Daniel Arroyo: “No es lo mismo la cuarentena entre la clase media que entre la población pobre”

Entrevista

El ministro de Desarrollo Social de Argentina dice que “En América Latina nos estamos adelantando y aprendiendo de lo que ha pasado en los países europeos”

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Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social de Argentina

ROBERT MUR

Cuando Daniel Arroyo fue designado el año pasado al frente del Ministerio de Desarrollo Social, las organizaciones que luchan contra el hambre y la exclusión en Argentina lo celebraron. Con una tercera parte de su población bajo la línea de pobreza y el país en bancarrota tras la gestión macrista, el presidente Alberto Fernández apostó a un experimentado político, que ya trabajó para varias administraciones peronistas, pero que a la vez es un experto académico en el área y conoce muy bien el entramado social del conurbano bonaerense, en cuyas numerosas villas y barrios se concentra la miseria.

Arroyo también está muy conectado con la problemática latinoamericana. Politólogo, nacido en 1966 en Castelar, localidad del área metropolitana de Buenos Aires, asumió el ministerio en diciembre y lo primero que hizo fue impulsar el Plan Nacional contra el Hambre. Sin embargo, lo que ya parecía una tarea compleja en el marco de la dura crisis económica, se ha tornado una misión titánica tras la irrupción del coronavirus. Llueve sobre mojado. El parón productivo derivado de la cuarentena obligatoria, que se inició este viernes, golpeará principalmente a los sectores más pobres, teniendo en cuenta que Argentina tiene un 40% de trabajo informal. Arroyo anunció esta semana un plan de ayudas urgentes para las personas de menores ingresos. En la Casa Rosada, al igual que en otros gobiernos de Latinoamérica, preocupa la posibilidad de un estallido social si la crisis sanitaria se desborda.

Más allá de las medidas sanitarias, ¿desde un punto de vista social están preparadas Argentina y América Latina para afrontar el Covid-19, teniendo en cuenta las grandes bolsas de pobreza existentes?

En materia social, América Latina tiene básicamente dos problemas serios: uno es la pobreza y otro es la informalidad laboral. Dos cuestiones que impactan fuerte: la cantidad de personas a las que no les alcanza para comer, que no llegan a fin de mes o están en situación de pobreza, y la cantidad de personas que no son asalariadas, con lo cual en momentos de aislamiento social sufren más.

En la región se está actuando más rápidamente que en Europa.

Así es, creo que en términos generales América Latina tiene una ventaja y es que la pandemia sucedió antes en otros continentes y que estamos todavía con un clima favorable. Eso nos permite aprender de las experiencias de otros países. Nosotros vemos, en el caso de Francia, España o Italia, que se suspendieron las clases, cuando habían llegado a un pico muy alto de casos. En Argentina y en otros países de América Latina nos estamos adelantando, aprendiendo y tomando nota de lo que ha pasado con el coronavirus en los países europeos, de modo que se intenta tratar de aplanar la curva de infectados. Veremos si se logra.

El aislamiento es muy complicado para muchos sectores que no tienen ingresos”

En este sentido, ¿es previsible que la cuarentena o aislamiento social obligatorio golpee duramente en las clases más bajas?

Eso sí es una desventaja para América Latina: la informalidad laboral y la pobreza. Al no ser una sociedad asalariada en su conjunto el aislamiento es muy complicado para muchos sectores que no tienen ingresos, pero el hecho de haber aprendido de cómo fue evolucionando en los países europeos nos da más posibilidades.

Además, en Argentina o Brasil se produce un hacinamiento en barrios de ciudades, muchos de los cuales ni siquiera tienen agua corriente que, junto con el jabón, es uno de los elementos básicos para combatir la propagación del coronavirus. ¿Cómo se lucha contra eso en tan poco tiempo?

La situación de Argentina y de otros países de AL, no de América Central o de los países más pobres, es un tema de pobreza urbana. La pobreza urbana está vinculada en esencia al problema del hacinamiento, de la informalidad laboral y de los problemas de infraestructura básica, entre los cuales está el tema del agua. Claramente es un asunto bien importante, pero creo que Argentina, un poco más que otros países, ha generado una red social de contención muy importante del estado, de las escuelas, de las organizaciones sociales, de las iglesias. Eso también tiene un punto muy favorable en la medida en que es una red muy fuerte para asistencia alimentaria, para contención, para acompañamiento del estado y de la sociedad civil y eso siempre ha sido un valor en el momento de enfrentar crisis como la que tenemos en este momento.

nque empobrecida, Argentina cuenta históricamente con un Estado del bienestar que la mayoría de países latinoamericanos no tiene. ¿Será suficiente para contener los efectos de un pico del virus?

