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Características básicas de los alimentos ecológicos, desmintiendo muchos de los bulos existentes sobre ellos.

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ALIMENTOS ECOLÓGICOS

Más allá del marketing

De la quimiofobia a los cerdos tratados con homeopatía

Desde hace ya "unos cuantos años", se viene asistiendo a la condena y al repudio de todo lo que suene a QUÍMICA, sin recordar que tanto si se quiere como si no, química es todo.Parece como si en la naturaleza no hubiese "compuestos", ni se diesen reacciones sin intervención de la mano del hombre.Todo lo que suene a "intervención humana", automáticamente es rechazado. En este "ambiente", la vuelta a los tiempos prehistóricos es un hecho.

Queridos compañeros, así os lo digo: vergüenza Me dais vergüenza, compañeros. Así lo siento. Hoy vi este cartel en un hipermercado y me ha dejado una terrible sensación de rabia, impotencia y pena. Otra vez. ¿En qué momento hemos derivado nuestro discurso, nuestra publicidad (que no nuestros alimentos) a ese absurdo fomento del terror hacia los aditivos? ¿En qué momento pensasteis que era correcto (o ético) dar a entender que un producto peor llamado “natural” era mejor que uno que también lo es, pero con otros aditivos diferentes? ¿Por qué renegáis de los compuestos que han conseguido que nuestros alimentos sean más seguros, duren más, tengan un sabor, un color, una textura correcta durante toda su vida útil? Si queréis os lo digo yo. Utilizamos aditivos en todos los alimentos, en los buenos y en los malos. En algunos los hemos usado con el objetivo de hacer creer que el producto es de mejor calidad. Pero antes el consumidor no miraba. Y ahora mira ¿eh? Ahora pregunta y quiere informarse, pero no siempre encuentra las mejores fuentes. Y hemos hecho (nosotros, compañeros, no miréis al otro lado) que asocien un producto malo con que un aditivo es malo. ¡Qué error! Hemos dado pie a bulos quimiofóbicos, hemos facilitado el camino a quien sabe que el miedo vende. Y sois tan tontos que, en vez de contestar, en vez de informar, en vez de utilizar materias primas de mejor calidad y seguir usando los aditivos tan tranquilos, habéis tomado la opción de seguir mintiendo pero desde el otro lado. Buscáis aditivos “naturales”como si todo, absolutamente todo, no fuera química. Habéis preferido confundir doblemente al consumidor poniendo nombres que les “suenan” en vez de decir que tanto los que les suenan como los que no, son perfectamente seguros. Y encima haciendo entender que hay otras marcas que sí utilizan esos malvados productos. Era complicado explicar que no podemos poner todos los aditivos en todos los productos que queramos ni en las dosis que nos venga en gana. Es difícil perder un minuto en decir que cualquier aditivo añadido está regulado y avalado en dosis indicadas, que son perfectamente seguros y que el objetivo es mejorar o mantener las características del alimento. Es más fácil callarnos que el problema es el producto, no el aditivo, ¿verdad? Dejarían de comprarlos. Habéis sido listos, no lo puedo negar. La opción más rentable era mantener los productos “malos” con aditivos (y colores más brillantes) y abrir el mercado a los nuevos productos “SIN”. Como si pudiéramos mantener exactamente el mismo producto sin añadirle nada. Eso le hacéis creer al consumidor, compañeros. Pero se va a dar cuenta de que también son aditivos, y ese día ¿qué vais a hacer? Porque no le estáis diciendo que el producto lleva conservantes que conoce, no, le decís “sin conservantes”, “sin colorantes artificiales” y todo junto a la palabra “natural”. ¿Qué vais a hacer cuando todos los aditivos sean “no artificiales” (manda narices) y ya no os diferenciéis del resto con ello? Miedo me da. Tenéis una responsabilidad con la sociedad. Debéis comunicar e informar al consumidor que todo lo que se añade a un alimento es seguro. Y lo que se añade a los procesados que no son saludables también lo es, lo que no es bueno es ese alimento que hemos inventado, no los aditivos. Y por si fuera poco, como sabéis que el producto no es bueno (porque lo sabemos, no miréis al consumidor), le añadís algún nutriente que le parezca chulo a quien lo compra (vitaminas, minerales) para que, tantoellos como vosotros, os sintáis menos mal con el esperpento que habéis ideado. Aquí me dais más vergüenza aún. ¿En qué lugar nos dejáis a los que creemos que los avances en la industria alimentaria mejoran y facilitan el acceso a alimentos variados y seguros? ¿A los que peleamos cada día por informar de lo que de verdad hacemos? Queridos compañeros: yo también soy Imperio, pero no soy como vosotros. Y lo peor, las personas que trabajan para quien decide fomentar esto, estoy segura que tampoco. Vergüenza de quimiofobia que hemos creado y que ya os adelanto: pagaremos caro. Queridos compañeros, así os lo digo: vergüenza

A esto se le añade la habitual cantidad de información, verdadera o no, que hay por todos lados, y ya tenemos la empanada hecha.

