N A R R A C I Ó N
Con: Nadie
En: Entrada de la residencia

Narración 001

Mi llegada a IRO

Eazti si bien se había inscripto hace varios días a la residencia, no fue capaz de ingresar temprano, muchos papeles de intercambio, muchos problemas con su jefe que no la quería dejar partir. Eazti odiaba donde vivía, el calor era siempre insoportable y no podía usar los tejidos de lana que tanto amaba, la gente no era agradable, y su trabajo era repetitivo y aburrido, pinchar con tridentes a los muertos. Cuando veía hacia el futuro veía más, sabía que era capaz de mucho más.

Eazti como buena demonio, mintió, mintió para que la dejaran mudarse, su trabajo en la residencia era tentar un par de personas para cometer el mal, para pecar, pero a la peli negra la tenía sin cuidado y no pensaba cumplir su palabra, pues ¿Cómo podían enterarse? Su plan se escuchaba perfecto en su mente, seguro lo era y estaba convencida de ello al cien por ciento, su servidora no tanto.

Hizo las maletas, empacó todo para una estadía armoniosa y pacífica, desde sus cientos de flores secas para el cabello hasta algunos dedos que había cortado, eran de recuerdo, muchos de ellos todavía con la marca del anillo de bodas que se quitaron cuando faltaron el respeto a su cónyuge, buenos tiempos. Ahora su destino cambiaba, podrían escribir su historia en las estrellas como una constelación con formas extrañas, su nombre podría ser recordado por generaciones, podría inspirar a nuevos demonios a hacer lo que ella, podría por fin recuperar aquellos recuerdos que creía perdidos entre los recovecos de su mente y sentirse por fin completa en un cuerpo que no parecía que le pertenecía, escapar de una vida monótona y simple.

Con grandes esperanzas se dirigió a su nuevo hogar, atravesando las infinitas escaleras del mundo que dejaba debajo, mientras más subía más colores divisaba, más olores sentía además del característico aroma de carne quemada y pólvora que había donde vivía, escuchaba los pájaros cantar a la lejanía y esa, esa era la señal que necesitaba para estar segura de lo bien que hacía.

¿Cómo conoció la residencia? Bueno, esa era una historia curiosa, un panfleto había llegado volando a sus manos como si se tratara de un pichón regresando con su amo, el destino quería creer la peli negra. Los colores del papel la cautivaron al instante, en un mundo de rojos y negro, los otros colores eran como fuegos artificiales a la vista. Durmió con ese folleto arrugado todas las noches desde que lo encontró, siendo su único amuleto entre tantos gritos de agonía, de las pocas cosas que la dejaban sumergirse en el mundo de los sueños, de la fantasía, ensoñaciones donde ella se desarrollaba como cualquier chica, con problemas tan humanos como lo era el amor y el dinero. Eazti quería experimentar esas emociones que volvían a las personas tan frágiles.

Y allí estaba finalmente, frente las puertas que la acompañaron en sus noches de insomnio, adorando el edificio con los ojos brillantes, con sus maletas en mano y cientos de ilusiones.

E n c u e s t a   A c t u a l :

1. ¿En qué mes estás de cumpleaños? Puede que una sorpresa toque tu puerta.

En enero, aunque a finales, el 31 de enero.


2. Si ahora aceptas compartir cuarto, ¿te gustaría tener compañera o compañero? ¿Por qué?

Estoy bien con ambas opciones, aunque al ser yo un chico quizás otro chico se sintiera más cómodo que una chica al compartir cuarto conmigo, pero por mi parte no tengo problema con el género.


3. Si ahora no aceptas compartir cuarto, ¿crees que te gustaría compartir alguna vez?

- Puesto que él si acepta compartir cuarto, y ya ha respondido la anterior pregunta, decide saltarse esta. -


4. En cuanto a gustos, ¿cuál es tu postre favorito?

No creo tener un postre favorito, realmente me encantan todos en general, salvo si llevan demasiado café o alcohol. Disfruto mucho de poder probar todos los diferentes postres que pueda encontrar allá a donde viajo. Aunque igualmente hay algunos a los que nunca les digo que no, como el dorayaki de chocolate, los mochis de fresa o el kakigori en verano. También me encantan todo tipo de tartas, como la tarta de queso, la de chocolate o el kurisumasu keiki.

