Revista Ecos de Asia

Más allá de la madriguera del conejo: una mirada a “Manga” マンガ en el British Museum

El manga, el anime o los videojuegos, entre otros medios pertenecientes a la cultura pop japonesa, se han convertido en una de las expresiones culturales más atractivas y reconocidas de Japón y su imagen internacional durante las últimas décadas. Con una amplia y creciente presencia en la esfera pública occidental, como también en aquellas instituciones dedicadas a la promoción de la cultura japonesa, no es de extrañar que dichos lenguajes artísticos pudieran llamar la atención de nuestro panorama museístico. El valor expositivo del manga como arte, tanto en sus capacidades narrativas y temáticas como en sus cualidades formales y expresivas, disfruta de un consolidado reconocimiento en Japón, donde se han llevado a cabo numerosas exposiciones y retrospectivas sobre reconocidas franquicias, mangaka, ilustradores e incluso revistas.[1] Sin embargo, tal estatus en Occidente es aún una cuestión con relativamente poco recorrido, de momento limitada dentro de convenciones y eventos centrados en el manga y el anime como pueden ser el Salón del Manga de Barcelona (recientemente renombrado como Manga Barcelona),  y que por desgracia puede carecer de familiaridad con el gran público pese al interés que suscita entre su afición.

Finalmente, la esperada y deseada cita ha tenido lugar durante este verano en Londres, ciudad que en el contexto de las Jornadas culturales Japón-Reino Unido 2019-20, se ha convertido en el escenario de numerosos eventos y exposiciones relacionadas con Japón y su cultura, entre las cuales destaca especialmente Manga マンガ, una exposición sobre la materia llevada a cabo en el British Museum entre el 23 Mayo y el 26 de Agosto de 2019. Promocionada por el banco Citi, y organizada en colaboración con el Centro Nacional de Arte de Tokio y la Organización por la Promoción del Manga y el Anime, Manga se ha presentado al mundo como la mayor exposición sobre manga realizada fuera de Japón hasta la fecha.

Reproducciones en vinilo a gran escala de Goku (Dragon Ball) y Joe (Ashita no Joe), acompañadas de la consecuente página original de sus respectivas series

Y lo cierto es que tal afirmación no está para nada errada, ya que más allá de ser literalmente la exposición más grande y completa llevada a cabo en Occidente, el trabajo realizado por Hiromi Uchida, Ryoko Matsuba y Nicole Rousmaniere como comisarias de la exposición tras la organización, producción y montaje de la misma es sencillamente espectacular. Por un lado, la muestra reunió una amplia y numerosa variedad de mangaka de distintos géneros y épocas, que han cedido temporalmente las páginas manuscritas originales de algunos de los momentos más icónicos de sus series junto a breves entrevistas en algunos casos. De entre los artistas expuestos encontramos desde maestros clásicos como Tetsuya Chiba (Ashita no Joe), Moto Hagio (Poe no Ichizoku, ¿Quién es el 11º pasajero?), Katsuhiro Otomo (Akira) o Keiko Takemiya (La Balada del Viento y los Árboles) hasta iconos del manga contemporáneo como Eiichiro Oda (One Piece), Naoko Takeuchi (Sailor Moon), Hirohiko Araki (Jojo’s Bizarre Adventure) o Takehiko Inoue (Slam Dunk, Real, Vagabond), entre otros. Sin embargo, el trabajo de sus comisarias también queda reflejado en la coexistencia de algunas de las editoriales más icónicas de la industria como Shûeisha, Kôdansha o Shôgakukan, aspecto que puede sorprender ya que son competencia directa en términos de mercado (contando además con sus propias iniciativas promocionales y eventos),[2] pero que para esta ocasión han estrechado su apoyo al British Museum elaborando interesantes entrevistas en video de algunos de los más cruciales editores de la industria, lo cual engrandece aún más si cabe la envergadura de la exposición que estamos tratando.

¡Los manuscritos originales de algunos de los momentos más épicos de One Piece!

Pese a que su escueto título aluda solamente al manga, la exposición comprende todos aquellos ámbitos que conforman la industria del comic japonés, su modelo editorial, mercado, tendencias y otros aspectos circundantes al mismo y su cultura, como son el anime, los dôjinshi y el cosplay. Todos estos contenidos convergen en un discurso que parte de definir el manga, sus características narrativas y su sistema de producción como también trazar una breve retrospectiva histórica del medio y sus orígenes. Mientras que en una segunda mitad se compilan la amplia variedad de temas y géneros que cubre la industria mediante la presentación de algunas de sus series paradigmáticas, desde deportes, ciencia ficción y aventuras hasta terror, gag manga y dramas románticos, contando con una perspectiva de género tratando obras como el Marido de mi Hermano, Poe no Ichizokuo la Balada del Viento y los Árboles, que ofrecen una aproximación al colectivo LGTBI y al arte de las autoras de manga reflejado en la demografía shôjo. El único género que la exposición deja de lado es el del hentai, por razones más que obvias: por un lado haría que la exposición no fuera apta para todos los públicos, y por otro por ser un aspecto que interesa eludir para concienciar al público de que las capacidades artísticas y expresivas del medio van mucho más allá de “violencia y sexo”, visión estereotipada que siempre se había asociado con el manga y el anime y que en este caso podría haber avivado aún más dicha polémica. Finalmente, la exposición concluye reseñando el impacto del manga en la sociedad japonesa y el surgimiento de un fenómeno fan a nivel global, reflejado en aspectos como el cosplay y el manga amateur en otros. Un discurso principalmente divulgativo, que introduce al público más general al denso y variado mundo del manga y la subcultura otaku, pero que también resultó de interés y emocionó a aquellos fanáticos y entendidos en la materia, que quedaron encandilados al contemplar las páginas originales de algunas de sus series favoritas y poder recorrer todos sus detalles.

