias y otras autoridades durante mi gestión como delegado nacional, en el Gran Chaco, desde abril de 1926 a julio de 1927”, pp. 80-143; “Colonización del Chaco y secularización de las misiones franciscanas, oficios del Dr. Julio A. Gutiérrez al coronel Lanza, Ministro de Guerra y Colonización, La Paz, 12 de marzo y 12 de mayo de 1931”, pp. 145-200. densidades nº 9 - mayo 2012 185 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... castellano en el marco del Festival Internacional de San Sebastián. Lucas Demare fue catalogado como mejor director. Cabe señalar que Gori Muñoz se encargó del diseño escenográfico, Manuel Merino de la fotografía, y Camilo Alcalá de la dirección general de producción. En el film, Manuel Parada y Demare compusieron una canción guaraña titulada Noe Renda Pe Ayu, que quedó a cargo de J. Asunción Flores en la música, de M. Ortiz Guerrero en la letra, y de Víctor Ibarra en el canto. Dicha música acompaña la película en la que actuó el español Francisco (Paco) Rabal acompañado por la argentina Olga Adela Zubarry (Zubarryain), esposa de Juan Carlos Garate que se desempeñaba como presidente de “Argentina Sono Film S.A.C.I.”. María Encarnación en Hijo de Hombre, Magdalena en La Sed, fue interpretada precisamente por Olga Zubarry quien, gracias a la película, obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina en el Festival de San Sebastián. Además de actuar en importantes películas, Lucas Demare dirigió filmes históricos, entre ellos El cura gaucho (1941), La Guerra Gaucha (1942) y Zafra (1958). Finalmente, en La Sed participaron Carlos Estrada, Jacinto Herrera, Carlos Gómez, Rodolfo Onetto, Vicente Ariño, Dora Ferreyro, Manuel Roson, Adolfo García-Grau, Rogelio Romano, Alberto Lares, Alberto Rinaldi, Diego Marcotte, Jorge Villalba, Claudio Lucero, Carlos Dorrego, José María Salort, Héctor Fuentes, Ricardo Jordán, Sergio Vandes, Daniel Montalbán, Gladys Muiño, Zulma Grey. Entre las mujeres, Ana Grua, Susy Castell y Elena Pagès. El personaje central de La Sed fue caracterizado por el actor Paco Rabal quien, nacido en el año 1926 en el enclave murciano de Cuesta de Gos, cerca de Águilas, y fallecido en el año 2001, fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Murcia en el año 1995. En todos esos años fue militante del Partido Comunista de España11, y recibió numerosos premios y reconocimientos gracias a significativas películas, entre ellas Los Santos Inocentes (1984). En la década de 1950, Paco Rabal se radicó en México donde participó en las filmaciones de Luis Buñuel, entre ellas la película Nazarín. Triunfó también con Viridiana (1961) y Belle de jour (1966), y encarnó la figura de Ernesto Guevara en el film El `Che´ Guevara producido en el año 196812, es decir, en la misma década en que apareció el film La Sed. La carrera cinematográfica de Rabal incluyó el film que nos interesa analizar en este artículo dedicado a la Guerra del Chaco, que fue la terrible guerra latinoamericana del siglo XX. 11. Ossorio y Gallardo, Ángel (1940), Diccionario Político Español, histórico y biográfico, desde Carlos IV hasta 1936. Buenos Aires, Editorial Mundo Atlántico. 12. García Garzón, Juan Ignacio (2004), Paco Rabal: Aquí, un amigo. Madrid, EDAF, prólogo de Jaime de Armiñán y epílogo de su hijo Benito Rabal, pp. 189-190. 186 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero Tras presentar la importancia del transporte de agua a los soldados paraguayos, en el capítulo Destinados Roa Bastos reproduce el supuesto diario personal de un teniente, escrito los días 1, 6, 10 y 17 de enero; 3, 5, 20 y 29 de febrero; 20 y 23 de marzo; 14 de mayo; 17 de junio; 3 y 5 de agosto, cuando son trasladados al Chaco; 13 y 14 de agosto, cuando llegan al Km 145 de la empresa Carlos Casado S.A.; 20, 23, 25 y 31 de agosto en que aparece mencionado el cabo Cristóbal Jara; y especialmente todos los días entre el 7 y el 29 de setiembre de 1932 que es cuando fallecen los soldados por la sed. De manera paralela, La Sed relata el inicio de la guerra en la primavera del año 1932, es decir, en pleno mes de setiembre. De acuerdo al presentador de la película, el conflicto no acabará al llegar al verano, como puede verse en la filmación de los pies de los soldados que se desplazan en condiciones deplorables, heridos y agotados. Desde el principio se alude a la importancia de los fortine13 establecidos en el territorio en disputa: “Tenemos cercada la posición Boquerón, uno de los principales fortines bolivianos. Sin embargo, parece que no caerá nunca. El batallón animado ha sido destinado a cubrir este sector. Después de varias escaramuzas, hemos perdido todo contacto con nuestras líneas. No sabemos dónde estamos, ni hacia dónde efectuar el repliegue. Perdidos en el desierto, aislados en tierra de nadie, se nos han agotado los víveres, y el agua. Las patrullas destacadas en busca de auxilio, no han regresado. La sed nos bloquea ahora, la terrible muerte blanca del Chaco. En pocos días hemos retrocedido millares de años. Mientras esperamos el agua, si es que llega, cavamos un pozo. Pero todo es inútil. A medida que cavamos, la tierra está más seca, impregnada sólo por ese tufo a petróleo que parece ser el olor característico del Chaco. El pozo sólo ha servido para enterrar a los muertos. Los nuestros y los que nos dejó el enemigo”. Tras esta descripción, teniendo como fondo los pies, comienzan a mostrarse los soldados sentados o caídos en la tierra desértica. El teniente de la División camina entre los soldados fallecidos o deshidratados, y piensa que el mundo se va borrando: “mis hombres agonizan bestializados por el sufrimiento. Duros y quietos se hinchan al sol, sin que nadie se tome el trabajo de arrojarlos a un pozo y cubrirlos con una capa de tierra. Ya no hay diferencia entre vivos y muertos”. Como última esperanza, el teniente pide al sargento Mongelós que se dirija de inmediato con dos compañeros al mando de la División para solicitar el envío de agua: “Digan al Intendente que aquí estamos encantados de la vida. Que esto es como un veraneo, pero que un 13. Joy, Juan Carlos (1992), Los fortines de la guerra: toponimia chaqueña. Asunción, Editora Estudio Gráfico. densidades nº 9 - mayo 2012 187 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... poquito de agua no nos vendría nada mal. Usted es el jefe de la patrulla. Ya no habrá otra. Tiene el tiempo justo para ir, y si puede, volver con un camión cisterna. Tal vez aguantemos dos o tres días. Si llega antes, pues...el agua sólo servirá para regar nuestros huesos. Ya no tengo ni brújula. Se la llevaron los otros. Bueno, muchachos, recojan sus armas y en marcha”. Para el teniente era la última posibilidad de sobrevivir, y el sargento prometió llegar a tiempo y conseguir agua potable. La película