Hay un residente que toca música, lo vi con un instrumento un día. Tiene los ojos rosados. Para él: ¿Qué música te gusta?

1. I n i c i o

꧁ M i   l l e g a d a   a   I R O  ꧂


El pelirrojo recibe un buen sueldo en su trabajo pese a lo joven que es, pero llegó un punto en que dejó de sentirse cómodo en el lugar en el cual vive. Sentía que el precio que estaba pagando no lo valía, por lo que comenzó a buscar más opciones. Le parecía engorroso el mudarse, pero se trataba de su bienestar y Arata, desde pequeño, había sido enseñado a ser el primer lugar en su lista, al menos en la de humanos.

Le había platicado a su mejor amigo sobre su plan de mudarse y este le ofreció su ayuda sin dudar. Es por ello que un día, tras salir de una sesión de fotos, de repente recibe un mensaje del chico, en el cual le enseñaba un panfleto digital.

«Se ve demasiado bueno para ser verdad. ¿Quieres que vaya a un lugar de procedencia dudosa para que me secuestren?», escribió.

«CLARO QUE NO. ¿Cómo dices eso? Me rompes el corazón», respondió el peliblanco.

«Lo investigué todo e incluso fui a echar un vistazo antes. Te quiero acompañar, pero en estos momentos no puedo. ¿Qué piensas? ¿Irás?»

«Vale, iré ahora. Pasaré por Bruma primero. Te cuento después qué tal».

Confiaba en su amigo, por lo que fue a su departamento actual a buscar a Bruma antes de dirigirse a IRO, siguiendo la dirección que aparecía en el panfleto.

Al llegar, su impasible rostro dejó relucir un pequeño gesto de sorpresa.

«¿De verdad esto es gratis?», se preguntó en sus adentros.

Antes de seguir avanzando, dejó salir a Bruma del transportador y se adentró sosteniendo el arnés de la felina, quien miraba muy curiosa todo. Pero como se trataba de un lugar desconocido, se paró en dos patas frente a Arata y este la subió a su hombro.

Durante el viaje había rellenado la solicitud, por lo que solamente debería dejarla dentro del buzón una vez en el hall, hecho que no tardó en realizar.
No planeaba quedarse mucho tiempo, por lo que apenas la carta se deslizó en el interior, procedió a retirarse con su felina y a esperar respuesta por parte de la residencia.

1: E n c u e s t a

1. ¡Se acerca la Navidad! ¿Qué planes tienes para ese día?

¿Debería? Creo que es algo trivial, así que no tengo un plan específico para ése día
de cualquier forma no hay trabajo en ésa fecha disfrutaré el día libre, los fuegos artificiales...
Eso si me gustaría ver... Ahora que lo pienso bien, supongo que se considera un plan.

2. ¿Cuál o cómo sería el regalo ideal que te gustaría recibir?

No soy quisquilloso, desde un buen vino a una simple camisa blanca es perfecto para mí.

3. ¿Celebras la Navidad? ¿Sí/no, por qué?

La navidad no es un concepto que se celebra de dónde vengo
sin embargo solía dar regalos a escondidas a mí hermano...
De cualquier forma ya no le veo la necesidad de seguir con eso, ya no es un niño.

２. I n i c i o : Primer día en IRO.

Relato:

Tras realizar todos los tramites necesarios, Kuon ya era miembro de la residencia IRO. Y ahora, tras llegar a su cuarto, comenzaba a preguntarse que sería lo primero que haría.

Para empezar comenzó a dejar sus cosas semi colocadas, al tiempo que admiraba la habitación.

- Es realmente espaciosa - pensó para si mismo.

Durante un rato prosiguió colocando sus cosas, que si bien seguramente no era lo que más le apetecía hacer, era una costumbre que había aprendido de sus padres, el no posponerlo para luego pues sino todo acabaría más desordenado.

Una vez pasado un rato, cuando ya tenía casi todo colocado, se acercó a la ventana para admirar las vistas. No es que hubiera algo especial en las mismas, pero eran unas vistas agradables igualmente, además de que mirar al cielo desde un lugar tranquilo siempre había sido algo que le relajaba.