A cuentas con la leche cruda

La leche cruda es aquella que no ha sido calentada a una temperatura superior a 40 ºC ni sometida a un tratamiento de efecto equivalente. Se trata, a grandes rasgos, de la leche tal y como sale de la ubre del animal. La decisión tomada por el Gobierno de Cataluña de permitir su venta directa, del ganadero al consumidor, ha sido criticada con dureza por parte de muchos profesionales relacionados con la seguridad alimentaria, ya que consideran que la medida incrementa de forma innecesaria los riesgos para el consumidor. A continuación veremos por qué. Muchas personas piensan que la leche recién ordeñada es estéril, pero en realidad puede estar contaminada con microorganismos patógenos desde el mismo momento en el que sale de la ubre o incluso antes, si por ejemplo el animal padece determinadas enfermedades, como brucelosis o mastitis, que pueden pasar inadvertidas a simple vista porque no siempre muestran síntomas. Además, es posible que pueda contaminarse por otras vías, como puede ocurrir a partir de las heces de animales sanos. ¿Cómo se debe manipular la leche cruda? La leche cruda es un producto muy delicado ya que sus características (pH, nutrientes, actividad de agua, etc.) la convierten en un medio de cultivo idóneo para el desarrollo de microorganismos. Así, para evitar que los patógenos contaminen este alimento y supongan un riesgo para la salud, debe manipularse de manera adecuada. Eso significa que, para transportar la leche desde la explotación ganadera hasta el domicilio, debería utilizarse un envase limpio y hermético y algún tipo de sistema que mantenga la temperatura de refrigeración. Después, es necesario hervir la leche cuanto antes, dándole tres hervores, bajar la temperatura lo antes posible hasta los 4 ºC, almacenar a esa temperatura y consumir antes de que pasen 72 horas desde el ordeño (aproximadamente 48 horas desde la compra). Además, hay que tener en cuenta otras medidas correctas de higiene como, por ejemplo, no volver a introducir la leche ya hervida en el mismo envase que se empleó para transportar la leche cruda con el objeto de evitar recontaminaciones. En cualquier caso, aunque se sigan todas estas pautas, se recomienda que las personas pertenecientes a grupos de riesgo (mujeres embarazadas, niños pequeños, ancianos y personas inmunodeprimidas) se abstengan de consumir este tipo de leche. En definitiva, manipular de modo correcto la leche cruda no es sencillo. Por una parte, no contamos con los conocimientos, el hábito o la voluntad para hacerlo. Fijémonos en lo que ocurre en Italia, donde la venta de este producto está permitida desde hace más de una década. En ese país, el 43 % de las personas que toma leche cruda no la hierve, bien porque la consumen así directamente (23 %) o porque no la calientan lo suficiente (20 %). ¿Cómo se explican estas cifras? Hay personas que consideran que no tienen tiempo suficiente para hervirla de manera adecuada o desconocen que hay que hacerlo o cómo deben proceder. Pero es que, además, hay muchos ciudadanos que no la hierven porque tienen la creencia infundada de que beber leche cruda aporta beneficios para la salud (como la mejora del sistema inmunitario o la prevención de alergias), motivo por el cual se la ofrecen a sus hijos, con el grave riesgo que eso supone. Por último, hay personas que piensan que hervir la leche afectará de forma negativa a su composición y su sabor y, por eso, prefieren no hacerlo. ¿Por qué no es buena idea permitir la venta directa de leche cruda?