muestra entonces el camino seguido por los tres soldados de la patrulla, uno de los cuales cae. El acompañante dice “no viene Benítez”. Va a buscarlo y lo encuentra desfallecido por la falta de agua. “Ánimo, muchacho, ánimo, arriba”. El soldado que quedó atrás le dice “no aguanto más. Mátame, hermano. No me dejes así, mátame”. Sin mirar, el soldado dispara y sale corriendo con desesperación para encontrar las huellas del sargento que continuó su camino hacia la Primera División. En la oscuridad, cae al suelo por la sed, coge su arma y se dispara. En el capítulo Destinados, Roa Bastos otorgó sentido a la “muerte blanca” producida por la sed, e hizo escribir al teniente sobre la llegada del camión conducido por el cabo Jara: “Es preferible acabar de una vez...pero ¡qué difícil es morir! Debo ser casi eterno. He desenfundado la pistola y arrancándome la cadenilla del cuello la arrollé al caño hasta que la cruz 188 brilló sobre el metal pavonado. Cuando la llevaba a la sien, en un movimiento infinito, escuché aún los quejidos. Con el resto de mis fuerzas, me arrastré hasta la pesada. Empuñé el asa, oprimí el disparador y haciendo girar el tubo sobre el afuste, barrí el cañadón con varias ráfagas, para acabar de limpiarlo de esos quejidos de trasmundo. En el silencio que siguió, oí el jadear de un camión. Cada vez más próximo. El camión ha aparecido por fin en la boca de la picada. Es un camión aguatero...en medio de una nube de polvo, con las ruedas en llamas, el camión ha avanzado zigzagueando por el cañadón. He disparado también sobre él varias ráfagas, toda la cinta, sin poder pararlo, sin poder pararlo, sin poder destruir ese monstruo de mi propio delirio. Ha seguido avanzando con el tanque bamboleante y las ruedas en llamas, erizado de vívidos penachos de agua, hasta embicar contra un árbol. Está ahí...está llamándome”. 3. El inicio de la guerra: el capítulo Misión Pasados once minutos, la película La Sed se centra en el capítulo Misión de la obra escrita por Roa Bastos y titulada Hijo de Hombre, que describe el despliegue de soldados de la Primera División, así como el diseño de toldos y camiones. Entonces reclaman la presencia del sargento Silvestre Aquino en el despacho del responsable de la Comandancia quien le comenta que solicitan agua desde el Mando de la División. Es urgente enviar a alguien en densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero una misión más que difícil al sur de Boquerón. Al carecer de carretera, había que atravesar las líneas enemigas para llegar a los soldados paraguayos con el convoy. El sargento Aquino acepta transportar agua, pero es designado el mejor de sus hombres, el cabo Cristóbal Jara, para llevar agua a un batallón aislado en el sur de Boquerón, atravesando las líneas enemigas sin carretera, a sabiendas de que “el que vaya, es posible que no vuelva…es posible que Jara no vuelva”. En el hospital el sargento entrega la orden al responsable del camión sanitario que lleva la imagen de la Cruz Roja, pero conserva el letrero “Panadería guaraní, Asunción Especialidad en palitos y galletas con grasa” al costado del ex furgón de reparto. Precisamente junto al médico y las enfermeras se encuentran soldados heridos, tirados en el suelo, fallecidos... “Lo que no hay es camión, éste es el único”, afirma uno de los médicos que consulta al médico López. Entonces, Silvestre Aquino entra en el hospital de Isla Poi y se dirige a hablar con la joven Magdalena Riquelme (María Encarnación, según Roa Bastos), que se desempeña como enfermera voluntaria, cuyo apodo fue Salu´i. Salu´i es el p ersonaje representado por la argentina Olga Zubarry, quien pregunta al sargento Aquino si está herido, y éste contesta irónicamente que no, que le gustaría, pero no tendrá esa suerte. Él sabe que el cabo Cristóbal Jara morirá en su intento de llevar agua. Le comenta que está densidades nº 9 - mayo 2012 buscando un camión sanitario para una misión especial más allá de las líneas, precisamente en Boquerón, que será “con billete de ida, solamente”, a sabiendas de que el responsable fallecería al llegar a la zona. A unos quince minutos de la película, Salu´i señala irónicamente:“-Bonito viaje”. En ese momento, el médico López le pregunta al sargento quién se hará responsable del camión con agua, y Aquino contesta que será el cabo Cristóbal Jara. Durante ese diálogo, lo que muestra la película es a la enfermera colocando una venda en la cabeza de un soldado, quien consulta al sargento “¿por qué mandan a Cristóbal?”, y Aquino responde: “alguno tiene que ir”. En la imagen observamos a varios soldados cargando los camiones con agua del río para salir a la medianoche, y entonces aparece el cabo Cristóbal Jara que se desplaza al despacho a analizar un mapa del Chaco Boreal. El responsable señala: “debe ser por ahí. En esta zona debe estar el paso. Monte y desierto. Todo el sector dominado por el enemigo. ¿Se atreve?”. Tras una respuesta positiva del cabo Jara, el comandante le informa que saldrá por la noche en el convoy del sargento Aquino que se dirige al mando de la División. Desde allí, Jara debía seguir solo hacia Boquerón llevando consigo agua para los soldados. Le sugiere no pedir que vaya otro voluntario sino alguien que el propio cabo Jara sugiera. Jara se encuentra con la enfermera Salu´i a quien le dice que 189 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... “está todo hablado”. Ella le comenta que sabe que se va lejos, que necesitará un camillero, y que quiere acompañarlo como voluntaria. Él le dice: “no necesito voluntarios, ni menos una mujer...no quiero estorbos”. Salu´i le comunica a una enfermera que quiere ir con Jara porque “él no va a volver, sé que él no va a volver”. Sabiendo que no se admitían mujeres en este tipo de “misión suicida”, se dirige al Dr. López y le pide que la envíe como voluntaria en el camión que va a atravesar las líneas. Él sólo pregunta por qué quiere irse si es necesaria donde está: “¿sabes de qué se trata, a qué viene esto? ¿Ya te cansaste del hospital?”. Ella considera que tiene que estar “en otra parte”. El médico sólo le pide que siente cabeza y que se quede donde está. Seguidamente, Aquino conversa con el cabo Jara y le informa que él lo designó sin saber dónde tenía que ir y cuál era la actividad que debía realizar. En ese momento, son bombardeados desde dos aviones bolivianos. Aquino da la orden de que los camiones sean llevados al bosque. Las enfermeras y los escasos médicos se encargan de salvar a los supervivientes. Un soldado que agoniza le pide a Salu´i que no lo deje, y ella se da cuenta de que ya es medianoche y que el cabo Jara debe marchar. Según Roa Bastos en Hijo de Hombre, el muchacho esquelético se aferra a la mano de Salu´i y murmura: “Mamá...mamaíta! ¡Anina chereyatei!”