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Votaron a Bolsonaro, los entrevistamos hace un año, regresamos ahora para saber qué opinan

EL PAÍS vuelve a cinco ciudades de Brasil para pedir a varios ciudadanos que evalúen su gestión en economía, seguridad, corrupción y valores, y señalen prioridades para 2020

La cuidadora de mayores Ereni Azevedo, en Porto Alegre.Vídeo: Tania Meinerz / EPV

“Tenemos que reconstruir una nación y lo haremos juntos”, proclamó hace un año al asumir la Presidencia de Brasil el militar retirado Jair Bolsonaro, 64 años, que logró capitalizar el ansia de cambio, la rabia hacia la clase política y el hartazgo con la corrupción. Aquel llamamiento a la unidad ha quedado en nada. Como presidente sigue instalado en el frentismo, pone a prueba las instituciones democráticas, la polarización crece y su popularidad no ha dejado de disminuir, pero la economía se recupera lentamente y los asesinatos han caído. Al comienzo de su mandato, EL PAÍS tomó el pulso al Brasil de Bolsonaro. Entrevistamos en distintas ciudades a brasileños que le votaron para ilustrar cuáles eran sus expectativas respecto a los pilares de su programa (economía, seguridad, corrupción, valores) a una familia que no le votó. (Lea aquí las entrevistas de entonces). Hemos vuelto a visitarlos para saber si están satisfechos o no y cuál debe ser la prioridad del presidente Bolsonaro.

ECONOMÍA (Porto Alegre)

Azevedo: “Espero que bajen los precios un poco”

La cuidadora de mayores Ereni Azevedo, en Porto Alegre.
La cuidadora de mayores Ereni Azevedo, en Porto Alegre.Tania Meinerz

Este 2019 fue próspero para la familia de Ereni Azevedo do Prado. La casa familiar, en Morro da Cruz, a las afueras de Porto Alegre, tiene ahora un segundo piso con vista panorámica que no tenía. La matriarca, de 56 años, que contribuyó con su voto a la victoria de Bolsonaro, logró hacer la reforma pese al desempeño frustrante de la economía: creció un 1% aunque la expectativa un año atrás era del 2,5%. “¡Para mí, el año fue muy bueno!”, celebra en la ciudad con la segunda cesta básica más cara del país.

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La reforma de la casa era una necesidad para la familia, que creció en 2018 con la llegada de la tercera nieta. La abuela vive con su hija, de 30 años, y tres nietos. La escalera al segundo piso es un orgullo familiar. Cuando Bolsonaro autorizó a los trabajadores a retirar 500 reales (110 euros) del fondo que las empresas ahorran para ellos para activar la economía, Azevedo invirtió en la escalera. “Este dinero me llegó en un muy buen momento”, dice. Con otros 500 reales que puede sacar, pretende pagar la deuda de la luz, que antes tenía gracias a una conexión irregular.

Crecimiento Económico

Evolución del PIB en %

Estim.

+2

+1,1

+1,0

+1,0

–3,5

2016

2017

2018

Sep.

2019

2020

Desempleo

Tasa de paro en %

11,9

12

11,2

12

 

8

4

 

0

11,9

millones de

desempleados

Nov.

2019

2016

2017

2018

Fuente: FMI e IBGE

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Fuente: FMI e IBGE

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Crecimiento Económico

Desempleo

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2017

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Fuente: FMI e IBGE

EL PAÍS

Paga la obra a plazos pero no quiere que se alargue. Espera acabar en febrero. Y para eso, además de su empleo (con contrato) como cuidadora de una anciana, ha aumentado los extras: limpia para otros y arregla ropa.

Solo con el salario fijo no llegaba para la reforma: “El sueldo es bajo y no podemos contentarnos con poco. Cuando trabajamos duro, merecemos ganar bien”, defiende. Por eso pide al presidente de la república que se preocupe más de la clase trabajadora. “Tenemos una crisis de salud. Y la educación es muy mala”, acusa.