El riesgo de infección por tomar leche cruda es 150 veces mayor que si la tomas pasteurizada

https://elpais.com/soci EE UU busca a enfermos por tomar leche cruda en 19 EstadosUn hombre de Nueva York ha sido el tercer afectado por beber leche cruda que ha necesitado asistencia médica, según ha notificado el Centro de...EL PAÍS

Y surgen los alimentos ecológicos

Se denomina alimento ecológic​o, alimento orgánico o alimento biológico, al producto agrícola o agroindustrial que se produce bajo un conjunto de procedimientos denominados “ecológicos”. En general, los métodos ecológicos evitan el uso de productos sintéticos, como pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales.

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Su precio es superior al de los alimentos convencionales.¿Lo es su calidad?

Seis de cada diez ciudadanos en España aseguran que consumen alimentos ecológicos habitualmente.

En los últimos 10 años la extensión dedicada a la producción biológica no ha parado de crecer, lo que sitúa a España como el paíscon mayor superficie ecológica de Europa.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, ha valorado positivamente el crecimiento de este sector, que ha dejado de ser un nicho de mercado para convertirse en una realidad económica, con clara vocación exportadora. La producción ecológica ofrece alimentos que contribuyen a la protección del medio ambiente, al bienestar animal y al desarrollo rural, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. La superficie de agricultura ecológica en España se situó en 2.246.474,5 hectáreas en 2018, lo que supone un incremento de un 8 % sobre el año anterior, según el avance de datos del informe “Agricultura Ecológica. 2018” que anualmente elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). El número de operadores biológicos alcanzó los 44.282, un 6 % más frente al año precedente, de los que 39.505 eran productores; 4.627, procesadores; y el resto comercializadores, importadores y exportadores. En cuanto a las explotaciones ganaderas ecológicas, si bien se mantiene un crecimiento global discreto, pero continuo -que en 2018 alcanzó el 1,68 % respecto al año anterior- destacan incrementos del 14,94 % en ovino de leche y del 14,86 % en bovino de leche, así como del 11,51 % en porcino, datos a tener en cuenta en relación a sectores tan importantes como el lácteo y el porcino. Respecto a las industrias ecológicas en 2018 se aprecia un avance importante, con 7.670 industrias relacionadas con la producción vegetal, lo que supone un incremento del 15,13 % respecto al año previo, así como 1.216 industrias relacionadas con la producción animal, que indican un incremento del 5,65 %. La producción ecológica, también denominada biológica u orgánica, conocida además por sus apócopes bio y eco, es un sistema general de gestión agrícola y producción de alimentos que combina las mejores prácticas en materia de medio ambiente y que debe cumplir con unas exigentes normas específicas de producción, además de la normativa general de alimentos. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, ha valorado positivamente el importante crecimiento, sostenido, que experimenta este sector año tras año. En los últimos 10 años la extensión dedicada a la producción biológica no ha parado de crecer, con casi un millón de hectáreas de incremento en el periodo 2008-2018, lo que sitúa a España, desde hace años, como el país con mayor superficie ecológica de Europa y uno de los mayores del mundo. Planas ha destacado que la producción ecológica, presente en todas las autonomías, es hoy en día “una realidad económica” en España que además contribuye a la creación de empleo y a la fijación de poblaciones. Ha subrayado que cada vez son mayores las demandas de la sociedad que piden modelos de gestión altamente respetuosos con la conservación del medio natural y que, al mismo tiempo, den respuesta a las necesidades crecientes de un consumidor que demanda productos ecológicos. Alimentos ecológicos, cada vez más demandados Este método de producción desempeña un papel social doble, ya que, por un lado, aprovisiona de alimentos bio un mercado específico que responde a esta creciente demanda de la población y, por otro, proporciona a la sociedad bienes que contribuyen a la protección del medio ambiente, al bienestar animal y al desarrollo rural, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Los estudios del Ministerio señalan que, en el futuro, se prevé una expansión del consumo y de la demanda de productos ecológicos, por estar en línea con la evolución de la demanda del consumidor, por llevar experimentando crecimientos de dos dígitos en los últimos años, y por seguir una clara tendencia de convergencia con los países más avanzados de la UE. Aunque el gasto per cápita en España es aún bajo, se mantiene una tendencia alcista y se sitúa ya en 46,5 euros por habitante y año, cifra que duplica los 21,85 euros que se gastaban en productos eco en 2013. Por otro lado, desde el Ministerio, en línea con dar a conocer el gran trabajo que se realiza en el sector agroalimentario desde la producción hasta la comercialización, se creó en 2008 la categoría “Producción ecológica”, dentro de los Premios Alimentos de España y que tienen como finalidad reconocer el trabajo de todos aquellos personas que trabajan para ofrecer al consumidor alimentos de calidad, con métodos y tecnologías innovadoras y respetuosas con el medio ambiente. La superficie de agricultura ecológica aumentó un 8 % en 2018 y se situó en 2.246.474 hectáreas

Según la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, la alimentación agroecológica contribuye a mitigar los impactos del cambio climático.