. La joven cierra los ojos y “desde el fondo de la muerte alguien la llamaba con ese nombre, para ella fabuloso. La garra de hueso y piel se aflojó. Sustrajo su mano lentamente. Bajó los párpados sobre los glóbulos vidriosos. Se fue rápidamente”. Como vemos en La Sed, María Encarnación acompaña al malherido soldado hasta su muerte, que es cuando ella escucha el sonido de los camiones que deben marchar, uno de ellos conducido por Cristóbal Jara. Mientras tanto, los camioneros llevan agua a la División y el convoy se topa con Salu´i que le pide al sargento Aquino que la suba a su camión. El camión cisterna conducido por Jara sigue a los cinco camiones del convoy liderado por Aquino, pero el cabo no consigue ver a Salu´i, a quien Aquino le pregunta por qué decidió acompañarlos. Para ella, no había otra manera aunque sabía que Jara prefería olvidarla. Comienza a toser y Aquino le entrega un pañuelo para que se cubra la cara reconociendo que ella “no es mala chica”. Entonces la película interrumpe el relato sobre la Guerra del Chaco, y reproduce el recuerdo de la paraguaya Salu´i que era identificada como “mujer indecente” por las “señoras decentes” de Isla Poi14. El literato paraguayo Roa Bastos incluye en el capítulo Misión 14. Cuando se inicia el conflicto, la sociedad civil se dirige hacia Puerto Casado en manos de la “Carlos Casado S.A.”, véase Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2009), Lealtades firmes. Redes de sociabilidad y empresas en la Carlos Casado S. A. entre Argentina y el Chaco paraguayo, 1860-1940. Madrid, CSIC. 190 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero precisamente la historia de María Encarnación (Salu´i, “Pequeña-salud”), que se vuelca a una “inconcebible regeneración” gracias a la presencia de Jara: “Nadie sabía nada de ella, con alguna certeza. Ni ella misma tal vez. Había olvidado todo lo que estaba detrás. Hasta su antiguo nombre, María Encarnación. Corrían varias versiones de su historia, ya integrada al folklore de la base. Algunas hacían coincidir su venida con la primera movilización del 28, en la caravana de mujeres que llegaron siguiendo a sus hombres. Pero entonces apenas debían de haberle estado brotando los pechitos púberes... lo cierto era que la guerra al fin le había mudado de piel como el verano a las víboras, justo cuando la luna de sangre se levantaba cachorra sobre el horizonte del Chaco”. Siguiendo el recuerdo de Salu´i en el film La Sed, al ver a Jara bajando de uno de los camiones, Salu´i le pide hablar por la noche, pero el cabo se retira sin responder. Las compañeras comienzan a reír y a burlarse de ella, tanto como las “mujeres decentes”. Salu´i se dirige al rancho donde se encuentra con algunos soldados que le gritan que es guapa, y ella les reitera que es muy temprano y que la actividad será acompañada con mucha música. Por la noche, el sargento Aquino informa que irá a ver a Salu´i con urgencia y todos ríen, menos Jara. Le piden a Salu´i que salga del rancho pero entonces ella comienza a gritar: “¡Váyanse todos de aquí, váyanse!”. Se densidades nº 9 - mayo 2012 mira al espejo y se dirige al hospital sanitario de la Cruz Roja para solicitarle al médico responsable que la incluya para trabajar “de cualquier cosa”. Él le informa que la población local será evacuada y que debe retirarse antes del inicio del conflicto bélico. Ante la pregunta de si tiene familia y si trabaja para el ejército, Salu´i declara que está sola, que sabe hacer “todo y nada”, y que por ello su intención es cambiar de vida y colaborar con los soldados. El médico responde que tratará de conseguir su nombramiento porque “eso se puede, muchacha, si se tiene voluntad”. Salu´i mencionó entonces que su verdadero nombre era Magdalena Riquelme, y el médico concluyó que su apodo representaba la “Pequeña-salud, bonito nombre para una enfermera”. Magdalena (María Encarnación) se despidió con un “Dios se lo pague”. Como vemos, en los últimos meses del año 1932 se produce la transformación personal de Salu´i, convertida definitivamente en María Encarnación para Roa Bastos, y en Magdalena para Demare. Después de aquel recuerdo que tuvo la propia Salu´i en el primer camión conducido por Aquino (un vehículo que hasta entonces se dedicaba al reparto de vino y que incluía el mensaje “me gustan todas”), se escucha el bombardeo. Se observa que el quinto camión, transportado por el cabo Jara, ya no se encontraba en el grupo. Entrando en la Garganta del Tigre para pasar al desfiladero, son bombardeados desde un avión boliviano que consigue 191 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... destrozar el tanque de agua de uno de los camiones. El cabo Jara, mientras tanto, consigue componer la rueda del camión que lleva el cartel Panadería Guaraní de la ciudad de Asunción. El convoy comienza a perder el agua. Salu´i se entera entonces de que el camión a cargo de Aquino lleva bombas que pueden estallar en cualquier momento. Para demostrar su valentía y su cambio de vida, decide acercarse al camión y apartar las peligrosas bombas que podían explotar. “¿Por qué hiciste eso? Aquí yo ordeno lo que hay que hacer. Anda para el camión”, señala el sargento mientras se da cuenta de que el cobarde Otazú se había escondido. La conclusión de Aquino señala que la joven, enamorada de Cristóbal Jara o Kiritó, deja de ser Salu´i: “ese amor te convierte en otra mujer, has cambiado de vida, te cambia por completo. Estás naciendo de nuevo, Magdalena”. Mientras tanto, el sargento se da cuenta de que su camión tiene una espoleta, un dispositivo integrado en un proyectil que los bolivianos dispararon desde el avión y que puede iniciar la detonación de su carga. Como escribió Roa Bastos en el capítulo Misión, el sargento observa un bulto oscuro y cilíndrico que era una bomba que había caído sin estallar. Aquino intenta extraerlo, pero fallece al explotar su camión. Es el cabo Jara quien da la orden de continuar con la marcha, sustituyendo así al sargento Aquino que es enterrado en la zona junto a otros dos soldados. Antes de partir, Salu´i se 192 despide de las tres cruces confeccionadas con madera de la zona, mientras el cabo Jara recoge la gorra de Aquino y dice: “sube a mi camión”. Su camión que lleva la inscripción Ladrillería, también aporta el mensaje “Soy lento, pero seguro”. En un viaje desgraciado por tener la “muerte delante”, los conductores de los camiones afirman que la causa del desastre es la presencia de Salu´i “que se hace la santurrona”, al decidirse a acompañarlos. Otazú y su compañero, que ahora utilizan el camión de Aquino, se plantean escapar del triste fin que les espera, y huyen tras dejar caer parte del agua que transportaban para los soldados paraguayos. En el puesto de mando de la Primera División, los conductores de los camiones se dan