Su hijo Anriel, 25 años, se mudó a mediados de 2019 a Santa Catarina, un Estado vecino, a trabajar como conductor. “También es un trabajo autónomo, excepto que aquí todo es más barato, la vida es mejor”. Al ser menores los impuestos estatales, de la gasolina a la cerveza, todo es más barato. “Espero que la economía se estabilice un poco más y bajen los precios un poco”, dice ella.

Esta familia coincide con el ministro de Economía, Paulo Guedes, en que es más importante tener algún trabajo, aunque sea precario, que derechos laborales. “Creo que no tiene trabajo el que no quiere. Nunca estuve sin trabajo, independientemente de mi billetera”, dice la matriarca. Está a un año de jubilarse pero trabajó tan duro el año pasado que ni siquiera tuvo tiempo de averiguar si la trascendental reforma de las pensiones afecta a sus planes.

SEGURIDAD (Salvador de Bahía)

Paim: “He notado más vigilancia policial, me siento más segura”.

La representante farmacéutica Paim y el diseñador gráfico Pretto, en Salvador.
La representante farmacéutica Paim y el diseñador gráfico Pretto, en Salvador.Matheus Leite

La pareja está convencida de que el caso del viernes 13 que conmocionó Bahía y tuvo repercusión nacional avala la eficacia de la política de seguridad adoptada por Bolsonaro. El viernes 13 de diciembre de 2019 varios narcotraficantes llamaron a cinco conductores de Uber o plataformas similares, los retuvieron en una chabola, los torturaron y cuatro fueron asesinados. El que logró escapar dio la alarma. Los cadáveres fueron encontrados el mismo día envueltos en bolsas de plástico. En menos de 24 horas, dos de los sospechosos del crimen fueron abatidos por la policía. Dos días después, otros dos fueron hallados con signos de haber sido ejecutados. Y el 27, un quinto supuesto implicado fue detenido. Confesó el crimen.

157

muertos

al día

en

2018

57.341

muertes

violentas

en

2018

Tasa de homicidios

Por cada 100.000 personas

30,8

29,5

23,7

23,3

22,0

27,5

2000

2005

2010

16

17

18

Fuente: Foro Brasileño de Seguridad Pública.

EL PAÍS

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Fuente: Foro Brasileño de Seguridad Pública.

EL PAÍS

Tasa de homicidios

57.341

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2018

Por cada 100.000 personas

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muertos

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en

2018

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2005

2010

16

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Fuente: Foro Brasileño de Seguridad Pública.

EL PAÍS

Para Rita Paim, una representante farmacéutica de 52 años, y Sérgio Pretto, un diseñador gráfico de 60 años que también trabaja como conductor de estas plataformas, esta “acción rápida” policial evidencia que Bolsonaro ha logrado buenos resultados en seguridad pública. “Si la policía puede actuar, hará su trabajo. Desafortunadamente, a veces la propia comunidad no favorece la acción policial, pide derechos humanos cuando un delincuente hace algo mal. Pero la policía necesita actuar, de lo contrario no podemos poner orden. No digo que tengas que salir a matar, no es eso”. La pareja, de clase media alta, vive en Salvador, capital de Bahía, el Estado con el mayor número de muertes por armas de fuego, según las estadísticas. 

“He notado más vigilancia policial, más justicia y me siento más segura. Los crímenes continúan, pero los números muestran que la tasa de criminalidad se ha reducido ", dice la representante farmacéutica. Es uno de los logros que más exhibe Bolsonaro. Los homicidios cayeron un 22% entre enero y septiembre. Son 6.900 vidas preservadas. Han descendido también las violaciones, los robos de coches, a bancos…

“El Gobierno de Bolsonaro está haciendo lo que debe hacerse a pasos agigantados, pero el tipo no lo resolverá en un año. No resolverá todos los problemas que, sin querer nombrar a nadie, se han creado en los últimos 16 años en Brasil”, comenta él en referencia a los Gobiernos del Partido de los Trabajadores.

El discurso de la pareja parece aún más en línea con el del presidente que hace nueve meses. Su prioridad es la educación: “Para resolver cualquier problema dentro de 20 años, la solución es la educación. Con personas educadas y saludables, la violencia tiende a terminar ”.

