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El baile de los 41 maricones en los dibujos de Guadalupe Posada Parte IV

Cuarta parte (continuación de: Tercera parte).

 

El baile de los 41 en los dibujos de José Guadalupe Posada

 

Dentro del corpus posadiano cuatro de sus cinco ilustraciones sobre el incidente de los 41 maricones, fueron publicadas por Vanegas Arroyo, dentro del espíritu de la 'Gaceta Callejera, publicación periódica pero esporádica', cuya intención editorial queda aclarada en la aparición de los números 1 y 2 de mayo de 1892, con una ilustración de Posada: "esta hoja volante se publicará cuando los acontecimientos de sensación lo requieran".

 

 

 

 

 

 

 

 

Está claro su propósito tanto con 'Gaceta Callejera' como con 'Hoja Suelta', la noticia sensacionalista, este criterio ha hecho que Pellicier haya ubicado estos dibujos dentro del capítulo 5 "Las miserias o los infiernos de este mundo". Una recorrida por esta sección del libro nos permite ver los temas que han requerido del arte de Posada, noticias referentes a: asesinatos de todo tipo y con cualquier elemento que sirva a tal fin, ahorcados, cuerpos devorados por buitres o por chacales, ahogados, gente tirándose o siendo arrojada por la ventana y todas las posibilidades imaginables de suicidio, violencia sexista y maltrato de niños -extenso inventario ilustrado de la imaginación sádica-, peleas callejeras con armas blancas o de fuego, riñas de hombres y mujeres borrachos, historias de asesinos y asesinas famosos, asaltos, bandoleros, fusilamientos, mutilaciones de todo tipo, juicios famosos, seducción y estupro -muchos de ellos con religiosos involucrados- epidemias, motines y levantamientos populares, incendios y catástrofes naturales. Se ve que, en todos los casos mencionados, el protagonista principal, es el cuerpo humano como articulador de la noticia y, a tal fin, representado en situaciones de paroxismo: de violencia, desborde pasional, sufrimiento, envilecimiento o profanación y corrupción de la carne o el ridículo.

En todos estos casos, las ilustraciones de Posada cumplen la función de lo que en la moderna redacción periodística se llama lead o primer párrafo, cuya función es exponer y resumir los hechos principales de la noticia. Así como en un diario moderno, luego de leer el titular y la bajada, basta leer el lead para enterarse de lo sustancial de toda la información, las ilustraciones de Posada publicadas en 'Hoja Suelta', siguiendo la estética de 'Gaceta Callejera', cumplen ese rol -inclusive ocupan el mismo lugar en la diagramación, a continuación del titular y la bajada-, actúan con un valor informativo a la vez que estético. Además, el impacto de comunicación de estas ilustraciones es superior al de la fotografía, puesto que son creaciones hechas a medida de "los acontecimientos de sensación": no muestran necesariamente lo ocurrido sino lo que el consumidor de ese producto esperaría que hubiese ocurrido. Estos dibujos -y en general casi todos las de Posada publicadas en 'Gaceta Callejera' o en 'Hoja Suelta'- iluminan ese lado oscuro de la psiquis humana que recién hacia 1895, los alemanes, con la precisión filológica que los caracteriza, definieron como Schadenfreude, esto es: la satisfacción o placer sentido al contemplar la mala suerte de los otros.

Moserrat Gali Boardella destaca que el arte del siglo XIX mexicano, prolífico en violencia, está marcado por el romanticismo y el énfasis que éste da: "…la inteligencia emocional, la sensibilidad y la empatía. Para el romanticismo, el cuerpo, en tanto sede de los sentidos, es el vehículo de conocimiento y campo de la experimentación…". En este sentido se opondría a la visión del Siglo de las Luces que privilegiaba el razonamiento y la especulación intelectual y este proceso de tránsito aparece claro en la obra de Posada, quien enfatizará en el aspecto emocional o escandaloso de los hechos representados, además inserto dentro del marco del arte popular a través del periodismo sensacionalista y de una obra "destinada a ser efímera". Veamos las cinco ilustraciones que aluden al 'el baile de los 41 maricones'.

 

Las tres reproducciones que siguen corresponden a 'Hoja Suelta', impresa de los dos lados con un título en mayúscula con un cuerpo destacado "LOS 41 MARICONES" y una bajada en un cuerpo menor: "Encontrados en un baile de la calle de la Paz el 20 de noviembre de 1901", luego la ilustración de Posada, luego el subtitulo "Aquí están los maricones muy chulos y coquetones". Nótese que en la hoja el incidente está fechado el miércoles 20 de noviembre, cuando en realidad fue en la madrugada del lunes 18.