cuenta de la ausencia de Otazú. El cabo Jara, Magdalena y dos soldados más siguen el camino para llevar el resto de agua a la zona de frontera. Poco después se encuentran con soldados paraguayos que atacan el camión para beber el agua. Herido en su mano, y apuntado por uno de sus compañeros, el cabo Jara grita: “montón de cobardes. No parecéis paraguayos. Ni sabéis morir en vuestros puestos”. Por la noche descansan. Magdalena y Cristóbal Jara conversan sobre su triste relación amorosa. Según ella, nunca es tarde para cambiar de vida, aunque con el alba les espera la muerte. Frente a Jara que sólo quería cumplir con su misión, la joven se refiere al milagro de que “ocurra algo imposible, eso que sólo Dios puede hacer”: densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero “Antes de morir, Aquino me dijo que estaba naciendo de nuevo. Tal vez tenía razón. Si estoy aquí a tu lado, algo me dice que será por última vez. Quizás no sea posible empezar de nuevo, pero sí acabar juntos el camino. Porque de repente uno aprende que ha nacido para algo, y siente miedo. Sí, un miedo tremendo de no merecer todo esto”. 4. “La Guerra se nos viene encima”: agua y petróleo El film La Sed ha sido analizado por su vinculación con las relaciones de poder, de dominio, resistencia y lucha para garantizar el recurso del agua dulce en el litoral argentino. Según Andrés Fluxa, la historia del Cabo Jara y de la joven Salu`í constituye un fragmento del libro Hijo del Hombre de Roa Bastos15, pero la película amplía el panorama al tener cierta similitud con el film francoitaliano El salario del miedo dirigido en el año 1953 por Henri-Georges Clouzot gracias a la novela de Georges Arnaud editada en 1950. Dicha obra trata sobre dos camiones de una compañía estadounidense que cumplen la tarea de trasladar nitroglicerina a un pozo petrolero incendiado en Sudamérica para apagar el fuego. Según Fluxa, ambas películas marcan el éxito que ha tenido la modernidad al forjar un humano sumiso, obediente, sacrificado y suicida, que llega al final tanto en el trabajo como en la guerra, tanto sea por necesidad o por honor, por dinero o por 16 la patria . En La Sed, los dos soldados que acompañan al cabo Jara (Rivas y Otazú) provienen del poblado Sapukai. Ambos soldados dialogan en el film antes de decidir huir con su camión, aprovechando que venían en la cola del convoy: “-Puede que sea nuestra última cena... parece que va a ser larga esta guerra. -Apenas empezó. -Lejos hemos venido a nuestro entierro. Yo no sé leer ni escribir, soy un ignorante. Pero me huelo que algo anda mal. ¿Por qué esta matanza? -Hemos venido a morir por la patria. -¿Y el enemigo? - También. -Entonces, este maldito desierto reventando petróleo y que llaman Chaco ¿de quién es? -Vaya uno a saber. Para mí es de los que arman la guerra. -Yo los hubiera puesto a ellos a pelear. -Duerme, hombre, y sueña con eso”. El cabo Jara, herido y magullado, continúa el camino con el agua que le 15. Sicard, Alain y Moreno, Fernando (coord.) (1992), En torno a Hijo de Hombre. Poitiers, Centre de Recherches Latino-Américaines, Université de Poitiers. 16. Fluxa, Andrés (2009), “La guerra de la sed”, en Di Prinzio, Osvaldo Ronal (et.al.), Cine y agua: en defensa del Acuífero Guaraní y sus pueblos. Rosario, Ciudad Gótica, Nº 10, pp. 79-88, prólogo de Miguel Catalá y postfacio de Fernando “Pino” Solanas. densidades nº 9 - mayo 2012 193 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... queda en el camión, convencido de que debía llegar con urgencia a los soldados de la División. Junto a dos compañeros (Mongelós y Gamarra) y Salu´i, el cabo se dirige a la boca del desfiladero. Encuentran en el camino al soldado paraguayo que se había suicidado por la falta de agua, así como a una tropa vencida en Boquerón que los ataca. En ese momento son atacados por un grupo de bolivianos que sienten un gran temor frente a los “pilas”. Como relata Roa Bastos en Hijo de Hombre: “Los agresores llegaron a rebato, en una batahola de tiros y alaridos. Sus zapatones pasaron rozando la ensangrentada mano de Cristóbal. Se precipitaron sobre el grifo en un demente forcejeo de caras, manos y bocas ululantes, disputándose el chorro a dentelladas, a arañazos, a culatazos. Los más impacientes balearon el tanque, que empezó a soltar enrulados chorritos a través de los cueros. -¡Pronto..., apúrense! ¡Rápido..., que van a aparecer los pilas!...-gritó alguien con presillas de suboficial, en el remolino de espectros feroces. No lo oyeron. Los dientes crujían sobre el bronce en el sordo y epiléptico jadear de los cuerpos”. Huyen después de llenar las cantimploras. Asesinados tanto Mongelós como Gamarra, el malherido cabo Jara decide conducir el camión cisterna junto a Salu´i: “no puedo perder tiempo, tengo que llegar, tengo que llegar”. Le pide a Salu´i que ligue con alambres su mano izquierda a los cambios y su mano 194 derecha al volante del camión, que ponga en funcionamiento el vehículo, y que lo acompañe a la División. Saluí amarra la muñeca a la palanca con ligaduras de alambre, cumple con el pedido de Jara, pero cae por los disparos recibidos. Roa Bastos escribe: “Sus movimientos se iban debilitando. De tanto en tanto, la sacudían convulsivos temblores. Llegó un instante en que se detuvo, pasándose la mano por los ojos, como despegándose un vahido. -¡Pronto! –la urgió, con cierta brusquedad. Se apresuró a concluir la atadura. Cortó el alambre y remató las puntas. Entonces su mano se demoró un segundo sobre la mano vendada de Cristóbal, cerrando los ojos, como si se despidiera. -¡Subí, vamos! –ordenó él, sin mirarla, pisando el botón de arranque”. Salu´i se desploma de bruces al costado del camión. Cristóbal saca la cabeza y la mira. La Sed muestra a Jara gritando: “-¡Magdalena! ¡Salu´i!”