Como era de esperar, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se sumó al coro de críticas que desde la derecha surgieron luego de que el lunes se conociera la noticia de que el documental Al filo de la democracia, dirigido por Petra Costa, que se centra en el juicio político que terminó con la salida de la presidencia de Dilma Rousseff, está nominado al Oscar como mejor película en la categoría documental.

En su habitual contacto con los medios y simpatizantes que el mandatario suele tener cada mañana cuando sale del Palacio de la Alvorada, en Brasilia, el líder ultraderechista dijo que la película es “ficción” y la calificó de “porquería”. “Ah, ficción... para el que le gusta lo que comen los buitres es una buena película”, ironizó. Luego, cuando le preguntaron si había visto el documental, dijo que no y se preguntó: “¿Voy a perder el tiempo viendo una porquería de esas?”.

Posteriormente y en referencia a otros temas, Bolsonaro dijo a los medios que todavía no decidió la propuesta de cambio en el cobro de las facturas de energía eléctrica para los templos religiosos, pedido realizado la semana pasada por la influyente bancada evangélica. El argumento esgrimido por los legisladores afines al evangelismo es que las ceremonias en sus templos se hacen de noche, en los horarios de mayor consumo de energía.

Si bien la propuesta no fue aprobada, no faltaron las críticas al mandatario por considerar este pedido. “Yo me estoy poniendo al día y aún no decidí nada. No sé por qué hay esas ganas de pegarme todo el tiempo. ¿Yo firmé el decreto? No. Entonces, ¿por qué esos golpes?”, dijo el mandatario, según consignó Folha de São Paulo.

Bolsonaro dijo que tomará la decisión “en el momento justo”, pero no especificó cuál sería ese momento. Bromeando, el político ultraderechista dijo: “Yo decido a los 48 minutos del segundo tiempo. ¿Se acuerdan de cuando Palmeiras ganó un partido a los 54 minutos del segundo tiempo. Yo decido en la hora correcta”, dijo Bolsonaro, que agregó que no tiene opinión sobre el tema.

Pero pese al tono jocoso que pretendió imprimirle al tema, la cuestión lo pone entre la espada y la pared. Bolsonaro llegó a la presidencia brasileña en las elecciones de 2018 gracias a un fortísimo apoyo de grupos religiosos evangelistas, e incluso temas de la agenda de estos sectores se incluyeron en su agenda de gobierno. En este tema puntual, el lobby religioso choca contra los intereses del ministro de Economía, Paulo Guedes, que en el marco del reacomodo de las cuentas públicas que lleva adelante, no se le pasa por la cabeza la rebaja de la energía para los numerosísimos templos religiosos que hay en cada rincón del territorio brasileño.