Alimentación agroecológica contra el cambio climático La Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología (SEAE) publica un estudio-diagnóstico, de libre descarga, sobre la situación de los sistemas alimentarios sostenibles y ecológicos en España y su contribución a mitigar los impactos del cambio climático. El hecho de producir, distribuir y consumir alimentos tiene asociada una serie de repercusiones ambientales, sociales y económicas. Cuestiones como las técnicas de producción, los mecanismos de distribución y comercialización o los hábitos de los/as consumidores/as, entre otros, son factores que condicionan el impacto del ciclo alimentario. Todas estas variables se refieren a Sistemas Alimentarios. Y, en este sentido, la SEAE ha preparado un nuevo estudio en el que recoge la situación de sistemas alimentarios sostenibles y ecológicos existentes en España y su contribución, en concreto, a estrategias y prácticas de adaptación y mitigación en respuesta a los efectos asociados al cambio climático. Este Estudio-Diagnóstico participativo, de libre descarga y el que se anima a difundir desde SEAE, identifica diversos modelos organizativos e iniciativas seleccionadas por sus características determinadas, que se ajustan según los parámetros de un sistema alimentario agroecológico. El nuevo documento se realiza en el marco del proyecto “Adapta tu Dieta, Cuida tu Clima”, que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y cuyo objetivo es el estudio y promoción de los sistemas alimentarios agroecológicos como estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático. ¿Qué incluye el Estudio-Diagnóstico? “Situación de los sistemas alimentarios agroecológicos en España y su contribución al cambio climático” incluye, además de un marco teórico y una contextualización de los referentes anteriores de otros proyectos y estudios, el análisis de 8 experiencias, identificadas como referentes, de Sistemas Alimentarios Agroecológicos, concretamente de Andalucía, Comunitat Valenciana, País Vasco, Cataluña y Madrid. En estas experiencias, los alimentos son producidos bajo los parámetros de la producción ecológica así como el cambio en una serie de aspectos clave: la relocalización del consumo con alimentos frescos y de temporada, dietas con reducción del consumo de carne, la economía circular de los residuos orgánicos como fertilizantes, entre otros, y la minimización del desperdicio alimentario, que integran un enfoque de sistemas alimentarios de emisiones prácticamente nulas. Respecto a la contribución de los mismos como estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático, señalan desde el estudio que “la agroecología en sí misma es una técnica de adaptación al cambio climático. Las explotaciones ecológicas generalmente disponen de una mayor diversidad de especies, y en ellas suelen cultivarse variedades adaptadas localmente. Ello mejora la resiliencia de los agroecosistemas frente a las condiciones climáticas adversas. Por tanto, los sistemas agrarios deben adaptarse a esos impactos adversos para asegurar una producción de alimentos resiliente.”. Para conocer las iniciativas analizadas así como las conclusiones de este estudio, SEAE lo pone a libre disposición desde este enlace: https://www.agroecologia.net/estudio-adapta-dieta19/ El proyecto “Adapta tu Dieta, Cuida tu Clima” también ha desarrollado otras actividades de información y divulgación sobre la importancia de la alimentación en la mitigación y adaptación al Cambio Climático con el objetivo de empoderar a la población y hacerla consciente de los impactos de sus decisiones respecto a la alimentación. Alimentación agroecológica contra el cambio climático

¿Qué es un alimento ecológico?

Para que un alimento pueda denominarse ECOLÓGICO, debe cumplir una normativa, que le permita llevar la correspondiente certificación, que asegura haber sido obtenido bajo unas determinadas condiciones de producción (la denominada producción ecológica).

REGLAMENTO (UE) 2018/848 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO, de 30 de mayo de 2018, sobre producción ecológica y etiquetado de los productos ecológicos y por el que se deroga el Reglamento (CE) n.o 834/2007 del Consejo

Un alimento ECO, BIO, ORGÁNICO o NATURAL es un alimento obtenido mediante un tipo de producción alimentaria (ya sea agrícola o ganadera) sostenible.