. Ella contesta: “sigue tú Cristóbal. El agua tiene que llegar”. Roa Bastos elige una definición personal distinta al describir la reacción de Jara ante la muerte de María Encarnación: “Por primera vez vio el manchón que ahora cubría toda la espalda y le inflaba un globito rosáceo cerca de un hombro, bajo la empapada tela de la chompa. Un estupor doloroso desencajó aún más sus facciones. Por primera vez pareció densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero vacilar. Fue tan hondo y desamparado su gesto, que mostró hasta el hueso cómo vacilaba por primera vez en su vida, mordido por ese dilema para el que no había opción. El tiempo volaba. Él estaba atado al camión. Ella, a la tierra, por su agonía”. Desesperado, Jara conduce el camión a la zona en la que se encuentra el teniente, deshidratado, a punto de suicidarse, a quien los supervivientes solicitan que los mate: “máteme, teniente, no puedo más”. El teniente cumple y dispara. En ese momento el cabo llega con el agua y fallece, rodeado de soldados desparramados en el Chaco. El teniente, único superviviente, cubre a Jara con tierra y clava una cruz de madera. Un año antes de la filmación de La Sed, Roa Bastos dio otro final refiriéndose al sacrificio de Jara: “En un esfuerzo sobrehumano, Cristóbal apretó y soltó los pedales suavemente…un rato después entraba en el cañadón, aparentemente abandonado. Avanzó a la deriva con las ruedas en llamas, bamboleando por entre las armas y bagajes y los bultos esparcidos bajo los árboles calcinados…. al chocar contra un árbol se detuvo. Un gran chorro de agua saltó por la boca del tanque sobre las llamaradas que llenaban de sombras el cañadón de nuevo silencioso. La bocina empezó a sonar, trompeteando largamente, inacabablemente. El camionero estaba caído de bruces sobre el volante, en la actitud de un breve descanso”. Cristóbal Jara, hijo de Casiano Jara y de Natividad, representa a Cristo Jesús en su última cena17. Este relato literario, así como las imágenes cinematográficas, reproducen la iconografía fotográfica construida por el capitán voluntario Carlos de Sanctis durante los últimos meses del año 1932, así como la descripción que hizo el coronel Carlos José Fernández en La Guerra del Chaco, obra editada en 1956 en la capital argentina. Al igual que Augusto Roa Bastos, Fernández y de Sanctis abordan el conflicto bélico antes de su declaración formal producida el 10 de mayo de 1933, y describen la marcha por la zona de fortines así como las peripecias de los médicos, enfermeros y enfermeras, así como voluntarios, que colaboraron con el ejército paraguayo. Como responsable del hospital de sangre, de Sanctis escribió que “el rudo batallar en el corazón de la selva” parte de la tropa, junto a la difícil vida de campaña en las tierras chaqueñas, merecían un “análisis visual”. Como dijimos más arriba, la obra que Carlos de Sanctis denominó ESTO ES LA GUERRA!, ó la colección fotográfica 17. Audubert, Rosa (2002), “El estigma de la cruz en `Hijo de hombre´ de Augusto Roa Bastos”, Espéculo. Revista de Estudios Literarios. Universidad Complutense de Madrid, nº 19 y nº 21, primera y segunda parte; Serra, María Verónica (2006), “Bilingüismo y dualidad en `Hijo de hombre´ de Augusto Roa Bastos”, Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, nº 32. densidades nº 9 - mayo 2012 195 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933). médico se lamentó por no poder hacernos oír el ruido de las bombas “con heridos destrozados, con cadáveres horribles, donde sólo falta el olor nauseabundo, el mosquito que aguijonea y el silbido de las balas, para conseguir una impresión real de un frente de batalla”. Compuesta por tres álbumes formados por un total de doce capítulos, las imágenes fotográficas ofrecen pistas para comprenderla manera en que el Estado y la Nación paraguaya se abrieron paso hacia el occidente del río Paraguay antes de la declaración formal del conflicto bélico producido, como he mencionado más arriba, el 10 de mayo de 1933. La imagen fotográfica del momento, a diferencia de un film elaborado tres décadas después de la firma del Tratado de Paz, Amistad y Límites entre Bolivia y Paraguay, es una prueba pero también un instrumento discursivo que acompaña al ejército -y con él, al Estado Nacional paraguayo- en su política de integración y unificación territorial. Las fotografías reconstruyen parte de la penetración chaqueña, la cual fue efectuada por actores que expandieron de manera “envolvente” un nuevo poder sobre las poblaciones indígenas. Las imágenes certifican la asimetría, la jerarquía y la fuerza de una potencia estatal que gesta nuevas relaciones sociales de poder18. El primer capítulo del primer álbum se titula “el frente, desde Rosario hasta Asunción y desde Asunción hasta Puerto Casado”, y representa el desembarco de tropas en el Chaco Boreal. El segundo está dedicado a la sede del comando del ejército paraguayo, lleva por título “Puerto Casado: la toldería de indios”, y describe las condiciones de vida de la comunidad maskoy-sanapaná que residía a poca distancia de la fábrica taninera. El tercer capítulo “Puerto Casado hasta el Fortín Boquerón”, así como el cuarto capítulo “el Fortín Boquerón hasta el Fortín Alihuatá”, relatan las dificultades de la marcha hacia el frente en Boquerón y Saavedra 19 entre octubre y noviembre de 1932 . El segundo álbum lleva un importante título general denominado “el frente”, que describe la entrada en Saavedra y la tarea desarrollada por el médico Carlos de Sanctis y sus colaboradores. Es una de las fuentes documentales más importantes si la pretensión es contrastar el mensaje del médico de Sanctis con la literatura que tres décadas después dejó 18. Braunstein, José y Meichtry, Norma (ed.) (2008), Liderazgo, representatividad y control social en el Gran Chaco. Corrientes, Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Nordeste. 19. En ese momento, los sectores central y sur pretendían alcanzar el río Pilcomayo por el fortín Muñoz cortando las comunicaciones bolivianas por Platanillos hacia Ballivián; AGHRE del MRECH: Oficio Confidencial nº 70 del 10 de noviembre de 1932, Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP), al MRECH (MRECH de 02-01-1932 a 31-121932, volumen 1.321). 196 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero el escritor Augusto Roa Bastos en Hijo de Hombre. A través del quinto capítulo titulado “División del Ejército Paraguayo en los Campos de Saavedra”, podemos seguir el trayecto de las tropas desde Punta Riel, el extremo del ferrocarril de la empresa Carlos Casado S.A. ubicado en el Kilómetro 145, hasta Saavedra que fue el sitio más avanzado al que llegó el ejército paraguayo20. Los fortines Palo Santo, Casanillo, Pozo Azul, Campo Esperanza, Isla Poi (Plaza Militar), Arce y Alihuatá (Mayor Ruperto Centeno), son descriptos en el sexto capítulo llamado “Vida de campaña en el frente”. Cerca de Isla 21 Poi , la primera división fue atacada por escuadrillas aéreas enemigas y las fotografías tomadas por el médico aparecen en el séptimo capítulo titulado “Bombardeos aéreos”, el cual reseña los movimientos de tropas que afectaban a las colonias mennonitas en el sector Casado-Sastre. La falta de agua, el uso de pahuiches, los improvisados hospitales de campaña, son temas del octavo capítulo llamado “La sanidad militar durante la batalla”, el cual incluye el brazalete de la Sanidad Militar con el sello de la Cruz Roja Paraguaya, imágenes de los paquetes de curación y del traslado de heridos, soldados fotografiados mientras eran amputados, semblantes sufrientes, cadáveres abandonados en un Chaco inhóspito y desconocido. Es precisamente este segundo volumen fotográfico de Carlos de Sanctis el que representa gran parte de la producción cinematográfica de