“Si la guerra es parte de la política, la política determinara su carácter”.- (Clausewitz)
Es indudable que existe entre la sociedad y su modo de guerrear una relación inescindible que va a
condicionar a nivel sociológico no solo el accionar frente a un conflicto bélico sino el modo de
preparación para hacerle frente.Por lo demás, es al decir de Sun Tzu que los métodos cambian pero los principios permanecen
inmutables. Se tratan estos principios de los “valores”, desde el punto de vista de la teoría estratégica,
que encierra en su interior un pueblo, una nación, o mas abarcativamente un estado, a la hora de cómo
y en qué momento …utilizar la fuerza con fines políticos…(Julian Coubett) (o parafraseando a Von
Clausewitz desarrollar “la continuación de la política”).En homenaje a la brevedad, podemos advertir que la clasificación de “generaciones de guerras”
(que ya esbozaron conceptualmente Alvin y Heidi Toffler en “Las guerras del futuro”, asignando una
concepción polemológica a las sociedades según categorías u “olas” -teoría de la que abrevó incluso el
mismo Karl Marx-) dependía de la evolución tecnológica del pueblo del que se trate. En línea con esto
nuevamente Clausewitsz cuando afirma que “…cada tiempo tiene su forma peculiar de guerra…”.Si bien NO hay lógica en la guerra, tan siquiera debería haberla en cuanto a establecer una
clasificación que nos permita, en este caso y prima facie, determinar a qué tipo de generación de guerra
nuestro instrumento militar está orientado o en capacidad de intervenir.Las guerras de primera generación no podrán encuadrarse en este tipo de capacidad, ya que están
orientadas a la consolidación del estado como tal (y en tal entendimiento pudieron haberlo sido las de
independencia).Por su parte las de segunda son guerras industriales entre Ejércitos burocratizados, que implican a la
nación en su conjunto, como materializa, siguiendo la propuesta de Rousseau, la famosa ley de 23 del
agosto de 1793 con la que se implementó la reforma de Carnot (Federico Aznar Fernández-Montesinos
Andrés González Martín LAS GENERACIONES DE GUERRAS. GUERRAS DE SEGUNDA Y
TERCERA GENERACIÓN (II).En nuestro país la ley Ricchieri representa cabalmente el diseño de un instrumento militar adecuado
para las capacidades de estas guerras de “Segunda Generación”.Quedan pues dos categorías. Urge puntualizar que el concepto de guerra asimétrica, no
convencional o la designación que se le dé, se ve inmersa en una difusa frontera entre cuestiones que
podrían abarcar hechos contemplados en aparente superposición entre la Ley de Defensa Nacional y la
de Seguridad Interior.
Y aquí nos topamos al fin con la normativa aplicable al entuerto que ahora nos reúne.- La Ley de
Defensa Nacional (23554), establece en su artículo 2do. Que “La Defensa Nacional es la integración y
la acción coordinada de todas las fuerzas de la Nación para la solución de aquellos conflictos que
requieran el empleo de las Fuerzas Armadas, en forma disuasiva o efectiva, para enfrentar las
agresiones de origen externo. Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la soberanía e
independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y capacidad de autodeterminación;
proteger la vida y la libertad de sus habitantes.”.Resulta urgente advertir que la tan diferida reglamentación de esta ley –de 1988-, el Decreto
727/2006, establece muy claramente, en su artículo 1º — Las Fuerzas Armadas, instrumento militar de
la defensa nacional, serán empleadas ante agresiones de origen externo perpetradas por fuerzas
armadas pertenecientes a otro/s Estado/s, sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley Nº 24.059 de
Seguridad Interior y en la Ley Nº 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas en lo
concerniente a los escenarios en los que se prevé el empleo del instrumento militar y a las disposiciones
que definen el alcance de dicha intervención en operaciones de apoyo a la seguridad interior.”.Por su parte, la DPDN 1714/2009 nos habla del marco regional, de la no proliferación de armas de
destrucción masiva y de la “zona de paz”, proclamando la abolición de enclaves coloniales por las vias
que provee la diplomacia, sosteniendo en forma explicita el carácter “defensivo” de nuestro diseño
militar.