'Eco', 'bio', 'orgánico', 'natural'…, son términos que podemos encontrar fácilmente en cualquier supermercado y que nos remiten a un tipo de producción alimentaria (agricultura o ganadería) sostenible. Sin embargo, no todas las menciones están aceptadas, ni significan lo mismo. La normativa establece claramente las pautas que se deben cumplir para poder considerar que un alimento es ecológico, y sólo los productos que las siguen pueden indicarlo en el etiquetado. Qué es un alimento ecológico

Los alimentos deben obtenerse mediante un sistema de producción que no dañe el medio ambiente, la salud de los animales, ni la de las personas.Se limita pero NO se prohíbe el empleo de fertilizantes, fitosanitarios o medicamentos (pueden emplearse una serie de compuestos químicos aprobados por la legislación correspondiente, las plagas deben controlarse por medios naturales como puede ser la rotación de cultivos y ante la presencia de enfermedades en el ganado se prefiere el empleo de homeopatía o métodos similares, pero si es necesario pueden usarse fármacos).Se mejora el bienestar animal.

Características de la producción ecológica (1)

NO pueden emplearse organismos modificados genéticamente (transgénicos).NO se exige una mayor calidad nutricional entre alimentos ecológicos y alimentos convencionales.Se intenta fomentar el consumo de alimentos de proximidad, pero NO se prohíbe el transporte de alimentos ecológicos entre distintas zonas geográficas, con independencia de la distancia existente.Pueden obtenerse en cualquier época del año, con independencia de que sean de temporada o no.

Características de la producción ecológica (2)

Los alimentos obtenidos bajo las condiciones de producción anteriores, reciben la correspondiente certificación de ALIMENTOS ECOLÓGICOS.

Sellos que acreditan la producción ecológica indicando la comunidad autónoma.

Ejemplos de alimentos ecológicos

Fuente

Fuente

¿Qué ocurre realmente con los alimentos ecológicos?

"Los alimentos ecológicos no son ni más sanos ni más seguros ni más nutritivos".

Hablan los expertos

Bernhard Url, responsable de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea

El director de la Agencia de Seguridad Alimentaria de la UE (Efsa) alerta "del peligro de volver a la Edad Media si se desprecia la opinión científica en favor de superstición". La comida nunca ha sido más segura que ahora, y si mira las encuestas sobre las preocupaciones de la gente, la seguridad alimentaria no está arriba en las listas. Sin embargo, hay peros: el uso de químicos, las cadenas de oferta globales, la falta de conocimiento de dónde vienen las cosas, el procesado. Eso hace que la gente esté a veces incómoda, como si la comida no fuera ya algo natural. El uso de químicos da la sensación a la gente que la comida de hoy no es como aquella supuesta comida natural de nuestros abuelos, lo que es completamente equivocado: la nuestra es muchísimo mejor. La complejidad de la cadena de distribución, la industrialización de la agricultura y el procesado e alimentos ha hecho aumentar la sensación de que no sabemos de dónde viene la comida, quién influye en el camino, los contaminantes. Quizás es la falta de proximidad. Los alimentos ecológicos no son ni más sanos ni más seguros ni más nutritivos

Actualmente existe una tendencia creciente a comprar productos ecológicos al incorporarlos automáticamente a una dieta “sana”, una situación que está llevando a que muchas personas hagan una mala interpretación de este término, así como del sello ecológico. Lo que no significa que de forma automática estos alimentos sean saludables.Se trata de una “moda” que está en auge, muy promovida por las grandes cadenas alimentarias que quieren dar una imagen positiva hacia los consumidores y que, además, sacan un gran beneficio. Galletas, cereales, patatas fritas, gominolas… Son infinidad los artículos que se pueden encontrar bajo el sello eco, bio u orgánico. ¿Podríamos decir que las patatas fritas o las gominolas son alimentos saludables? Siguen siendo productos ultra procesados y, por lo tanto, perjudiciales para la salud.

Ecológico vs saludable, ¿es lo mismo?