- Creo que estaré bien en este lugar - pensó mientras contemplaba el cielo por un momento. Estaba contento con la habitación que le había tocado.

Después de este pensamiento, recordó a la persona con la que se había encontrado no mucho tiempo antes, y las palabras de la misma.

"-De verdad lo siento, te hice chocar y ahora parece que te dejo de lado. Créeme que no era esa mi intención, verás, llevo aparatos algo delicados entre mi equipaje y aunque no dudo que el servicio sea excelente tengo esa necesidad de seguirlos porque son de mi trabajo. En nuestro próximo encuentro pagaré la tercera ronda de la cafetería en compensación ¿Vale? Me cuentas que habitación te asignaron"

Le había parecido un tipo agradable, y esperaba tener la oportunidad de poder volver a encontrarse con él. Después de todo, a Kuon le gustaba poder socializar con las personas.

Y así, tras un rato sin hacer nada más en participar, decidió que era el momento de explorar aquel lugar. Las instalaciones parecían ser realmente amplias, por lo que decidió consultar con su I.A. cuales eran todos los servicios que ofrecían. Y tras una breve charla con esta, tomo rumbo hacía la cafetería, pues para que negarlo, tenía curiosidad por que tipo de comida ofrecerían, pero también comenzaba a tener hambre.

No tardo mucho en llegar hasta allí, y su primera impresión fue que al igual que el resto de las instalaciones, era un lugar amplio, además de contar con una amplia variedad de productos entre los que elegir. Se tomo su tiempo antes de hacer su pedido, una bebida de frutas y un trozo de tarta.

- Tiene muy buen aspecto - pensó mientras se lo preparaban.

Pasado un tiempo y tras terminar de comer, se dispuso a recorrer el resto de la residencia. Había algunas instalaciones que definitivamente habían llamado su atención, como la granja o el huerto, así como la biblioteca.

La visita a la granja fue más breve de lo que le hubiera gustado pues se mantuvo a cierta distancia, a pesar de las ganas que tenía por acariciar a algunos de aquellos animales, pero no quería arriesgarse a tener que pasar luego por la enfermería porque alguno le hubiera mordido o algo parecido. Kuon realmente amaba a los animales, pero pareciera como si estos le tuvieran un rencor especial pues siempre terminaban arañándolo, mordiéndolo, picoteándolo o algo parecido cuando se les acercaba demasiado. Con suerte, lo mejor que podía pasarle era que lo ignonaran, algo con lo que al final terminaba dolido igualmente, aunque no de forma física.

Su siguiente visita fue al huerto. Allí tuvo la oportunidad de charlar con uno de los miembros del personal de la residencia. No fue una charla larga, pero si agradable y en la que no pudo evitar sino recordar a su padre. Estaba seguro de que le habría encantado poder visitar el lugar y ver como cultivaban las diferentes plantas.

Por último decidió visitar la biblioteca, donde se encontró con una sorpresa realmente agradable al ver que contaba con un estudio de música.

- ¡Incluso tienen algo así aquí! - dijo en voz alta por la sorpresa e ilusión del momento, haciendo que otro residente que pasaba por allí lo escuchase.

- Lo siento - dijo riendo ligeramente - Es que soy músico y pues... no me esperaba que hubiera algo así en la residencia.

1. ¿En qué mes estás de cumpleaños? Puede que una sorpresa toque tu puerta.
Mm... Octubre.

3. Si ahora no aceptas compartir cuarto, ¿crees que te gustaría compartir alguna vez?
Depende de la persona, pero sí.

La primera persona que había transitado por su mente en ese momento se trataba de su mejor amigo.

4. En cuanto a gustos, ¿cuál es tu postre favorito?
Complejo... Todos me gustan, pero de momento elijo los cupcakes. Me gusta morder y encontrarme con diferentes texturas. Además, son muy estéticos.

E n c u e s t a   p a s a d a

1. ¡Se acerca la Navidad! ¿Qué planes tienes para ese día?
Ninguno en particular. Tal vez comer algo de la festividad.