Brevitatis causae podemos afirmar que la DPDN 2645/2014 no se apartò en este lineamiento sobre
este particular.Por su parte, las caracteristicas de tecnologia extrema de las guerras de tercera generaciòn nos
impulsa a afirmar que nuestro instrumento militar y nuestra orientación no esta diseñada ni equipada
para este tipo de guerra.- (recordemos que el presupuesto de defensa actual representa el 0,9% del PBI
y que de ello mas del 80% se destina a salarios del personal).No queda más entonces que determinar o concluir que nuestro Estado Nacional (no hablemos aun
de “instrumento militar”) estaría eventualmente en condiciones de participar de un conflicto o guerra
de segunda generación, toda vez que su retraso tecnológico –en el que más abajo abundaremos- así lo
impone. Es mas, la redacciòn del art. 1 del Dec 727/2006 resulta imperativa cuando ordena que “…
seran empleadas en agresiones de origen externo…”, sellando asi el destino y descartando de plano
una vocaciòn de tipo ofensiva.La guerra es un camaleón que se va adaptando al entorno y a su tiempo, como todas las
instituciones humanas.- (Federico Aznar Fernández-Montesinos).No somos nada originales cuando advertimos que el material está compuesto por elementos de una
cierta antigüedad que en muchos casos llegan a los casi 50 años; ejemplo: C-130 Hercules, cuyos
primeros tres ejemplares llegaron al país en 1968. Similares consideraciones podrían hacerse en merito
a la flota de mar (cuya heterogénea composición contempla buques de 70 años los más antiguos a 35
los más modernos). Por su parte el VCTAM y su familia, incluyendo a los eficientes y potentes VCA
cargan ya largos 30 años en sus lomos.Este equipamiento condiciona, o más bien limita, el tipo de amenaza que podrían enfrentar, y más
aun, cuál sería la magnitud de la logística que podría aportarse a un componente de esas condiciones.
No olvidemos que este elemento, el logístico, tiene la misma obsolescencia que el componente de
combate, y que la limitación y finitud de los recursos disponibles (que acaso no hay otros que los
disponibles) también son una limitante a la hora de este tipo de confrontación, puesto que condiciona
de manera determinante el tiempo en que podrìan sostenerse las eventuales operaciones.Es que “las características de la lucha influirán profundamente en la organización, magnitud y
aptitud de la fuerzas, en las condiciones y duración de sus operaciones y en la manera como serán
conducidas” (Ejercito Argentino, glosario de términos de empleo para la acción militar conjunta”
1992).Se dice que “Dios siempre ayuda a los ejércitos mas numerosos”, o al decir de Javier Maria Ruiz
Arevalo (Tte Cnel del Ejercito de Tierra Español, especialista en logìstica y autor de “Llegar – Manual
de Transportes de Operaciones de Proyecciòn), viene a querer decir que quien sea capaz de movilizar,
equipar y alimentar en todos los sentidos al ejercito mas numeroso tendrà dominio en la contienda.
Recordemos que ya Napoleòn proclamó que la eficacia de un ejèrcito depende de su tamaño, de su
entrenamiento y de la experiencia y moral del Cuerpo. Pero también afirmó que “UN ejército marcha
sobre su estomago”.“Llegar es el 70% de la batalla” (Michael David Jackson, Gral Britanico,Chief Commander
2003).El glosario de términos de empleo para la acción militar conjunta, define a la guerra “clásica” o
“convencional” como el “enfrentamiento bélico entre dos o más estados o entre coaliciones de estos.