Argentina tiene una gran red de atención de salud, educación y asistencia alimentaria. Un Estado de bienestar con muchas dificultades, que ha tenido problemas serios y que se ha desfinanciado en los últimos tiempos. Por eso aumentó tanto la pobreza, pero sigue existiendo esa red. Y más allá del Estado, tiene además mucha sociedad civil, muchas redes sociales comunitarias que tienen que ver con la atención y con el conflicto social cotidiano, pero también con la asistencia y la contención de los más pobres, todo junto a la vez.

Hemos hecho un refuerzo presupuestario para atender la asistencia alimentaria”

¿Cuáles son las acciones urgentes que hay que ejecutar para evitar que la pandemia sanitaria se traduzca en un conflicto social grave en medio de la cuarentena?

Hay tres acciones muy claras: la primera es preservar los ingresos, generar condiciones para preservar los ingresos de lo que nosotros llamamos las “changas”, el trabajo informal, el trabajo precario. Todas las transferencias que he anunciado esta semana, que tienen que ver con los jubilados, la Asignación Universal por Hijo, las personas que tienen planes sociales (subsidios) tienen ese objetivo: primero preservar los ingresos de una sociedad no asalariada. Ese es un punto clave que permite lograr lo básico de lo básico. Lo segundo es sostener la red de asistencia alimentaria. Hemos hecho un refuerzo presupuestario para atender la asistencia alimentaria, ir al modelo de viandas, de módulos alimentarios de modo tal que la gente se traslade menos para ir a buscar la comida. Y lo tercero es que la cuarentena, el aislamiento en los sectores más pobres está muy vinculado al hacinamiento, a la dificultad de estar en la casa. Entonces, hay que generar actividades barriales, bien de poco movimiento, de pequeña infraestructura. He armado un esquema de banco de materiales para arreglar la vivienda propia, para mejorar la escuela, el club. Eso también ayuda porque no es lo mismo la cuarentena en la clase media, que es alguien que se queda en su casa, que el aislamiento social en los sectores pobres, con cinco personas en un dormitorio. Así pues, generar actividades locales es un punto clave, hemos planteado eso como una doble medida: atender la cuestión barrial y también como generación de crecimiento económico desde abajo. En términos prácticos, se trata de sostener ingresos, fortalecer la red de asistencia alimentaria y, en tercer lugar, generar mecanismos para actividades muy barriales de poco movimiento.

Estamos muy informados de lo que pasa en España e Itlialia, son muy cercanos a nuestra cultura eso ha ayudado a tomar conciencia de la gravedad de la situación, de lo que hay que hacer”

En sectores del Gobierno argentino hay mucha preocupación porque la crisis sanitaria se desborde y se produzca un estallido social que derive en un problema grave de seguridad. ¿Piensa en ese escenario?

Lo que veo es mucha conciencia social. Ayuda mucho ver qué ha pasado en países que para nosotros son muy cercanos. En la vida cotidiana, estamos muy informados de lo que pasa en España e Italia, son muy cercanos a nuestra cultura, a nuestra tradición. Entonces, eso ha ayudado a tomar conciencia de la gravedad de la situación, de lo que hay que hacer. Yo veo una sociedad muy preparada y muy consciente del aislamiento, del cuidado, de circular lo menos posible y veo en particular a los sectores más pobres muy conscientes de las dificultades que hay. En este contexto vamos monitorizando permanentemente la situación, pero en términos generales hay una sociedad que entiende que hay que hacer este esfuerzo, que hay que priorizar la salud y, sobre esa base, el cumplimiento es muy alto de lo que está pidiendo el gobierno nacional, que es el aislamiento.

¿El Gobierno podrá controlar la situación?

La situación es muy complicada, claramente se están tomando las medidas que hay que tomar con claridad y hay un acompañamiento social de esas medidas. Hay mucha conciencia de priorizar la salud, aún en un contexto de deterioro de la economía. Creo que estamos trabajando correctamente, tenemos que monitorear y entender que cada día hay que ver cómo evolucionan las cosas, pero se está actuando de manera coordinada entre todos los estamentos políticos y de mucha correlación entre lo que define el estado y lo que hace la sociedad.

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