Sección dedicada a las series Poe no Ichizoku y El Dulce hogar de Chi

El diseño museográfico de la exposición, localizada en las galerías Sainsbury del British Museum, esgrandilocuente y denso a la par que sugerente y cautivador. Por un lado, los objetos y dibujos expuestos se combinan con reproducciones a gran tamaño de los mismos y de otros materiales gráficos como posters que enfatizan la dimensión gráfica y material del medio. Los muros laterales de la sala cuentan con una serie de reproducciones en vinilo a gran escala de icónicos personajes como Goku de Dragon Ball o Josuke de Jojo’s Bizarre Adventure, que contienen en sí alguna página original de su correspondiente serie. Mientras que a lo largo de la exposición vamos encontrando expuestas figuras de algunos de estos personajes como Atom de Astroboy, Joe de Ashita no Joe, una cabeza gigante del titán colosal de Ataque a los Titanes o incluso obras de arte contemporáneo como My Family Tradition (2019) realizada por la artista contemporánea Rieko Akatsuka (hija del mangaka Fujio Akatsuka) que en suma ofrecen una estética similar a la que encontramos en las grandes convenciones sobre la materia. La exposición también cuenta con ciertas secciones que incentivan la interacción del espectador, como un área intermedia con estanterías repletas de ediciones inglesas y japonesas de manga para que los visitantes puedan deleitarse un instante a leer u ojear sus series favoritas. Del mismo modo, justo antes de abandonar la muestra nos encontramos un curioso “foto-matón” con el que podemos retratarnos jugando con diversos efectos luz, viñetas y onomatopeyas características del medio.

Detalle de un tramo de la exposición

Por otro lado, la organización de la exposición no ha pasado por alto la relevancia del British Museum y de la ciudad de Londres como espacios expositivos que han acogido la muestra. De este modo ya en la entrada a la exposición podemos encontrarnos simpáticas analogías a Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, exponiendo la transculturalidad del manga y la obra de Carroll mediante distintas adaptaciones realizadas por mangaka de la talla de Katsuhiro Otomo, Katsuji Matsumoto o el grupo CLAMP. También podemos encontrar una sección dedicada a una de las historias del manga de misterio The Case Records of Professor Munakata de Hoshino Yukinobu, que ambienta una de las aventuras del profesor Munakata, protagonista de la serie, en el British Museum. Habiendo recibido ya una breve retrospectiva en el British Museum por esta misma historia hace casi diez años, su recuerdo en la exposición no solo alude a la cultura británica si no también rememora el vínculo entre el museo y el manga, en un ciclo de interacciones que ha llevado a la celebración de la actual exposición.

Gosho Aoyama decidió traer Detective Conan a la muestra exponiendo uno de los momentos más cruciales de la serie… ¡Ambientado, como no, en Londres!

Sin embargo, y a modo de crítica más personal, la huella de este contexto expositivo, como también del British Museum y otras entidades implicadas en la organización de la exposición, es perceptible en ciertos temas y aspectos del discurso desarrollado, especialmente en lo relativo a la narrativa histórica en torno a los orígenes del manga. En este sentido el discurso de la exposición posee un notable interés por situarse en la perspectiva que sostiene que los orígenes del manga se encuentran en los rollos narrativos emaki de la edad media o los ukiyo-e de hace trescientos años, teniendo a artistas de la talla de Katsushika Hokusai como precursor del medio. Pese a que dicho enfoque no es del todo errado, existe también un consenso que defiende que los orígenes del manga se encontrarían más bien en la llegada del comic occidental e ilustradores como Charles Wirgman a Japón durante segunda mitad del siglo XIX, que darían inicio a una primera tradición de comic japonés basada en tiras cómicas y otros formatos como el 4-koma manga.[3]