CORRUPCIÓN (Brasilia)

Da Silva: “Esperaba medidas anticorrupción más contundentes”

El dentista y profesor Adalcyr Luiz da Silva, en Brasilia.
El dentista y profesor Adalcyr Luiz da Silva, en Brasilia.Cadu Gomes

Cuando a principios de 2019 se le preguntó por qué votó a Bolsonaro, el ortodoncista de 55 años y profesor universitario Adalcyr Luiz da Silva Junior recalcó que estaba cansado de presenciar el sistema corrupto establecido por Gobiernos anteriores. Ahora no está contento con la lucha anticorrupción. “Esperaba que las medidas fueran más contundentes. Es temprano para decir que no estoy satisfecho. Me gustaría, pero no estoy completamente satisfecho”, explica.

Una de sus quejas es la falta de apoyo contundente a la Operación Lava Jato, que ha encarcelado a docenas de empresarios, blanqueadores de dinero, cabilderos y políticos, incluido el principal antagonista de Bolsonaro, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. “De Bolsonaro aquí, ¿qué pasa con Lava Jato, por ejemplo? Si ha habido alguna política [en el Gobierno] ha sido disminuir su poder”, afirma. También se queja de la supuesta protección del presidente a su hijo mayor, el senador Flavio Bolsonaro, investigado por lavado de dinero, malversación y organización criminal.

El profesor, que se declara contrario a cualquier radicalismo, ve claras similitudes entre la Administración Bolsonaro y las anteriores. “Lo que ha cambiado es que uno tiene un pensamiento de derecha y los otros, izquierdista. Pero el resto es muy similar”.

La política económica, en cambio, le agrada. “Me gusta Paulo Guedes y veo que está haciendo un buen trabajo. La tasa Selic [de interés] es baja, se están creando algunos empleos”, dice. Y todavía tiene cierta admiración por el ministro de Justicia, el antiguo juez Sergio Moro. “Necesita ser el superhombre que dijo que sería”.

Puntúa con un cuatro la acción de Gobierno. La razón es lo que considera una ausencia de compromiso para guiar y defender asuntos de interés nacional ante el Congreso. “Creía que esta idea de lavarse las manos, de que el Congreso tiene que resolverlo, era cosa de otras administraciones. Mi esperanza es un Gobierno más activo".

El ortodoncista espera que el Ejecutivo realmente intensifique sus políticas anticorrupción y, sobre todo, invierta en educación, con una mejor distribución de recursos entre las escuelas superiores, primarias y secundarias y sin ideología ni partidismo. “No soy bolsonarista. Él para mí fue una alternativa de cambio. Pero tampoco idolatro. Si va mal, empiezo a manifestarme”. La crítica ya ha comenzado.

VALORES (São Paulo)

Galdino: “Satisfecho con él, insatisfecho con los otros poderes”

El pastor evangélico Marcos Galdino, en São Paulo.
El pastor evangélico Marcos Galdino, en São Paulo.Lela Beltrão

El pastor evangélico Marcos Galdino Júnior, 35 años, es categórico: “Estoy satisfecho con el presidente e insatisfecho con el legislativo. Porque el presidente está remando con mucha fuerza pero el Senado, el Congreso y el Supremo le frenan”, explica en la sede de la Iglesia que lidera en São Paulo, una filial de la Asamblea de Dios con 100.000 fieles. Galdino, casado, padre de tres hijos, se hace eco de una opinión muy compartida en el núcleo duro del bolsonarismo, que considera desmedido el poder del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, para organizar la agenda legislativa. El enfado con el Tribunal Supremo también es profundo. “Es una broma, ¡quiere legislar!”, lamenta.

Pese a que las protestas callejeras de bolsonaristas contra los otros poderes del Estado han causado preocupación institucional, aunque no al Gobierno, e inquietado a la ONU, Galdino asegura que “debe haber equilibrio de poderes. Brasil no volverá a tener una dictadura militar”.