2. ¿Cuál o cómo sería el regalo ideal que te gustaría recibir?
Algo útil o dulce... Si no tiene refinados, mejor.
Si es algo hecho por la persona misma, todavía mejor.

3. ¿Celebras la Navidad? ¿Sí/no, por qué?
Si armar y adornar un árbol falso en miniatura cuenta, entonces sí. Me parecen lindos.

Mi primer dia en IRO

2. I n i c i o   Mi primer día en IRO

Luego de haber dejado mi solicitud en el hall de IRO, fui escoltado por Isamu, quien amablemente, se ofreció a ayudarme con mis maletas. Me impresionaba lo fuerte que era, digno de admirar.

Dió unas cuántas indicaciones más, antes de irse y entregarme lo que seria la llave de mi cuarto. En cierto modo, era emocionante y la verdad, había tenido un día muy ajetreado y necesitaba descansar (o sentarme en donde fuera)

Una vez que el pelirosa giró el pomo de la puerta, se sintió de inmediato con esa sensación de calidez y comodidad. El folleto no mentía, y en parte se alivio de eso. Se dispuso a ponerse cómodo, y al cerrar la puerta, se quitó los zapatos y los colocó delicadamente en un compartimiento del inmueble; luego retiró algunos botones de su camisa y alborotó su cabello (costumbre que siempre ha tenido) y se ha estirado liberando sus alas, las cuáles puede esconder a voluntad propia. Y luego de todo ese ritual, procedió a desempacar sus cosas y hacer uso de las cajoneras en la habitación.

No lo pensó mucho más, y se dirigió al baño, para darse una ducha de agua tibia, eso sin duda le reconfortaría. Se bañó, vistió y secó su cabello.

Se disponía a escribir en una libreta que siempre llevaba con él, pequeñas cosas por hacer durante los próximos días; una de ellas era comenzar con el informe de la misión que tenía en este mundo, al parecer no había cazadores de faerys cerca, por lo tanto, ya podía dejar de infiltrarse con los humanos. Además, podía regresar cuando él quisiera, y parecía agradarle su vida en este lugar, por lo que su estancia era aún indefinida, y eso a Jay, le venía muy bien.

Pero, se percató de que su pluma no estaba, y en eso recordó:

-Cierto, la chica de cabello celeste… Bueno, no es problema, podré coger una pluma nueva mañana, en la biblioteca-. Concluyó. -Soy un idiota, ni siquiera le consulte su nombre, al menos recuerdo su apariencia.

En eso, su IA le habló: “Jay, tienes nuevos mensajes en tu bandeja de entrada”

-Recuérdame contestarlos mañana, por favor. Expresó el joven

-Recordatorio programado.

De pronto, escuchó ligeros sonidos en la habitación de al lado. ¡Tan pronto, y ya teníamos un vecino de pared! ¿Sería extraño, sí lo pasara a saludar? Luego de un rato, así lo hizo.

Y se dirigió a la puerta 14. El vecino se ha tomado su tiempo en abrir la puerta. - ¿talvez se encontraba dudando en si abrir o no, la puerta a un extraño?- . Fue lo que Jay pensó en ese momento.

Hasta que, por fin la puerta se abría. Dejó a la vista a un chico pelirrojo y con buena apariencia, sin duda había dado una buena impresión al joven modelo de ojos azules. Además, tenía el presentimiento de haberlo visto anteriormente, pero no recordaba dónde.

-Hola, decidí venir a saludar luego de escuchar ruido desde la habitación. Mi nombre es Jay, un gusto. - Hizo un ademán de poner la mano en su pecho, como saludo.

Pudo captar lo que parecía ser una ligera sonrisa de parte del chico. Tuvieron una charla amena, para dar paso a presentaciones. Y en ese momento, Jay pudo ver a un pequeño inquilino de cuatro  patas, que se escondía detrás de la pierna del chico y que  pretendia capturar su aroma desde la puerta. Le causó mucha curiosidad, ya que le gustan los animales, y no perdió oportunidad de preguntarle lo básico; el nombre.

También es un placer conocerte a ti. – Se agachó a la altura, del animalito, para extender su mano. Gesto que de primeras éste rechazaba, pero luego de un rato, aceptó la pequeña caricia.

