Los cubanos repiten una frase emblemática de José Martí: "Leer es crecer". Los niños y los jóvenes de Cuba pegan el estirón cada vez que buscan respuestas en los libros a las preguntas que llevan en las pupilas. “Un libro nuevo es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente", decía Martí. La XXIX Feria Internacional del Libro de La Habana -que se realizará del jueves 6 al domingo 16- tendrá como país invitado a Vietnam, que llegará a la capital cubana con una delegación de escritores, editoriales y artistas. El grupo Octubre también estará presente en este acontecimiento cultural que se celebra en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, en el que participarán más de 300 invitados extranjeros entre profesionales del libro, editores, traductores, libreros y expositores.

Sonia Almaguer, directora de la Cámara del Libro de Cuba, cuenta que la primera feria, entonces con carácter bianual, fue en 1982. "En el 2000 empieza un movimiento editorial a partir de una iniciativa de Fidel Castro, en la que se habla sobre la masificación de la cultura y la importancia de que haya un interés de la población por la lectura, por la búsqueda de conocimientos. No hacemos nada con un pueblo alfabetizado si realmente no somos un pueblo culto", plantea Almaguer a Página/12. Desde entonces se implementa un plan de publicaciones, de grandes tiradas editoriales, no solamente en la capital. El sistema de ediciones territoriales se crea "con el objetivo de poner en cada provincia de este país una editorial para promover a todos aquellos autores que viven en las provincias y que no tenían posibilidades de llegar a formar parte del catálogo de las editoriales nacionales", explica la directora de la Cámara del Libro de Cuba.

Libros para todos

"La Feria del Libro se ha convertido para el pueblo cubano en el evento más esperado y popular de la cultura cubana -confirma Almaguer-. La Feria es el epicentro de todas las manifestaciones artísticas que tenemos en el país. Hay un movimiento alrededor del libro durante diez días. Después de su episodio internacional, la Feria empieza a circular por todo el país, y culmina en Santiago de Cuba, una de las ciudades más grandes del oriente cubano con una tradición muy importante en la esfera de la lectura y la literatura, con casas editoriales y un movimiento de artistas e intelectuales muy grande". Durante diez días habrá más de 50 expositores extranjeros de España, México, Perú, Panamá, Colombia, Guatemala, Rusia y China, entre otros países. A las editoriales internacionales se suman 62 sellos cubanos.

"La fortaleza militar San Carlos de la Cabaña es un recinto construido en el siglo XVIII que tiene la magia de sus altos muros, una construcción maciza con calles empedradas, pequeñas plazas grandes y un sistema de bóvedas, que son los espacios que utilizamos para la exposición, comercialización y salas de presentaciones de libros -detalla Almaguer-. Tiene un pabellón infantil, Tesoro de Papel, que está dedicado completamente a los niños, con actividades diarias de presentaciones de libros, talleres de creación y actividades artísticas". El recinto ferial puede recibir en un día a 100 mil personas.

¿Qué políticas promueve el Estado para que los libros lleguen a todos los cubanos? "En Cuba el libro es un producto subvencionado por el Estado; para la población el libro tiene un precio subsidiado y esto es válido para todo tipo de literatura -responde Almaguer-. En Cuba existen 87 sellos editoriales con una amplia gama de perfiles. También se protege el sistema de bibliotecas públicas y escolares. El Estado tiene la obligación de entregar los ejemplares correspondientes por ley que se producen cada año a la Biblioteca Nacional y a la biblioteca Elvira Cape, que radica en Santiago de Cuba".

La directora de la Cámara del Libro de Cuba precisa que la feria es "una vitrina que permite que la población se encuentre con las novedades, pero también con libros de usos, libros raros, toda una política que no solo abarca al libro nuevo". Además hay políticas de rebaja de precios para aquellos libros que tienen más de cinco años publicados. "Siempre se saca provecho hasta el último instante de vida útil de un libro para que pueda ser adquirido por la población. Muchas editoriales venden sus libros a la Distribuidora Nacional del Libro, que pone a disposición del público una amplia variedad de títulos y géneros literarios", comenta Almaguer.