En la dinámica de este enfrentamiento, el Estado, como entidad políticamente organizada, recurre o
puede recurrir, además del instrumento militar, al empleo de cualquiera de las que constituyen la
totalidad de sus recursos de poder disponibles” (ver la concordancia con el art. 2 de la Ley 23554).Esta omnicomprensiòn Estado-Pueblo-Fuerzas Armadas empeñados todos en el combate o la guerra
da la clave de nuestra concepción en cuanto al tipo de conflicto al que estamos orientados.Idéntico y mucho más profesional, versado y aceptable criterio ha vertido el entonces Mayor EA
Dn. Carlos Euclides Muzio, cuando determina en su trabajo “Conflictos clásicos o asimétricos ¿Cuál es
posible para nuestra realidad?” la características que contienen estos tipos de formas de beligerar.Por lo expuesto, concluimos que nuestro instrumento militar está diseñado, tanto logística, como en
cuanto a sus sistemas de armas, como desde el encorsetado campo de la legislación que la regula, para
guerras de segunda generación, convencionales (teniendo también en cuenta el tratado de no
proliferación de armas nucleares vigente en la región) y limitada, por condicionamientos materiales y
logísticos, en relación directa a la cantidad de días que podría sostenerse el enfrentamiento bélico por
cuestiones de abastecimiento. Pero, que quede claro, que no por adolecer de estas limitaciones de
material y logìsticas no se esta orientado a un tipo de conflicto de segunda generaciòn, industrial y
convencional.Queda claro de este modo, que la orientacion dada a la defensa y su adaptacion al sistema politico
adoptado, no estuvo excento de cohersion desde el poder politico hacia el poder militar. Actitud que
podria parecer hoy dia redundante y exagerada a los ojos de quien no vivio etapas menos felices de esta
relacion, pero una luz de alarma –ya mencionada tangencialmente en anteriores ponencias de nuestra
autoria- parecen aparecer corporizadas en actitudes del encabezado del instrumento militar en Brasil en
relacion a la condena del ex presidente Da Silva (omitimos consideraciones juridico-politicas de este
fallo).Esta suerte de “actitud preventiva” adoptada por el Sr. Jefe del Ejercito, quien en declaraciones en
redes sociales dejo clara la postura, teniendo en cuenta la pantografica politica que envuelve a la region
historicamente, se aparece como justificante de la necesidad de un ferreo control del poder politivo
sobre el militar.Emparentado con esto, se nos ocurre, se encuentra una insinuante y cada vez mas elevada influencia
del poder del hegemon norteamericano, el que imbuido de una infula determinista vuelve a la carga
ingiriendo en las politicas locales, propugnando una suerte de balcanizacion sudamericana sustentada
en la dicotomia “populismo vs alineacion”. Dicotomia simplista pero a la vez funcional.En este marco de efervescencia regional, y mientras el cono sur se divide en posiciones politicas
antagonicas, vuelve a surgir a nivel local la vieja y complicada pregunta: necesitamos fuerzas armadas?
Para legos y entendidos la respuesta surge presta y afirmativamente. Los “intereses vitales”,
aquellos sin los cuales un estado se vuelve inviable o deja de ser tal, asi como los “intereses
estrategicos” (mas laxos y sujetos a apreciacion discrecional del poder politico) deben tener un
respaldo que se avisore detras de la primera linea de la politica exterior, la diplomacia.¿Significa tener un Instrumento Militar moderno necesariamente la vocacion ofensiva o coercitiva
que los cultores del hard power propugnan en sus estados –siempre poderosos-? Es indudable tambien
la respuesta negativa.El criterio defensivo, establecido en el art 51 de la Carta de las Naciones unidas asi lo determida.¿Pero si la guerra es parte de la politica, y esta determina su caracter, tienen razon de ser estas
nuevas orientaciones, que por trascendidos y sin el dictado de la nomativa que la acompañe Y LA
HAGA VALIDA en el marco de un nuevo orden mundial?
La respuesta esta dada en lo que se han llamado “capacidades subsidiarias” o “remanentes” o
“duales”. En nuestro caso preferimos llamarlas “duales” por cuanto el termino define mas a aquella
aptitud que sirve tanto en la paz como en la guerra.Si como hemos visto el Ejecutivo Nacional orienta la defensa a las “nuevas amenazas”,
corporizandose esa postura en la “cooperacion” de la DEA en el noreste y en la “triple frontera”, la
mantencion de elementos destinados a guerras de segunda o aun de tercera generacion poco utiles
podrian ser.La creacion de una direccion de seguridad nacional, en el marco de los nuevos mega decretos, mas
alla de los cuestionamientos de politica legislativa o de competencia federal, conllevan una
metamorfosis de doctrinas, ya que por el momento el instrumento militar no recibio elementos siendo
las fuerzas policiales federales las que se benefician en equipamiento y potencia.-
Son cuatro las “misiones subsidiarias de las Fuerzas Armadas”, y decimos “son” y no “eran” porque
el plexo normativo corporizado en la Ley 24948, el Dec 727/06, 1691/06, 24057 e incluso la Ley de
Defensa Nacional no han sido modificadas y mucho menos derogadas, manteniendose como el sustento
legal y politico de nuestro sistema de defensa, o mas especificamente, de empleo de nuestro
instrumento militar.Operaciones multilaterales de las Naciones Unidas
Apoyo a la comunidad en desastres naturales.