Jay se incorporó, para dirigirse a su habitación, sin antes decirle:
- Cualquier cosa, me tienes aquí al lado. – Se despidió haciendo un gesto con la mano.

Tuvo la impresión de que el chico iba a agregar algo más, pero Jay ya había cerrado tras él, la puerta de su habitación.

Finalmente, decidió irse a dormir, aún era algo temprano, pero no le quedaban fuerzas para nada más. Lo bueno es que, al día siguiente, no trabajaba. Por lo que podría conocer mejor, la residencia y sus estancias.

Luego de un sueño más que reparador, decidió empezar el día, desayunando en la cafetería…

1. Carta

Para el mercenario:
Espero que no te moleste que te llame así. El otro día vi accidentalmente parte de tu ID pero no pude ver tu nombre, solo tu ocupación.
Me preguntaba, ¿que clase de trabajos haces? Ah! No es que este buscando un mercenario, es solo que nunca me había cruzado con ninguno y me dio curiosidad, aunque entendería si no quieres decirlo.

Si no hubiera aclaración pareciera que era una oferta de trabajo... Lo siento, en mi trabajo se usan indirectas y códigos que hacen parecer todo una contratación.
Permítame empezar de nuevo, un gusto señor/@ anónimo considerando que mi nombre es un tanto... especial, puede llamarme Aidan un seudónimo que ocupo a menudo.
Es un poco extraño que pregunte sobré mi trabajo, sin embargo comprendo la curiosidad, así que intentaré saciar la respondiendo sus dudas.


De todo tipo, desde una simple venganza conyugal o un ajustes de cuenta suelen ser las ofertas de trabajo más comunes que me llegan
para aclarar los puntos anteriores le contaré una pequeña anécdota absurda, es costumbre para estar en ciertos puntos de las ciudades dónde se contrata los servicios de ése modo es más fácil conseguir clientes, ya con el contexto adecuado, un joven nervioso se acercó a mí, me contrato para robar al perro de su Ex... Los humanos son un tanto extraños, por la historia que narró el era el responsable del cachorro, al momento de la ruptura su ex pareja se negó a dárselo y no encontró mejor modo que contrar a alguien cómo yo...
El razonamiento de ése chico hasta el día de hoy me cuesta entender....
Pero no soy alguien que se niega a algo tan simple, el perro era bastante tranquilo no hubo necesidad de usar sedante, no se preocupe por el quedo en buenas manos, el muchacho no tenía intenciones malas contra su ex así que tuve suficiente tiempo para un segundo encargo, los ajustes de cuenta son mas complicados y por términos legales no se puede hablar por este medio
soy un tanto desconfiado, después de todo no queremos que IRO quedé en el foco de una investigación.

Volviendo al tema, cada quien tiene reglas y limitaciones, incluso yo, hay trabajos en los cuáles por moral no aceptaría...
Digo ésto porque hay peticiones que rozan con lo infernal, de lo cuál se bastante por mi lugar de origen... Y por ende, no quiero tener que repetir.
Mi paga por si tiene curiosidad aún, son las almas de aquellos que contratan mis servicios profesionales, es la letra pequeña de mi contrato que todos pasan por alto, eso si el trabajo consiste en que se derramará sangre o algún método de extorsión
a demás claro esta una suma no tan alta de dinero realmente no me importa mucho eso, tengo otros métodos para conseguir lo gracias a mi alías,  eso no es relevante por ahora.

Espero haber despejado toda duda, disculpe si no fui más claro aún así fue agradable este intercambio de correos, me preparo para el día de mañana otra jornada laboral, quién sabe tal vez tenga una mejor historia que contar.

