Las marcas en estos últimos meses han estado en bajo la lupa. “¿Debían o no tener un rol durante la pandemia o era mejor borrarse del mapa?”, lanza Pablo Foncillas, el anti gurú. Bajo su punto de vista, “se han definido por lo que cada uno, dentro de sus posibilidades, ha hecho por ayudar a los demás y las empresas también podían hacer cosas”.
En este sentido, ha habido tres grandes respuestas. De un lado, ayuda. Del otro, esperanza. Por último, felicidad o celebración.
Impacto
“Las marcas nos caen bien o mal en función de lo que hacen”
Si se pone el foco en la ayuda, “las empresas han tratado de aportar ayuda real y tangible en la situación de pandemia por medio de nuevos servicios/productos, ayuda comunitaria y sanitaria o fabricación de productos esenciales”. Entran en este apartado Inditex, Naturgy o Seat, comenta Foncillas.
Sobre la esperanza, se ha tratado de ensalzar la historia de la marca y su capacidad para comunicar para “traer esperanza a las personas”:
En tercer lugar, sobre la alegría, felicidad o celebración, para mantener la moral alta, se destacan los casos de museos o artistas que han permitido el acceso a sus contenidos.
Todo esto tiene un impacto clave, ya que “las marcas al final son como personas y nos caen bien o mal en función de lo que hacen”, comenta Foncillas.”Esencialmente, las marcas que lo han entendido bien han pasado de vender a servir”, completa.