Javier Figueroa, el embajador argentino en Cuba, compara a la Feria Internacional del Libro de La Habana, uno de los acontecimientos culturales cubanos, con el Festival de Cine Latinoamericano, que también se realiza en la capital cubana. "Más allá de la asistencia de delegaciones extranjeras, lo que la hace tremendamente especial es la ubicación y su convocatoria en el pueblo habanero. La Feria se hace en una de las mayores fortificaciones que los españoles construyeron en América, que fue la comandancia del Che cuando ingresó a La Habana con las columnas revolucionarias que venían de Oriente".

Jarabe de elocuencia

El embajador argentino en Cuba destaca otra peculiaridad. "La Feria es masiva, es uno de los rituales anuales de los habaneros que habla de la relación que tienen los cubanos con el libro y la palabra. No es casual este entusiasmo en un país cuyo padre fundador, José Martí, fue un gran escritor. Un país pequeño en tamaño y población que nos dio tantos buenos escritores como José Lezama Lima, Nicolás Guillén, Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier y Leonardo Padura", enumera Figueroa y agrega que "es una pesadilla para cualquier orador seguir después de un discurso pronunciado por un cubano; deben tomar jarabe de elocuencia en la primaria".

Figueroa dice que debe haber pocas relaciones más fraternas que la argentina-cubana. "Donde se busque en la cultura cubana siempre habrá un eslabón argentino, desde el propio Che hasta la docena de argentinos que han colaborado, trabajado o fundado insignes instituciones cubanas, como Fernando Birri y la Escuela Internacional de Cine San Antonio de los Baños, Jorge Ricardo Masseti en Prensa Latina o la íntima relación de Julio Cortázar con Casa de las Américas", repasa el embajador y señala que "uno de los bustos más bellos de Evita se encuentra en una plaza del Vedado". Para el embajador argentino es muy difícil resumir las conexiones culturales que nos unen con los cubanos. "Quizás lo que más conmueve es el afecto que los cubanos sienten por nosotros. Es para mí una dicha representar a mi país en un lugar donde espontáneamente te reciben con una sonrisa cuando saben que sos argentino".

Los días eran así

Argentina tendrá un stand editorial coordinado por el librero chaqueño Rubén Bisceglia, dueño de la Librería de la Paz. El grupo Octubre presentará en la Feria de La Habana tres libros: Ese hombre, de María Seoane y Gisela Marziotta; Esa mujer, de Víctor Santa María y Seoane, y Los días eran así, de Hugo Soriani, director general de Página/12. 

Marziotta, flamante diputada que asumió en reemplazo de Daniel Filmus, subraya que es "un honor presentar su libro en un encuentro editorial de prestigio internacional, en el mismo nivel de la Feria del Libro de Buenos Aires, que es uno de nuestros grandes orgullos". "Cuba es un país muy rico en lo cultural, nos ha sabido dar artistas que nos enorgullecen a nivel regional. Además, creo que el pueblo cubano es admirable, se distingue por su calidez y por su fortaleza. A su vez, es parte fundamental e ineludible de la historia latinoamericana. Y fruto de eso ha sido la huella de su literatura a lo largo de todo el siglo pasado", analiza la diputada, que fue candidata a vice jefa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Foto: Lucía Grossman


"El periodismo, que es el tipo de escritura al que me dediqué toda mi vida, me fue llevando de alguna forma u otra a la política -repasa Marziotta-. Desde muy joven me dediqué al periodismo porque encontré en él una herramienta para visibilizar los problemas de la gente, sobre todo aquella gente que le es más difícil hacerse escuchar. Pasé del periodismo a la política con la intención de seguir a fondo con esa vocación, ahora cuento con más herramientas para cambiarle la realidad a esa gente".

El subtítulo de Los días eran así, el libro de Soriani que reúne las contratapas publicadas en el diario, condensa los temas que aparecen: La cárcel, la política, el periodismo, el fútbol y el rock contados desde la última página. "Hay algunas historias en las que traté de eludir la autorreferencia y puse en boca de otros cosas que en realidad me pasaron a mí. Era más fácil y más soportable hacerlo de esa manera", confiesa uno de los fundadores de este diario, que presentó el libro editado por la editorial Octubre en mayo de 2017 en la Feria del Libro de Buenos Aires, con Nora Veiras, Carlos Ulanovsky, Taty Almeida, Lita Botaino, León Gieco y Rep, quien además tuvo a su cargo las ilustraciones de la edición. "Había más de mil y pico de personas; fue una fiesta", evoca Soriani. 