Seguridad interior dentro de las limitaciones de las leyes aplicables.
Construccion de un sistema de defensa subregional.
Destaca especial y tajantemente la legislacion que la ingerencia del Instrumento Militar en
cuestiones de seguridad interior no debe generar doctrina, equipamiento especial, formacion y
capacitacion ni estructura.En otras palabras, debe actuar (siempre en el marco muy especifico de los mecanismos legales
activos para ello) conforme su estructura y capacidad, evidenciando la caracteristica de
excepcionalidad de dicho empleo.Si bien Argentina, Chile y Uruguay son los estados regionales que excluyen en forma tajante al
Instrumento Miltar de la lucha, por ejemplo, contra la droga y otras amenazas transnacionales, no es
menos cierto que Argentina posee una fuerza Federal militarizada que es Gendameria Nacional, que
cuenta con potencia de fuego, inteligencia, equipamiento y capacitacion especificas de tareas policiales
con adiestramiento y alistamiento militar.Ya hemos visto, en trabajos anteriores, que el empleo del Instrumento Militar en su funcion
primaria “conjurar y repeler una agresion militar estadual externa” se ve dificultado y hasta diriamos en
peligro de efectivizarse por cuestiones de falta de inversion y por una politica desvariante y poco clara
de su funcion.
Quienes popugnan esta confusion entre defensa y seguridad interior dejan entrever una suerte de
camino hacia un ansiado reequipamiento. ¿Este eventual y lejano reequipamiento lo seria en el marco
de funciones policiales o militares?
Caemos en el abuso de los interrogantes, pero la ausencia de una DPDN, o ni tan siquiera de una
intencionalidad pragmatica exteriorizada por la cartera del area, genera no solo dudas sino una perdida
de tiempo que quiza solo sea funcional a una necesidad politica, esto es cubrir con expectativa la
carencia de una politica de defensa, que se sume a la carencia material del sector.Suponiendo que esta orientacion a la defensa trajera consigo un equipamiento, de la mano de
inversion en el sector, nos permitimos dudar que redunde en la adquisicion de mejores aptitudes y
capacidades para cumplir el rol principal. Superfluo resulta puntualizar entonces que el ahora rol
secundario, remanente o dual pasaria a ser el principal, relegando alarmantemente la mision de conjurar
o repeler agresiones militares estaduales externas.Sin embargo, no es ese escenario un punto de partida valido para un planeamiento efectivo.
Recordemos la adopcion en el pais de un sistema combinado de planeamiento, que mantiene un
“escenario” y no es precisamente la guerra contra la droga, sino orientado a un plano mas real desde el
punto de vista de los intereses vitalesde la nacion, este es Antartida e islas del atlantico sur.Ya dejamos clara nuestra postura en relacion a otro tipo de guerra “no convencional” (ver
http://miradaestrategica.blogspot.com.ar/2018/03/la-necesidad-politica-por-sobre-la.html):
el
terrorismo, manifestando que se trata de la guerra de otros, y que su llegada a la region deberia ser
pasible de una accion combinada de las fuerzas armadas de la region, en el marco de las
organizaciones multilaterales de defensa y seguridad hemisferica. Que su accionar deberia venir desde
el aporte deinteligencia, a un sistema coordinado nacional, con fuerzas de seguridad federales y
locales.-
Mucho y bueno se ha escrito sobre la intervencion de las fuerzas armadas en el combate de las
drogas. Asi, se ha expresado que: “No es admisible ni conveniente reducir una problemática
polifacética y com pleja a una contienda bélica, por más que el cuadro que se enfrenta a este nivel y
en este momento parezca acuciante. Hablar de guerra implica la administración de una fuerza
armada aplicada de manera sistemática a alcanzar un resultado: vencer al enemigo mediante la
aplicación de violencia militar. Desde luego, las narcoactividades y sus consecuencias tienen una
dimensión peligrosamente violenta que no es del caso minimizar. Pero reducir el abordaje y el
tratamiento del problema meramente a esto es simplificarlo y unilateralizarlo, lo que probablemente
no conduce al éxito, como se ha demostrado ya, entre otros, en los casos de Colombia y México ” (Ver
“La Argentina y cuestion de las drogas. Una propuesta para repensar el debate publico” - Agustín
Colombo Sierra, Nicolás Comini, Enrique Del Percio, Rut Diamint, Alberto Fohrig, Ernesto López,
Juan López Chorne, Pablo Martínez, Pepe Paradiso, Raúl Sánchez Antelo, Luis Tibiletti, María de
la Paz Tibiletti, Juan Gabriel Tokatlian, José Manuel Ugarte, José María Vázquez Ocampo.
https://www.casede.org/BibliotecaCasede/argentina_la%20cuestion_drogas%20final.pdf).