 

Dibujo 1

 

 

 

 

 

 

 

Este detalle le ha permitido a Pellicier datar esta hoja como impresa el día 20, si bien no aparece en ninguna parte la fecha como dato de la edición. El subtítulo permite suponer que la noticia ya es conocida y la gente está esperando saber quiénes son los involucrados "aquí están", bien podría haber sido "estos son" o "helos aquí".

En el dibujo se ven varias parejas bailando, dos de ellas algún ritmo rápido, mientras que la tercera avanzando de frente en un aristocrático paso de quadrille. Los "masculinos" de riguroso frac, camisa con pechera, cuello duro y corbata palomita. Las "simpáticas muchachas" de elegantes vestidos, pero con sus bigotes de guías retorcidas, para enfatizar su condición de maricones hasta lo ridículo.

Sigue la descripción del incidente en cuartetas donde se relata casi todo lo conocido del baile: "Cuarenta y un lagartijos (así se llamaba a los ociosos elegantes que salían a pasear por lugares públicos en horarios de trabajo, porque se paseaban al sol como lagartijas) / disfrazados la mitad / De simpáticas muchachas, / […] / La otra mitad con su traje / Es decir de masculinos, /..."

En el reverso: "[…] / Se trataba, según dicen, / De efectuar alegre rifa, / De un niño de catorce años, / Para colmo de picardías, / […]". Sigue el relato hasta alcanzar su clímax denigratorio con la llegada de la policía "…Lloran, chillan, y hasta ladran".

El final de la historia no contado en palabras sino con una ilustración: en el centro tres "femeninos" con aire de enojo o humillación barren la calzada flanqueados de dos policías impávidos y un fondo de caras con sombreros mexicanos que observan risueños la escena. El dibujo de las facciones del público, está hecho con pocos trazos, al igual que su ropa y el sentido de multitud lo da la proliferación de sombreros que se superponen casi ordenadamente con las líneas de fuga.

 

Dibujo 2

 

 

 

 

 

 

 

La ilustración que sigue, corresponde a 'Hoja Suelta', quizás sea la más emotiva de toda la serie y de la cual solo se dispone de una faz. El título: "El gran viaje de los 41 maricones para Yucatán", el dibujo de Posada y un lead "Las impresiones del viaje – Resaladas cual no hay más – De todos los maricazos que mandan a Yucatán". A continuación cuatro cuartetas que dan una breve noticia del viaje en tono de solfa. Los trazos de Posada muestran a la izquierda a dos mujeres embozadas y un niño con el sombrero tapándole el rostro, los tres lloran, al centro, un grupo de hombres con la cabeza gacha avanzan hacia el tren, insinuado por una chimenea humeante, y a la derecha tres "femeninos" que los siguen rumbo al destierro. ¿Quiénes son las mujeres llorosas y el niño? Prima facie se puede pensar en esposas y un hijo avergonzado, Hernández Cabrera sugiere además que podrían ser los mismos detenidos avergonzados y el niño de catorce años de la rifa. Pero me parece una interpretación algo forzada. Esta hoja suelta de la que sólo se conoce el anverso ha sido datada por Pellicier como de 1901, sin mención de día ni mes.

 

Dibujo 3

 

 

 

 

 

 

La ilustración del Corrido "Los 41" es de difícil datación puesto que no está acompañada de ningún texto y en la edición de Monografía de 406 grabados de José Guadalupe Posada, solo dice: 'Corrido los 41' ", de donde se puede suponer que la acompañaba un texto, quizás el mismo de ilustración fechada el 20 de noviembre ya que, por su tenor bien puede ser considerada un "corrido". Junto con la primera de esta serie, constituyen sus dos ilustraciones más representativas sobre el incidente y básicamente enfatiza en el ridículo de los travestidos con enormes bigotes. Agrega un detalle muy posadiano, los pies de los bailarines son de esqueletos y, en el caso de las "simpáticas muchachas" aprovecha los vestidos de manga corta o sin mangas para mostrar también los brazos de esqueletos. Además agrega, en el extremo superior izquierdo, un palco con la orquesta, esbozada con calaveras. De nuevo hay un énfasis en la alta condición social de los involucrados, detalle enfatizado en la vestimenta de bailarines y músicos. Esta ilustración, junto con la primera, son las más socorridas y citadas cuando se hace alusión a 'El baile de los 41 maricones'.