Lucas Demare. El tercer álbum de ESTO ES LA GUERRA! contiene cuatro capítulos que cierran la organización de los doce apartados de Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (19321933). El capítulo nueve comienza con la frase “el Campo Jordán, el ataque boliviano del 27 de diciembre de 1932”. Las cartas requisadas a los cadáveres bolivianos en el Cañadón de la Muerte, así como recortes periodísticos, cánticos patrióticos, proclamas, ofrendas espirituales y telegramas, acompañan el relato que de Sanctis hace de la tarea asumida por los capellanes. El cura párroco de Caraguatay, Sixto Zenón Ferreyra, ofrece ceremonias religiosas para levantar el ánimo de la tropa. El décimo capítulo fue denominado “de artillería. Navidad y Año Nuevo en el 20. Sobre el interés en el papel cumplido por los fortines como símbolo y garantía de ocupación efectiva, véase AGHRE del MRECH: Telegrama nº 2 del 3 de enero de 1932, Legación de Chile en Paraguay (LChP) a Carlos Balmaceda Saavedra, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile entre 1931 y 1932 (MRECH, 02-01-1932 a 31-121932, volumen 1.321). 21. Este fortín ya había sido atacado en 1930; volvió a ser bombardeado en febrero de 1933. Véase AGHRE del MRECH: Oficio Confidencial nº 15 del 12 de mayo de 1930 del MRECH (Barros) a Gonzalo Montt Rivas, Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP) (MRECH 04-01-1930 a 31-12-1931, volumen 1.241-C). También Telegrama nº 33 del 3 de febrero de 1933, de Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP) a Miguel Cruchaga Tocornal, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile entre 1932 y 1937 del MRECH (MRECH del 02-011933 a 31-12-1933, volumen 1.343). densidades nº 9 - mayo 2012 197 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... frente”, el cual retrata la vida en la línea de fuego entre Alihuatá y el fortín Saavedra, y enseña la vestimenta desgastada, los animales de carga y el tipo de armas transportadas por unos soldados extremadamente delgados. La “rudeza de la vida de campaña hace perder la estética y el cuidado personal”, señaló de Sanctis en una imagen tomada a finales de 1932 durante los enfrentamientos en Saavedra que inaugura el capítulo once sobre“El regreso desde el Cañadón de la Muerte hasta el Río Paraguay”. Finalmente, el último capítulo llamado “el infierno del Chaco hasta la perla del Atlántico”, contrasta la cruda vida chaqueña con la placentera existencia en una ciudad turística como Mar del Plata en la que el médico se refugió a inicios de 1933 para sobreponerse de sus vivencias paraguayas22. Ahora bien, el coronel Carlos José Fernández reprodujo textualmente el informe elaborado por el médico Carlos de Sanctis y titulado “El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra, diciembre de 1932”, quien precisamente fue destinado a la División Primera. En la introducción del texto, Fernández se refirió al “distinguido médico rosarino” que había decidido cerrar su consultorio en Rosario, y colaborar con el ejército “por simpatizar por la causa paraguaya, y por una viva curiosidad de comprobar o rectificar la verdad sobre el heroísmo paraguayo mencionado por escritores nacionales y algunos extranjeros, a raíz de la guerra de 1865-1870 contra la Triple Alianza”. Su objetivo era, según Fernández, “ofrecer sus servicios profesionales a la Sanidad Militar en Campaña, pues deseaba actuar en el mismo teatro de las operaciones”. En esos clamorosos sitios bélicos, el propio coronel describió que visitaba a los heridos procedentes de la primera línea con el propósito de alentarlos con su presencia “y recoger al mismo tiempo noticias directas sobre la marcha y desarrollo del combate y la conducta de los combatientes”. Fernández describió al “bautismo de guerra” que de Sanctis sufrió al llegar a Villa Militar, así como el “verdadero bautismo de fuego” que se produjo durante el bombardeo de la aviación boliviana del 1 de diciembre de 1932 en los cañadones de Saavedra, y entonces observó que, durante los diez días de combate de la ofensiva paraguaya, el médico “operaba cuando era necesario, bajo el fuego enemigo, con la 23 serenidad de un curtido veterano” . El relato que nos dejó Carlos de Sanctis a través del informe sobre “El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra”, merece un interés especial ya 22. Dalla-Corte Caballero/, Gabriela (2010), La guerra del Chaco. Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. La crónica fotográfica de Carlos de Sanctis. Rosario, Prohistoria Ediciones / Taller de Estudios e Investigaciones Andino Amazónicos (TEIAA), reedición de la obra en Asunción, Librería Intercontinental, 2010. 23. Fernández, Carlos José (Coronel S. R.) (1956), La guerra del Chaco. Buenos Aires, Talleres de Impresora Oeste, volumen II, Saavedra, pp. 125-126. 198 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero que define buena parte del contenido de la obra de Roa Bastos. Según de Sanctis, el gobierno paraguayo denominó “ambulancia divisionaria” al “hospital móvil” que siguió a la tropa en campaña, emplazando la instalación sanitaria próxima a la Intendencia del Comando del Grupo II de Artillería. Dicha ambulancia fue integrada por el médico titular, capitán Alejandro Melgarejo, y por el propio de Sanctis; los odontólogos Julio Ramírez P. y Ernesto Espíndola; los practicantes estudiantes de medicina Augusto H. Da Ponte y Marcos Villamayor; y colaboraron también dos soldados que fueron improvisados como enfermeros en campaña. Seguidamente, de Sanctis otorga sentido a las circunstancias vividas, que luego aparecerán en el film La Sed, la cual retoma la descripción de Roa Bastos: “Transportados por camiones o por los camilleros los graves, secundados por sus compañeros otros o caminando lentamente los que pueden hacerlo, llegan los muchachos a la Sanidad con brazos o piernas fracturados, sangrando unos, delirando los heridos de cerebro, pálidos y desfallecientes los que acusan hemorragias internas, jadeantes y ansiosos de aire los heridos de pulmón, terrosa la cara del peritoneal, con la nariz afilada, con los ojos cercados de negro y la inteligencia intacta, sintiéndose morir. Mi colega Melgarejo está en todas partes; los dentistas Ramírez y Espíndola dan anestesia general, secundan, llevan control de entradas y salidas. Los practicantes da Ponte y Villamayor se multiplican, los enfermeros, camilleros y ordenanzas tratan de cooperar en lo que más pueden. Mi asistente, Julio Ramírez Godoy, ordenanza del Banco Germánico, bueno y servicial, es incansable”. El material de trabajo de Carlos de Sanctis fue una mesa hospitalaria de curaciones, y otra pequeña para los apósitos, antisépticos e instrumental. Contó con pinzas de disección, agujas de sutura, y alcohol para quemar y esterilizar las tijeras. Junto