Y lo cierto es que la exposición también da cabida a dicho bagaje dentro de su retrospectiva histórica, exponiendo ilustraciones, cuadernos y tiras de Rakuten Kitazawa (el considerado como “primer mangaka”), como también ediciones originales de las primeras revistas japonesas que publicaban comic a principios del siglo XX. Sin embargo, esta idea de crear una analogía entre la tradición pictórica japonesa y el manga está relativamente presente a lo largo de la exposición, tanto en la sección que narra sus orígenes como en algunas entrevistas que enfatizan este espíritu de reflejarse en los “grandes maestros de tiempos anteriores”. Probablemente tras el énfasis en esta idea se busque dar a conocer las colecciones sobre Japón que posee el British Museum (como museo cuya misión de estudio y principales colecciones están conformadas siguiendo unos patrones principalmente arqueológicos y por tanto no estrechamente contemporáneos) como también establecer un vínculo con el público general, cuyas percepciones o precedentes en torno al arte japonés pueden estar basados en aquellas prácticas artísticas más tradicionales, como la caligrafía o el ukiyo-e. De todas formas, este aspecto no tiene por qué ser considerado negativo como tal, ya que de hecho ofrece nuevos matices a la exposición estableciendo mejor su propio discurso, como también interesantes diálogos entre el arte de algunos mangaka y la tradición pictórica japonesa.

Detalle de la sección dedicada el manga The Case Records of Professor Munakata, donde también se debatía sobre los precedentes de exposiciones sobre comic y manga en Occidente

Por último, no podemos concluir esta reseña sin antes hacer mención al espectacular catálogo de la exposición, un complentísimo libro de más de trescientas páginas que congrega todos los contenidos de la misma, gran parte de las ilustraciones expuestas, versiones extendidas de las entrevistas en video como también distintos ensayos realizados por especialistas y académicos en la materia (de entre los cuales algunos de ellos realizaron diversas conferencias durante las actividades realizadas en el contexto de la exposición). Su precio ronda las treinta libras y está disponible para su compra en la tienda online del British Museum, por lo que puede ser una alternativa muy suculenta para todos aquellos que no pudieron asistir a la exposición al almacenar su recuerdo y todos sus contenidos. De hecho, la notable cantidad de fuentes primarias y ensayos académicos que contiene la catálogo hacen de él una nueva fuente bibliográfica de gran valor para el campo de la investigación del manga y el anime.

Manga ha sido una exposición excelente y de cátedra sobre manga, su historia e industria, que ofrece un discurso completo, accesible y ameno sobre dicha materia en una sociedad que cada vez se muestra más receptiva y cercana a los códigos visuales, narrativos y temáticos de la cultura popular japonesa contemporánea. Su magia sólo nos ha durado poco más de tres meses, más su recuerdo sirve de precedente y paradigma para el desarrollo de futuras exposiciones sobre manga y anime en Occidente que puedan dar a conocerdichos medios a un rango de público más amplio al mismo tiempo que se asientael extenso valor cultural y artístico que poseen.

Para saber más

  • Gravett, Paul. La Era del nuevo cómic. Madrid, H. Kliczkowski, 2006
  • Santiago, José Andrés. Del cuadro flotante a la viñeta japonesa. Vigo, dx5 Digital & Graphic Art Research, 2010
  • Schodt, Frederik L. Manga! Manga! The World of Japanese comics. Nueva York, Kodansha USA, 2012 (Orig. 1983)

 

Notas:

[1] Por ejemplo en la ciudad de Kioto podemos encontrar el Museo del Manga, que inaugurado en el año 2006, ha llevado a cabo multitud de exposiciones sobre manga y retrospectivas de autoras como Keiko Takemiya. Por otro lado, el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio está llevando a cabo una retrospectiva de Isao Takahata, reconocido animador y directo del estudio Ghibli fallecido el año pasado. Ilustradores como Yoshitaka Amano, Haruhiko Mikimoto o Akemi Takada también han disfrutado de numerosas exposiciones, entre muchos otros ejemplos que se llevan realizando desde hace décadas.

[2] Completando el hilo que hemos introducido en la anterior nota en torno a exposiciones sobre manga y anime en Japón, el año pasado Shûeisha celebró la exposición Shônen Jump TEN, una apoteósica muestra que conmemoraba el 50 aniversario de la revista de manga Shônen Jump dividiendo su amplia historia en tres muestras que aglomeraban las grandes eras de la revista: los años ochenta, 1990-96 y finales de los noventa hasta la actualidad. La exposición, aparte de ser una oda a la revista y sus series, reunió a algunos a de los más prestigiosos mangaka que han pasado por ella en multitud de eventos y entrevistas

[3] Véase la sección “Para saber más” al final del artículo para conocer bibliografía recomendada en torno a estos aspectos.

avatar Óscar García Aranda (9 Posts)

Historiador del Arte por la Universidad de Barcelona (UB) y graduado del Máster Oficial de Estudios de Asia-Pacífico en un Contexto Global por la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Actualmente es estudiante del programa doctoral de Traducción y Estudios Interculturales por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), focalizando su línea de investigación en el manga y el anime como lenguajes artísticos contemporáneos de Japón.


Share

Deja una respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.