Que Bolsonaro “desideologice las escuelas”. Esa era hace un año su prioridad para la agenda de valores prometida en campaña. Está contento porque, a su juicio, el presidente y su equipo “están sacando la ideología de izquierdas” de la educación y “derivando el dinero que se destinaba a otras cosas a la enseñanza básica, sin ideología”.

Precisamente a ese asunto —la idea de que la educación en valores es tarea familiar, no escolar— ha dedicado Bolsonaro en este 2020 uno de los vídeos balance que difunde en redes sociales a sus millones de seguidores. Como no le gusta el retrato que los grandes medios hacen de su gestión, crea su propia narrativa y se la sirve directamente a sus seguidores. “Gracias a Dios existen las redes sociales porque si creyéramos lo que dice muchos días la televisión estaríamos creyendo en fábulas”, apunta Galdino.

Pese a sus constantes referencias a Dios y alabanzas a la familia tradicional, Bolsonaro no ha impulsado cambios legislativos prometidos como dificultar el derecho al aborto —legal en tres supuestos— o combatir la enseñanza de la igualdad de género, que tilda de “ideología de género”.

Si prometió que nombrará al menos “un juez terriblemente evangélico para el Supremo”. El pastor dice que prefiere que sea “terriblemente técnico, puede ser católico. ¡Qué adelanta con ser evangélico si no es técnico!”. Añade que “sectorizar los poderes no es bueno”. Agradece al jefe del Ejecutivo que frenara en seco un intento de obligar a las Iglesias a tributar por los donativos, un asunto crucial que implica enormes sumas de dinero.

También tiene clarísimo que la seguridad debe ser la prioridad. “El domingo mataron a un feligrés. Iba con su mujer, intentaron robarle el coche. Era profesor de matemáticas”, decía a mediados de diciembre. “¿Qué esperan para endurecer las leyes? La solución no son más policías. La ley tiene que ser más dura para que de entrada no delincan”, sentencia. El pastor ya tiene la vista puesta en una reelección de Bolsonaro.

NO LE VOTARON (Manaos)

Chaves: “Dice tonterías para distraer y seguir con la destrucción”

La pareja de empresarios Chaves y Kardec, en Manaos.
La pareja de empresarios Chaves y Kardec, en Manaos.Alberto César Araújo

El año pasado Ana Claudia Chaves, 39 años, predijo que el Gobierno Bolsonaro no duraría un año. El Gabinete ha sufrido varias crisis pero ahí sigue. “Está desgastado, pero desafortunadamente no hubo impeachment. El títere de Paulo Guedes (ministro de Economía) sigue diciendo tonterías para distraer a los medios y continuar con la destrucción de todo lo que el país ha avanzado en lo social y en una economía más justa en las últimas décadas ", dice la empresaria. Ella y su marido, Allan Kardec hijo, 38 años, que viven con sus dos hijas, dos perros y tres gatos en Manaos, en el corazón de la Amazonia, no votaron por el ultraderechista, como casi la mitad de Brasil. Su análisis es aún más pesimista que entonces.

“Mire el tema ambiental, que se ha convertido en una broma internacional, con un presidente entregado y belicista, un ministro demandado por multas ambientales. Quieren explorar (comercialmente) tierras indígenas. Además, ha destruido los consejos con representación de la sociedad civil y gobierna como un dictador”.

La influencia de la desinformación les preocupa mucho. “Creo que los medios deberían ser más firmes en desacreditar las noticias falsas de este Gobierno. Las agencias de verificación de hechos no están llegando a los grupos donde difunden las noticias falsas”, dice él. No tiene dudas de que Bolsonaro hace toda esta “pantomima” para desviar la atención de los medios de la reforma de las pensiones o de la prevista reforma fiscal. “Me resulta difícil comprender que la única resistencia a Bolsonaro hoy no sea la oposición destrozada, sino Rodrigo Maia (el presidente de la Cámara de Diputados)”. Ella recalca que la oposición debe buscar la unidad antes de que el camino de Bolsonaro hacia la reelección comience a consolidarse.

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