a Alejandro Melgarejo elaboró el 17 de diciembre de 1932 un informe médico que le solicitó el propio jefe coronel José Félix Estigarribia en el que ambos describieron el estado físico de los soldados: “nuestros soldados están flacos, demacrados, indumentaria hecha girones, los movimientos de brazos y piernas lentos, ahorrando energías no por indolencia, sino por falta de fuerzas”. Quizás las terribles experiencias durante la guerra hicieron que de Sanctis asumiera un gran interés por los caballos24. Finalmente, el capitán sanitario describió que la farmacia sólo contaba con éter 24. El Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc de la ciudad de Rosario conserva las siguientes obras de Carlos de Sanctis elaboradas después de la Guerra del Chaco para fomentar el Club Hípico General San Martín: “Capacidad y aptitud del caballo de silla tipo guerra en la natación”, 1940; “Cruce a caballo del lago San Roque”, 1940; “Capacidad y aptitudes del mestizo de guerra, tipo de requisición en la llanura”, 1940; “La conducción fisiológica del caballo en las marchas de resistencia”, 1940; “El caballo agotado en las marchas de resistencia”, 1941; “Marcha experimental a densidades nº 9 - mayo 2012 199 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... anestésico, inyectables sedantes y cardio-tónicos de la solución Dakin Carrel, así como tintura de yodo, agua oxigenada, comprimidos y sal inglesa, y señala carencia de camillas y la importancia de los pahuiches bolivianos y de los tuca-tucas paraguayos: “Señalado el lugar, empieza la labor de los machetes derribando ramas, abriendo picadas y pequeños claros en el monte, tratando dentro de lo posible queden ocultos a la observación de los aviones. En este escenario selvático, en la maraña por consiguiente, se improvisa sin carpa, a la intemperie, ‘la sala de operaciones’, y se prepara el alojamiento para heridos y enfermos, en camillas los menos, en el suelo la mayoría, cuando la afluencia es grande. Es necesario que nuestros asistentes sean amigos de los asistentes del Comando, medio práctico de servicios de informaciones para obtener por anticipado noticias confidenciales sobre la situación. Para protección contra artillería y bombardeos aéreos, los pahuiches bolivianos abandonados en sus repliegues o los tuca-tucas de las tropas muestran que se desplazan; de no ser así, ninguno por falta de picos y palas, que cuando se disponen son facilitados por el Comando, en general para cavar sepulturas”. De Sanctis reconoció que “dos veces he temblado de miedo, como otros camaradas”, y señaló que no había abandonado su cámara fotográfica “ni en los momentos de mayor apremio”, que daba a conocer su trabajo como médico voluntario, para contribuir “a hacer obra de paz, llevando a las conciencias el horror de la guerra”. La fotografía transmite, hace saber, da a conocer un sentido, visibiliza un suceso y se consolida como una evidencia del entorno en transformación. Emerge como demostración de una verdad personal e íntima pero al mismo tiempo pública. El médico se atribuyó a sí mismo un temperamento positivista, realista y ateo, y lo justificó con singulares advertencias tales como: “una lente de aumento permitirá apreciar algunos detalles realmente interesantes de éstas fotos que yo he tomado personalmente”. 5. Conclusiones El análisis de las descripciones que dejaron el coronel Carlos José Fernández en La Guerra del Chaco y el médico Carlos de Sanctis en ESTO ES LA GUERRA!, permite reconstruir el mensaje de quienes compartieron sus escritos, sus experiencias y sus imágenes fotográficas con Augusto Roa Bastos, todo ello en la ciudad de Buenos Aires y en los años previos a la aparición de Hijo de Hombre. Lucas Demare caballo en la arena”, 1941; “Marcha a caballo Rosario-Buenos Aires”, 1941; “Anotaciones al margen de la Quinta gran Marcha hípica Anual, Campeonato Argentino”, 1945; “Tratados fonoradiográficos de los caballos participantes en la marcha experimental, Rosario-Casilda-Rosario”, 1940; “Prueba de Cross-country”, 1946. También produjo los álbumes fotográficos: “Raid a caballo San Lorenzo-Buenos Aires”, 1935; “Trabajos sobre hipismo 1937-1942”, 1942; “Marcha de resistencia a caballo. Capacidad del mestizo de silla tipo de arma, del litoral, en el cruce de ríos, montañas y arena”, 1941. 200 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero expresó de manera cinematográfica el impulso otorgado por el literato paraguayo a los últimos meses del año 1932. En el informe que Carlos de Sanctis entregó al coronel Fernández en diciembre de 1932, la guerra es descripta “con sacrificio y pobreza, y que los paraguayos soportan con resignación y patriotismo”. Para él, “la Sanidad es el primer tributo que la patria rinde al caído en su defensa”, y señaló que “una pequeña bandera blanca con la cruz roja a la entrada de una picada señala a los beneméritos conductores de camiones y a los esforzados camilleros la proximidad del puesto sanitario”. Precisamente fueron las mismas palabras que Roa Bastos reprodujo en 1960 en Hijo de Hombre, así como el relato que de Sanctis dejó sobre el comportamiento de sus compañeros ante la llegada de aviones bolivianos: “La carga humana no tarda en llegar, polvorienta, sangrante, exhausta, sedienta, mientras el ruido de la batalla, mezcla de estampidos diversos, se intensifica o disminuye... En tanto, la aviación enemiga explora todo el sector, tranquilamente, confiada en la falta de rivales en el aire, apenas perseguidos por algunos fusiles ametralladoras. Tratan de observar y localizar objetivos y lanzar sus cargas cuyos chirridos al rasgar el aire permiten escasos segundos durante nuestra tarea para echar cuerpo a tierra, arrojarse en improvisados refugios a cubrirse detrás de un árbol y de inmediato volver a nuestros heridos... Guardo abundante material fotográfico obtenido personalmente, documentación fehaciente de este relato sobre el desempeño de la Sanidad en esta época de la guerra en la que el sufrimiento de una generación servirá para la previsión futura”25. Tras el cese de hostilidades, Bolivia y Paraguay pusieron fin a la cruenta guerra del Chaco en julio de 1938 firmando el Tratado de Paz, Amistad y Límites que previó la conformación de una Comisión Mixta Demarcadora de Límites. Militares, misioneros y capellanes, médicos y enfermeras de la Cruz Roja Paraguaya, institucionalizaron la ocupación del Chaco Boreal en el proceso de territorialización nacional. La extensa y extraordinaria colección fotográfica de Carlos de Sanctis permite entender la manera en que el Chaco Boreal fue ocupado por los ejércitos en pugna a través de una guerra moderna26, conflicto que territorializó el espacio haciendo jugar las categorías de frente y 25. De Sanctis, Carlos (1932), “El Servicio Sanitario de la Primera División durante las acciones de Saavedra, diciembre de 1932, por el Capitán Honoris Causa doctor Carlos de Sanctis”, informe presentado al teniente coronel Carlos José Fernández, reproducido en Fernández, Carlos José (Coronel S. R.) (1956), La guerra del Chaco. Buenos Aires, Talleres de Impresora Oeste, volumen II, Saavedra, pp. 126-131 y pp. 207-209. 