Mónica Aspe, directora general de AT&T México confió en que la consulta pública sobre las bases de la licitación IFT-12, que incluye espectro ideal para la provisión de servicios 5G, se convierta en una oportunidad para reflexionar de manera constructiva, entre todos los actores del sector telecomunicaciones, sobre los objetivos que se buscan como país en materia de espectro radioeléctrico, comunicaciones e inclusión digital.
Entrevistada luego de participar en el “Foro nacional IMEF de energía e infraestructura 2024”, la directora de AT&T México aseguró que la posición oficial de la empresa sobre el proceso licitatorio a través del cual el IFT estaría poniendo a disposición del mercado 6 mil 158 bloques de espectro en diferentes bandas, quedará clara cuando se presenten los comentarios en la consulta.
“Esperamos que la consulta de las bases para una posible licitación del espectro, sea realmente un mecanismo de reflexión de qué es lo que queremos lograr como país con el espectro radioeléctrico, con nuestras redes de comunicación y con la inclusión digital y que no sea sólo para asignar espectro a los precios actuales, que el propio pleno del IFT ha dicho que son anticompetitivos”, aclaró.
Este debe ser el momento en que se abra la conversación “y todos queremos ser parte de esa reflexión constructiva”, donde la pregunta como país es cuál es el objetivo de esa licitación desde el punto de vista del costo actual del espectro radioeléctrico, sobre todo cuando el pleno del IFT ya aprobó por unanimidad un estudio cuya conclusión señala que con el actual nivel de precios del espectro, que además de ser ineficientes e ir en contra de la recaudación, es anticompetitivo.
“Siendo el IFT la autoridad de competencia, no pensaría que van a asignar espectro bajo estas mismas reglas que se consideran anticompetitivas. Entonces yo lanzaría la necesidad de tener la reflexión de qué se quiere lograr como país con esta licitación en las condiciones actuales del costo del espectro radioeléctrico”.
Y es que también en su participación en la mesa titulada “Transformando las telecomunicaciones a través de la infraestructura digital”, Mónica Aspe sentenció que “el nearshoring es una promesa, no una realidad”.
De tal forma que para lograr que este modelo sea una realidad, los inversionistas deben tener claro que hay condiciones para acceder a energía suficiente, accesible, confiable y limpia, lo mismo que acceso a servicios de telecomunicaciones en las mejores condiciones y de forma competitiva.
Sin embargo, “en el caso de las telecomunicaciones, tenemos una estructura de costos muy alta. Si bien los precios de los servicios bajaron en términos nominales como 30 por ciento y en términos reales como 60 por ciento desde la reforma de telecomunicaciones”, hoy la estructura de precios es muy alta.
En materia de espectro radioeléctrico, el país registra precios muy elevados con relación al nivel que registran otros países, dado su poder adquisitivo; en materia de despliegue se tiene además “un costo enorme” incluyendo temas de seguridad.
Además, “hay que ver lo que es desplegar redes en el territorio nacional, por la normativa brutalmente compleja, que implica veintitantos permisos para poner un kilómetro de fibra óptica, particularmente si cruzamos de un municipio al otro”.
A ello se suma el incremento de más del 30 por ciento recientemente anunciado a los aranceles de la importación de fibra óptica, como un elemento más de esa estructura de costos altos.
“¿Qué pasa entonces? Que ese cheque se le pasa al cliente final”, porque si bien los precios de los servicios han bajado brutalmente en México desde la reforma de hace 10 años, “hoy México tiene uno de los megabits más caros de América Latina”.
En ese sentido, Mónica Aspe consideró “de lo más controvertido que no pensemos en una política integral, donde si lo que queremos es bajar los costos de los servicios de telecomunicaciones para ser atractivos a la inversión e incluir digitalmente a las personas en nuestro país, digamos: ’ok, ¿cuáles son los elementos clave en el costo? Entonces, vamos a hacerlos más caros’”.
Complementariamente, se debe tener en cuenta que a nivel global la industria de telecomunicaciones sufre una crisis, por los lentos –y en algunos casos inviables—ciclos de retornos de inversión en las grandes sumas que hacen falta para desarrollar redes, fenómeno que también pasa en México y donde además se tiene que sumar esa estructura de costos alta.
En suma, si México quiere convertir en realidad la oportunidad del nearshoring se debe trabajar en contar con energías limpias, accesibles y seguras y un sector de telecomunicaciones que ayude a generar competencia y garantice la conectividad para todas las industrias.
C$T-GM