Residente 005
════ ⋆★⋆ ════

Terizla entró luciendo bastante feliz a su habitación, pues aunque era un robot, su rostro era capaz de transmitir emociones. La I.A registró su presencia haciendo acto de presencia, proyectándose sobre el pequeño parlante que estaba sobre la cómoda.
—¿Fue un día productivo, Terizla?
—¡Lo fue! Pude conocer un poco más de las calles en los alrededores. ¡Y también compré un lapicero! —Bastante feliz se lo enseño al holograma.
—¿No es fascinante? Nunca vi algo así. ¡Son tres colores en uno solo! Aunque no se pueden usar al mismo tiempo, ya lo intenté. Debes cambiarlos.
Y mientras Terizla le explicaba maravillado el uso de aquella curiosa pluma, que además estaba decorada con un patrón de patitos amarillos, el rostro de Mell empezó a parpadear.
—Tienes un mensaje entrante.
—¿Eh? ¿De quién?
—Anónimo.
—Ese es un nombre interesante.
—No, no. Me refiero a que no tiene remitente. —Le aclaró divertida su I.A. — Proviene del buzón secreto que se abrió hace poco.
El holograma desapareció y en cambio, le proyectó a Terizla la carta que había sido enviada.

El otro día cuando estaba en el comedor no pude evitar fijarme en un inquilino que llamo mi atención. Tenía el cabello de color azul y unos brillantes ojos rosados, además de una especie de gema en el pecho. No dejaba de mirar como comían las personas. Por un momento pensé que quizás era tímido y no se atrevía a preguntarle a alguien si le importaba que se sentase a comer con él, aunque también me sorprendió ver que no llevaba nada de comida. Igualmente, iba a acercarme para decirle que podía sentarse conmigo si quería, pero al final se fue antes de que me diera tiempo.
No me he vuelto a cruzar con él desde entonces, pero espero tener la ocasión ya que me pareció alguien curioso.

El robot empezó a gimotear un poco cuando terminó de leer.
—¿Estas llorando?
—¡No! Estoy riendo. O al menos se supone que eso hago.
Su ayudante guardó silencio sin saber qué decir con exactitud.
—¿Qué te puso... Feliz entonces?
—Realmente me alegró saber que alguien quería acercarse a mi. Una verdadera pena no poder tener la oportunidad de hablar. ¡Me hubiera gustado hacerle compañía! —Sonrió.
—No sé si tímido es el término correcto, pero es solo que a veces no pareciera que a las personas les agrade mi presencia, algunas suelen extrañarse por como me veo, por lo que me cuesta predecir su tipo de reacción y si se sentirán cómodas conmigo. Prefiero quedarme al margen y solo observar su comportamiento. Pero si alguien me habla o me permite acercarme ¡Encantado lo haría!
También espero volver a toparme contigo aunque no sepa quien eres y quizá esta vez tener la oportunidad de cruzar palabras.
¡Agradezco mucho la carta!

—¿Aprovechamos y contestas la que queda?
—Buena idea.

1. Encuesta #2

1. ¿En qué mes estás de cumpleaños? Puede que una sorpresa toque tu puerta.

Oh vaya. Una pregunta curiosa para mi ya que no tengo fecha de nacimiento.—Hizo memoria buscando en sus datos alguna respuesta adecuada. —¡Ah! Una vez Fred me dijo que podía usar mi fecha de conexión la cuál fue a mediados de octubre. —Declaró orgulloso.

2. Si ahora aceptas compartir cuarto, ¿te gustaría tener compañera o compañero? ¿Por qué?

En mi caso marqué que si aceptaba. En cuanto a el compañero, no tengo preferencia ninguna. Hombre o mujer me da igual, mientras la otra persona esté informada que su yo soy un robot, no creo que haya muchos problemas o sustos. —Soltó una pequeña risa.

3. Si ahora no aceptas compartir cuarto, ¿crees que te gustaría compartir alguna vez?

—¡Siempre estoy dispuesto a compartir!

3. En cuanto a gustos, ¿cuál es tu postre favorito?

El pequeño robot dudó en responder. Su I.A que estaba proyectada al lado se preocupó ante la expresión.
—¿Qué sucede? —Le cuestionó.
—Nada, es solo que no puedo contestar este tipo de preguntas, no soy capaz de probar algún bocado por lo que no sé a que saben los alimentos.
Terizla se encogió de hombros, aunque si se veía algo desanimado. Mell pensó en una forma de poder ayudar a su compañero.
—¡Ya sé! ¿Y si lo elijes por como se ve?
Analizó la idea y terminó agradándole, por lo que Mell no tardó en proyectarle varias imágenes de diversos postres, lo que terminó agobiando un poco al pequeño ya que eran muchos y todos se veían muy bien. Finalmente llegó a uno que llamó bastante su atención.
—¡Ese! Me gustan sus colores. —La I.A buscó el nombre y se lo pasó a Terizla.
—¡Torta Arcoíris de Crepes!