 

Dibujo 4

 

 

 

 

La última ilustración, fue publicada en el periódico 'La Guacamaya', el 25 de julio de 1907. El título que acompaña a esa ilustración es significativo: "El feminismo se impone" y muestra lo rápido que el número 41 fue identificado como estigma del homosexualismo masculino. Un número 41 de proporción monumental abarca gran parte del dibujo y actúa como paredes o biombos de una casa, mostrando una "familia" en el medio del 4 y sobre el 1 cuelgan sartenes, a su alrededor, el servicio doméstico, hombres vestidos de mujeres, detalle enfatizado en el pelo corto y ondulado y los bigotes, realizan distintas labores hogareñas, cocinan, planchan bordan y arrullan un bebé. En el extremo superior izquierdo, la pareja de dueños de la casa, dos hombres, uno de ellos vestido de mujer. La ilustración de Guadalupe posada viene acompañada de un romance: "Mientras la mujer asiste / al taller y a la oficina, / y de casimir se viste, / y de la casa desiste / y entra airosa a la cantina, / el hombre barbilampiño / queda haciendo el desayuno / cose, plancha y cuida al niño, / y todos con gran cariño / le llaman cuarenta y uno".

 

 

Dibujo 5

 

 

 

 

Como se aprecia, Posada adhiere en sus dibujos, a todo lo que las noticias han dicho sobre la condición social de los involucrados, gente de alta sociedad, "lagartijos", y acentuando en el hecho de que la denostada homosexualidad es una característica de las clases ociosas y este detalle se enfatiza en la segunda ilustración: en el primer plano, los escarnecidos maricones aparecen vestidos con elegantes ropas de mujer y la risueña masa en actitud de expectante y burlona audiencia. De alguna manera, con estos dibujos, Guadalupe Posada se anticipa a la poética politizada de Castrejón en Los cuarenta y uno: novela crítico social, como crítica al porfiriato; pero es una hipótesis algo arriesgada.

 

 

 

El legado de Guadalupe Posada

 

En 1923, un grupo de artistas mexicanos, ante la necesidad de tener un organismo que los representara, funda el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores. Un grupo, entre los que se encontraban Orozco, Siqueiros y Rivera, publica el "Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores" y empieza a publicar el semanario 'El Machete'. Este órgano sindical tuvo entre sus primeros ilustradores a Orozco, quien se reconoció admirador de Posada y a quien había visto trabajar de niño: "Posada trabajaba a la vista del público detrás de la vidriera que daba a la calle y yo me detenía encantado por algunos minutos, camino a la escuela, a contemplar al grabador, cuatro veces al día, a la entrada y salida de las clases, y algunas veces me atrevía a entrar al taller a hurtar un poco de las virutas de metal que resultaban al correr el buril del maestro sobre la plancha de metal de la imprenta pintada con azarcón. Este fue el primer estímulo que despertó mi imaginación y me impulsó a emborronar papeles con los primeros muñecos, la primera revelación de la existencia del arte de la pintura. Fui desde entonces uno de los mejores clientes de la editorial de Antonio Vanegas Arroyo".

Por su parte, Rivera habría de prologar la primera edición de las obras de Guadalupe Posada del cual dirá: "Su buril agudo no dio cuartel ni a ricos ni a pobres; a éstos le señaló sus debilidades con simpatía, y a los otros, con cada grabado les arrojó a la cara el vitriolo que corroyó el metal con el que Posada creó su obra".

Seguramente, de escucharlo decir estas engoladas palabras, desde su fosa anónima, "don Lupe", dejaría su cazo de tequila colgando del borde del barril y apoyado sobre su mesa de trabajo haría correr su afilado cuchillo sobre un bloque de madera para grabar la obesa imagen del muralista, buscando sus rasgos más significativos. Con un leve chirrido, la hoja va labrando sobre la madera rasgos inconfundibles que recuerdan vagamente a Mao Zedong en la versión de Andy Warhol: goloso rostro redondo, frente despejada con los retintos cabellos peinados hacia atrás, ollares vibrátiles y bulbosos, carnudos labios sensuales, doble papada lujuriosa, capotudos ojos exoftálmicos de mirada fuerte, tenue hiératique. Mientras, una orquesta de musicantes calaveras, de bigotazos y vestidas de mariachis, anima la velada y la Catrina, al ver concluido el rostro de su padre putativo, como la divina Eulalia de Darío, ríe, ríe, ríe.

 

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