26. Hughes, Matthew (2005), “Logistics and the Chaco War: Bolivia versus Paraguay, 1932-1935”, The Journal of Military History, Society for Military History, volume 69, Number 2, April, pp. 411-437; Mondain, Pierre (1982), “La guerre du Chaco: Paraguay contre Bolivie (1932-35)”, Revue Historique, 267/1 (Jan-Mar), p. 43. densidades nº 9 - mayo 2012 201 Fotografía, cine y novela en la Guerra del Chaco. El médico Carlos de Sanctis y el relato de `La Sed (Hijo de Hombre)´... frontera e imponiendo una nueva relación con los indígenas chaqueños que a partir de Puerto Casado sólo son mencionados como baqueanos y criollos, miembros indiscutibles de la nación27. Recordemos que dicho Puerto Casado fue creado por el español Carlos Casado del Alisal a finales del siglo XIX. La propiedad adquirida de manera ilegal, en el siglo XX quedó en manos de la sociedad anónima Carlos Casado, de la orden salesiana y de los indígenas. Si bien la posibilidad de encontrar petróleo en el Chaco Boreal fue la causa de la guerra entre Bolivia y Paraguay, la lucha representó la competencia entre la Standard Oil Company y la Royal Dutch Shell, y la necesidad boliviana de acceder al sistema de navegación fluvial del Plata. En el caso paraguayo, el gobierno tuvo que pactar con los propietarios de las tierras chaqueñas que habían adquirido miles de hectáreas en la década de 1880. El contacto principal fue precisamente la empresa taninera de la familia Casado-Sastre28. Después de la guerra, el coronel Carlos José Fernández y el médico Carlos de Sanctis publicaron sus testimonios y resguardaron las imágenes fotográficas sobre la conducción del ejército paraguayo, con el objetivo de historiar el enfrentamiento 29 armado de los últimos meses de 1932 . El Chaco Boreal se acabó de delimitar 30 en el año 1935 . Tras el cese de hostilidades, los gobiernos de Bolivia y Paraguay pusieron fin a la cruenta guerra en el mes de julio de 1938 al firmar el Tratado de Paz, Amistad y Límites que previó la formación de una Comisión Mixta Demarcadora de Límites. Durante esos meses en que de Sanctis permaneció en el Chaco, el responsable principal del conflicto bélico fue el jefe coronel José Félix 31 Estigarribia . En virtud de los estrechos vínculos que Carlos de Sanctis mantuvo con los miembros más destacados del Partido Liberal paraguayo, el mariscal Estigarribia reconoció sus méritos militares y lo condecoró con la Cruz del Defensor del Chaco el 21 de diciembre 32 de 1939 . 27.Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2008), “Puerto Casado: construcción del espacio local y empresas extractivas en el contexto de la Guerra del Chaco”. En: Dalla-Corte Caballero, Gabriela (et. al.), Poder local y poder global en América. Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona, pp. 363-377. 28. Dalla-Corte Caballero, Gabriela (2012), Empresas y Tierras de Carlos Casado en el Chaco Paraguayo. Historias, negocios y guerras (1860-1940). Asunción, Editorial Intercontinental. 29. Antezana Villagrán, Jorge (1979), La guerra del Chaco (hasta Campo Vía). Análisis y crítica sobre su conducción, Litografías e Imprentas Unidas, La Paz. 30. El gobierno argentino había establecido la frontera con Paraguay en el Río Pilcomayo a finales del siglo XIX, véase Dalla-Corte Caballero, Gabriela y Vázquez Recalde, Fabricio (2011), La conquista y ocupación de la frontera del Chaco entre Argentina y Paraguay. Los indígenas tobas y pilagás y el mundo religioso en la Misión Tacaaglé del Río Pilcomayo (1900-1950). Barcelona, Publicacions de la Universitat de Barcelona. 31. Seiferheld, Alfredo M. (2011), Estigarribia: 20 años de vida política paraguaya. Asunción, Servilibro. 32. El Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc de la ciudad de Rosario conserva el diploma de homenaje a Carlos de Sanctis en Rosario, al ser condecorado por Estigarribia con la Cruz del Defensor del Chaco, así como el diploma entregado por la Embajada Cultural, Comercial e Industrial de Rosario a Asunción. 202 densidades nº 9 - mayo 2012 Gabriela Dalla-Corte Caballero En 1958, un año después de la muerte de Carlos de Sanctis, sus amigos y colaboradores le rindieron un sentido homenaje a través de una comisión presidida por Francisco Cignoli, que recordó la intensa colaboración que el médico había dado a la Asociación de Amigos del Museo Histórico Provincial de la ciudad de Rosario en la Provincia de Santa Fe, que hoy lleva el nombre del “Dr. Julio Marc”. También participaron Ignacio Montalto, Guillermo V. Castaldi, Néstor R. Lemus, Héctor Julián Panelo y Carlos A. Urizar en puestos directivos, así como los vocales Julio Marc, Apolonio Alderete, Eduardo A. Barnes (escultor que poco después se encargaría de confeccionar la escultura en honor a Carlos Casado del Alisal), José Carreras, Juan Carranza Zavalia, Arturo A. Charro, José V. Deambroggi, Marcelino J. de Loredo, Enrique Mc Grech, Silvio Montenegro Centeno, Ángel A. Morasso, Emilio P. Navarini, Severino P. A. Norzi, Alberto Nudemberg, Antonio Ronga, Emilio Fernández, Melitón F. Hierro, Julio J. Sicard, Domingo S. Suárez, Antonio 33 Vecchio y Horacio Lassaga . En esos años, Paraguay resultó vencedor de esta contienda que permitió legitimar sus derechos sobre una región en la que argumentaba ejercer una incuestionable jurisdicción civil y militar desde 34 tiempos “inmemoriales” . Basado en los soldados, las bombas y los fusiles como historia militar, propia del siglo XX, las fotografías, la literatura, la descripción histórica y el film cinematográfico formaron parte del relato sobre la definición de fronteras en el Chaco Boreal. Hubo que esperar a abril de 2009 para que Fernando Lugo y Evo Morales refrendaran en Buenos Aires, gracias a Cristina Fernández, el acuerdo definitivo. 33. Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, VV.AA. (1958). A Carlos de Sanctis en el primer aniversario de su fallecimiento, Homenaje de sus amigos, 4 de julio de 1958. Rosario, Establecimiento Gráfico Molachino. 34. AGHRE del MRECH: Decreto presidencial paraguayo nº 47.431, Oficio Ordinario de Enrique Gallardo Nieto, Ministro Plenipotenciario de Chile en Paraguay y Encargado de Negocios de Chile en Paraguay, Legación de Chile en Paraguay (LChP), a Miguel Cruchaga Tocornal, Ministro de Relaciones Exteriores y Comercio de la República de Chile entre 1932 y 1937 (MRECH de02-01-1933 a 31-12-1934, volumen 1.372). densidades nº 9 - mayo 2012 203