—Ya estaríamos. ¿Se te apetece hacer algo ahora?
—Me gustaría ver si puedo encontrar a la misteriosa persona que me envió esa carta.
—¿Damos una vuelta por la residencia entonces?
—¡Si! Además supe que tienen animales. ¡Normales! Quisiera poder verlos.
—Como ordenes.
Y así, tanto el robot como la I.A emprendieron un pequeño recorrido hacia la granja. Además de que cualquiera que se cruzara en el camino del niño, recibía un muy efusivo 'Buenos días'.

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꧁ C o f f e e   F l a v o r ꧂

Kuon & Arata ❙ Contextos: Arata - Kuon ❙ Cerrado ❙ En curso

En su disfrute con el capuchino y cupcake, hubo un momento en el cual alguien llamó su atención desde el rabillo del ojo. No todos los días se veía a una persona con cabello rosado y mucho menos a un chico; hecho que lo llevó a recordar el pasado.

En su primer día como residente, justamente un joven de cabello rosa había tocado su puerta. Al escuchar de sus labios que había oído su llegada, le sorprendió aunque no mostró dicha impresión en su rostro. Habría mirado la pared, pero prefirió observar los rasgos del chico que le parecía familiar además de atractivo.

—Arata —respondió, presentándose con una leve inclinación de cabeza. Si no fuera por dicho gesto, sus ojos continuarían clavados en los de Jay.

La simpatía y gestos del joven le parecían inusual, pero agradables, por lo que fue digno de recibir una pequeña sonrisa por parte del pelirrojo.

—Ella es Bruma.

Dejó que Bruma curioseara a Jay mientras Arata disfrutaba de la vista.

«Más 10», calificó en sus pensamientos.

Durante la charla que tuvieron, hubo una duda que no pudo resolver sobre el pelirosado, pues este no le dio tiempo. Además, Arata se encontraba bastante contemplativo.

«Espero que cumplas tu palabra», fue lo que alcanzó a decirle, estando de brazos cruzados al verlo partir. ¿Quizá Jay había firmado sentencia tras aquel «Cualquier cosa, me tienes aquí al lado»?

Jay fue lo primero que pasó por su mente al ver a la persona que había entrado a la cafetería. Pensó que podría ser él, pero se trataba de otro chico en cuanto lo vio directamente, algo que realmente no lo decepcionó. Notó que había mirado a Bruma, y cualquiera que gustara de un felino, sumaba puntos con Arata. Por supuesto, solo era una corazonada, una que poco a poco parecía convertirse en un hecho.

Arata no lo observaba directamente, mas notaba su contemplación hacia la mesa en la que estaban. Fue así hasta que decidió mirarlo moviendo solo sus pupilas primero; luego, girando la cabeza hacia él. Con el café en su siniestra, esperó a que cruzaran miradas. Solo entonces, alejaría una de las sillas de la mesa y lo llamaría con el dedo índice, invitándolo a sentarse con ellos.
Durante aquel momento, mantuvo un semblante neutro: no mostraba ninguna emoción ni sentimiento en particular, pero su mirada, como de costumbre, era un tanto intensa: sus ojos parecían querer traspasar a la persona, mirar en su interior.

El día era más bien frío, por lo que Arata llevaba una sudadera de polar negra con capucha y cierre, y pantalones tipo harem negros también. Eran prendas «cómodas» que a menudo usaba cuando se encontraba fuera del trabajo y descansando. Por otro lado, Bruma se encontraba con un arnés negro con líneas naranjas.

C o f f e e   F l a v o r


Kuon & Arata ❙ Contextos: Arata - Kuon ❙ Cerrado ❙ En curso


El día estaba transcurriendo de manera tranquila para Kuon, así que como ya era habitual para él, decidió ir a la cafetería para tomar algo. Allí tenían una amplia variedad de bebidas hechas a base de frutas, y de alguna forma se había propuesto probarlas todas hasta encontrar su favorita.