El título del libro -prologado por Estela de Carlotto y con epílogo de Ernesto Tiffenberg- viene del estribillo de una canción de Ivan Lins, "Nuestros hijos", que León Gieco tradujo al español. "En el estribillo le pide perdón a los hijos por todo lo que nosotros los obligamos a pasar en esa época. Dice 'perdonen la falta de amigos,/ perdonen la falta de abrigo,/ los días eran así'. Es la pena profunda de haber vivido clandestino, de haber tenido que cambiar de país o de lugares -reflexiona Soriani-. Cuando estaba preso, una de las cosas que más me afectaban era los compañeros que tenían hijos, que los veían detrás de un vidrio. Yo caí a los veinte años. Yo me negaba a tener hijos. Recién fui padre en el 96".

Después de haber estado nueve años detenido en diferentes cárceles (Rawson, Caseros, Magdalena y Devoto), Soriani salió en libertad en 1983, justo una semana antes de que asumiera Raúl Alfonsín. "Yo empecé a notar que los relatos que hacía sobre mis experiencias en las cárceles provocaban un impacto devastador en el auditorio; se podía arruinar un asado por cosas que contaba con absoluta naturalidad y con dosis de humor. El libro tiene humor y esa es una de las cosas que más valoro: la posibilidad de no victimizarme de manera trágica. El humor es un recurso que los detenidos políticos usamos siempre. Los hijos de desaparecidos también -aclara el director general de Página/12-. Nos permitimos entre nosotros ciertas licencias. El humor es un mecanismo típico de defensa desde que el hombre es hombre. Yo he leído libros de sobrevivientes de campos de concentración y es lo mismo. El humor es un recurso de autodefensa frente al horror".

Las sucesivas maestras de Joaquín, el hijo de Soriani, y también los padres de los compañeros de escuela, le preguntaban sobre su experiencia como preso político durante la dictadura cívico-militar. "Cuando les contaba me decían: '¿por qué no escribís un libro?' Yo escribo las contratapas en el diario, ya está. Un diario lo leen unas quinientas mil personas, un libro, ¿cuántos lo leen? Hasta que me di cuenta de que no es lo mismo un diario que un libro. Un diario lo leés y lo perdés. El libro perdura", reconoce el autor de Los días eran así, un libro estructurado en tres partes: los años de la cárcel, notas y crónicas sobre música y textos sobre la infancia y la relación con su padre. "Mi viejo era un militar retirado del ejército por conspirar contra Perón; era de derecha y gorila. Yo tenía una relación muy intensa con él. A pesar de su ideología contraria a la mía vino a verme a todas las cárceles y jamás me hizo un reproche", afirma emocionado.

"Yo nunca volví a sentir en mi vida esa cosa de gesta colectiva: nos salvamos todos o no se salva nadie. Tenía un pedacito de pan, estaba cagado de hambre, y lo partía por la mitad para compartir con los compañeros -recuerda Soriani-. Esa cosa de coraje, de solidaridad, a pesar de que pensábamos que nos iban a matar al día siguiente, eso jamás lo volví a sentir. Si hay algo de lo que estoy realmente orgulloso es de haber bancado juntos, de no haber denunciado a nadie, a pesar de haber estado nueve años cagándonos de frío y de hambre; nos bañaban con agua fría con temperaturas bajo cero, nos cagaban a palos. Tenemos el orgullo de esa resistencia colectiva".

Soriani cuenta que su militancia en los años 70 -en el Frente de Lucha de Secundarios (FLS) y luego en el PRT y el ERP- nació bajo la gesta de la revolución cubana. "Ir a presentar el libro a Cuba tiene una significación muy especial para mí, que me sé de memoria la carta que le escribió el Che a Fidel y que Fidel leyó cuando lo mataron al Che en Bolivia -admite el autor de Los días eran así-. Es importante tener la posibilidad de hablar de esa gesta que seguimos y admiramos, con sus dificultades y con lo que tuvieron que vencer, y que hoy ha cambiado porque la juventud que no vivió la época de Batista y la gesta del Moncada y de Sierra Maestra no la tienen tan internalizada como está en nosotros. Ojalá la revolución y la justicia social puedan seguir vigentes en Cuba".

Miles de cubanos se preparan para crecer y experimentar "la ráfaga divina" en sus frentes.