Aclaraciones sobre el sistema de producción ecológica

Qué no es un alimento ecológico: 7 aspectos para distinguirlos En algunos aspectos, como el bienestar animal, los alimentos ecológicos sí mejoran las condiciones de producción (aunque no se corresponden exactamente con la idea que puede tener el consumidor de animales criados en libertad). Pero, en otros aspectos, alimento ecológico no equivale a alimento sostenible. Estas son algunas de las aclaraciones necesarias sobre este sistema de producción, que pueden resolver las principales dudas de los consumidores y ayudarles a distinguir un alimento ecológico de otro que no lo es:

  • Los alimentos de proximidad no son necesariamente ecológicos: a pesar de que el consumo de alimentos producidos localmente se asocia a un estilo de vida sostenible, no pueden considerarse ecológicos por sí mismos. Para ello, tienen que cumplir con las condiciones de la legislación para alimentos ecológicos sobre el sistema de producción, prácticas de labranza, o fertilización. Indudablemente, optar por estos productos tiene efectos sobre el desarrollo local, y reducen el impacto medioambiental al minimizar el transporte, pero no pueden denominarse ecológicos, ni venderse como tales.
  • Los alimentos ecológicos no tienen por qué ser alimentos de proximidad: el sello ecológico se puede utilizar tanto en alimentos de la propia Unión Europea, como en alimentos de otros países. El Reglamento 1235/2008 establece las condiciones para la importación de alimentos ecológicos de países fuera de la UE, y pueden circular libremente por los mercados. Los consumidores podemos encontrar arroz ecológico de la India, kiwis ecológicos de Nueva Zelanda, o carne biológica de Argentina, que cumplen escrupulosamente con los requisitos para considerarse ecológicos (pero no tanto con la idea del consumidor sobre la sostenibilidad de estos productos).
  • Los alimentos ecológicos no están libres de contaminantes: si un producto se obtiene en zonas con una alta contaminación estará igual de contaminado que un alimento producido por técnicas convencionales.
  • La carne ecológica y el uso de antibióticos y hormonas: en la ganadería ecológica no se permite la utilización de medicamentos como tratamiento preventivo, pero sí se autorizan en tratamientos terapéuticos, incluyendo los antibióticos. En cuanto a las hormonas, está prohibido su empleo con cualquier fin (control de la reproducción, crecimiento…). En la ganadería convencional tampoco se pueden usar para potenciar el crecimiento, pero sí con otros objetivos.En cualquier caso, los medicamentos veterinarios no pueden utilizarse libremente, y tras su administración se deben respetar los tiempos de espera antes de obtener los productos, para que no contengan residuos por encima de los máximos fijados. Dicho esto, el Parlamento Europeo ha solicitado que se limite uso de antimicrobianos como medida para hacer frente a las resistencias microbianas.
  • Los productos ecológicos están libres de organismos modificados genéticamente (OMG): efectivamente, la legislación prohíbe expresamente utilizar OMG para la producción de alimentos ecológicos (aunque permite que se usen medicamentos veterinarios obtenidos de OMG). Esto supone que no se pueden emplear piensos, semillas, abonos, fitosanitarios, o animales genéticamente modificados, o que procedan de OGM.Esto no quiere decir que los alimentos no ecológicos puedan contener OMG libremente sin que el consumidor lo sepa. El Reglamento 1829/2003 obliga a indicar en el etiquetado la mención “modificado genéticamente” si el producto está compuesto por OMG, o contiene ingredientes producidos a partir de OMG en cantidad superior al 0,9%. Por otra parte, los OMG utilizados en la Unión Europea están convenientemente evaluados y autorizados por la Comisión Europea.
  • Las condiciones de vida de los animales en la producción ecológica son mejores que en la convencional: una diferencia importante es que el ganado debe tener acceso al aire libre (se puede restringir por las condiciones atmosféricas, o el estado del terreno). Pero esto no implica que los animales estén pastando a su antojo: el Reglamento 889/2008 establece las superficies mínimas de los alojamientos y las zonas al aire libre para cada animal y, por ejemplo, una vaca de 325 kilos dispondrá de 4m2 en la parte cubierta y 3m2 al aire libre.Tampoco se puede atar ni aislar a los animales (salvo por razones veterinarias o de seguridad, y durante un tiempo limitado), y en el caso de las gallinas no pueden criarse en jaulas.
  • Las frutas y verduras ecológicas no tienen por qué ser de temporada: no hay restricciones a la producción en invernaderos.
Alimentos ecológicos

La distorsión de la palabra "natural" ha alcanzado el paroxismo dentro de la publicidad de los alimentos

"Es más interesante optar por cualquier producto de proximidad que dinamice el comercio local, respete el medio ambiente y tenga en cuenta el buen estado de los animales”

Beatriz Robles

Gracias