Estando allí, no paso mucho tiempo antes de notar a otro inquilino, o más bien, al acompañante de este, un a sus ojos adorable gato que estaba sentado en una silla para bebes. No pretendía ser indiscreto, y mucho menos resultar molesto para su dueño, pero no podía evitar mirarlo.

Momentáneamente fue interrumpido de su observación por su I.A. pero tras terminar de mirar el mensaje que ésta le mostró, inconscientemente, su mirada volvió a fijarse en aquel gato.

- Me pregunto como se llamará - pensó para si mismo - Se ve realmente adorable así sentado - Y más pensamientos sobre el minino rondaron su mente.

Kuon permanecía realmente absorto contemplando al animal, hasta que se dio cuenta de que el dueño se había percatado de que su mesa estaba siendo observada por él. Éste, se había girado con la cabeza hacia él, y aunque Kuon estuviera absorto, no lo estaba tanto como para no darse cuenta de este detalle, y de esta forma, las miradas de ambos se cruzaron. No podía evitar sino sentirse algo avergonzado, más aun cuando sentía que la mirada del otro chico era algo intensa, casi como si lo estuviera examinando.

- ¿Le habré molestado? ¿Debería acercarme y disculparme? - pensó para si mismo.

꧁ C o f f e e   F l a v o r ꧂

Kuon & Arata ❙ Cerrado ❙ En curso

«¿No entendió?», se preguntó en sus adentros, pues le había hecho unas señas muy obvias, desde su perspectiva,  para que se acercara a la mesa: una invitación.

Pese a que aún no recibía una respuesta clara del otro chico, decidió continuar mirándolo. Incluso se puso cómodo y bebió un lento y prolongado sorbo de su delicioso café.

Ante los ojos de Arata, el chico lucía un tanto incómodo y el pelirrojo no comprendía el porqué. Por ello, acabó alzando una ceja. Parecía ser que el sentido común de Arata era bastante selectivo como para no permitirle entender aquello, pero sí otras cosas.

Tras mirar a Bruma y cerciorarse de que estuviese allí y de lo que estaba haciendo, volteó una vez más a mirar al chico de cabello rosado. Esta vez para palmear ligeramente la mesa cual nueva invitación, y es que el pelirrojo no iba a moverse de allí.

«Última oportunidad», pensó.

Si no fuera por Bruma, habría desistido prácticamente enseguida. No se trataba de una persona insistente ante los desconocidos.

C o f f e e   F l a v o r


Kuon & Arata ❙ Cerrado ❙ En curso


Kuon noto como el otro chico hizo algunos gestos que parecían querer invitarlo a acercarse a su mesa, lo que le hizo pensar que quizás no estaba molesto, pero aún así se disculparía con él. Él sabía lo que era sentirse observado y que eso podía resultar incomodo, y aunque él realmente miraba al minino y no al chico, igualmente consideraba adecuado disculparse con él. Y así, decidió acercarse a la mesa.

El otro chico había alejado ligeramente de la mesa una de las sillas, y Kuon se había dado cuenta, pero temía que el sentarse en la mesa pudiera molestar a su gato debido a su mala suerte con los animales, por lo que prefería ser prudente. 


- Hola, no quería ser desconsiderado. Agradezco tu invitación, pero no quisiera incomodar a tu gato - le dijo al chico, al tiempo que miraba al minino al decir estas últimas palabras. - También quisiera disculparme por estar mirándole quizás demasiado. Se ve tan adorable que no pude evitarlo - dijo riendo levemente al tiempo que ponía su mano derecha detrás de la cabeza algo avergonzado al haber dicho estas palabras en voz alta.

¡ E n c u e s t a   A c t u a l !

1. ¿Te cuesta conocer personas?

Actualmente diría que no. Me gusta poder conocer y conversar con otras personas, por lo que si tengo la oportunidad trato de aprovecharla.


2. ¿Consideras que eres de dar el primer paso o que lo den?

Depende de la situación y de la persona. A veces prefiero que el otro de el primer paso, cuando temo poder resultarle molesto. 


3. ¿Te apuntarías a una actividad para socializar? (Conocer a otros residentes).

Por supuesto. Como dije, me gusta poder conversar con otras personas, y una actividad así sería una buena oportunidad para ello.