La multidimencionalidad, la complejidad del problema, la cantidad de stratos sociales que atraviesa,
asi como la interrelacion de diferentes tejidos sociales e internacionales obligarian a una
operacionalizacion compleja, en la que las FFAA podrian intervenir brindando y clasificando
inteligencia, pero dificilmente empeñarse en un combate que le fuera, en el futuro, facilitador de
experiencia y mucho menos de formacion de doctrina. Menos aun de equipamiento de una entidad tal
que le permita enfrentar a un par en una friccion convencional.El gran interrogante que debemos tener en miras en esta cuestion es si el Estado tiene recursos para
sostener al mismo tiempo un instrumento militar orientado a las AEME y a las “nuevas amenazas”. No
estamos en posibilidad de confundir en una misma cosa a estas dos amenazas. La primera se
circunscribe muy claramente, la segunda es de un ADN tan camaleonico y multidimensional que es
hasta dificil de identificar o simplemente enumerar.El nivel de inversion efectuado estos ultimos dos años en Fuerzas de Seguridad, casi va en
contraposicion con la desinversion en el sector militar.
Estados Unidos, el principal pretensor de esta confusion de defensa con seguridad interior, parece
recien ahora estar empezando a darse cuenta que el mundo ya no es unipolar, como lo fue desde la
caida de la URSS hasta el 11-S.
El terrorismo le permitió a Estados Unidos justificar la utilización de medios coercitivos de manera
preventiva. Esta misma fecha, el 11-S, es considerada por Tokatlian como el detonador para que
Washington adoptara una postura firme de primar internacionalmente, y no permitir competidores
provenientes ni de la Unión Europea, de Rusia o China, y que se dedicase a intentar establecer su
katlian, J. G. (2015, julio) Un ensayo crítico en torno a
doctrina subalterna de inseguridad nacional. (To
la coyuntura internacional. (Manuscrito no publicado). Buenos Aires, Argentina. Sanahuja Perales,
(2015)
En sus relaciones con Rusia los intentos de Estados Unidos de seguir con una estrategia de
contención, heredada de la Guerra Fría, fracasaron. Hoy Rusia es un país totalmente reconstruido y
controla la mayor empresa gasífera del mundo. Vladimir Putin logró que dicho país se hiciera su
espacio como potencia internacional, sobre todo a raíz de su actuación en materia energética. El sector
energético es un eje de preocupación de la seguridad internacional, ya que es uno de los principales
causantes de conflictos entre países, e inclusive conflictos en los que intervienen actores no estatales, y
que dan paso a carreras armamentistas.
En esta nueva distribución de poder multipolar no puede pasarse por alto la emergencia de nuevos
actores que juegan un importante rol en las relaciones internacionales. China, India y Brasil, entre
otros, constituyen ejemplos de nuevas potencias que irrumpen en el escenario internacional desde una
posición de nueva relativa fortaleza y sin pedir permiso. China a partir de 2014 se ha convertido en la
primer economía del mundo. Pero no solo ha crecido económicamente, a partir de 2007 se dio un
aumento en sus gastos militares, y hoy posee un importante desarrollo en tecnología misilística y
satelital. Dada su relevancia en el plano internacional, sobre todo en relación al plano económico, ha
aumentado su influencia en la cuenca del pacífico y en América Latina, situación que altera y preocupa
a los Estados Unidos. En el caso de India sus avances científico-militares, sobre todo en capacidad
nuclear, y su crecimiento económico (tercer puesto en el tamaño de su economía), son los factores que
situaron la país en la posición de potencia que hoy se encuentra.
En materia geopolítica uno de los mayores cambios que atravesamos actualmente es que la
“economía mundo” se está desplazando desde Occidente hacia la región Asia/Pacífico. Esto explica los
intereses que mueven a las potencias emergentes en la búsqueda de generar influencias y establecer sus
negocios en esta región. Pero los ojos no solo están puestos solo en Oriente, Latinoamérica juega un
importante rol a nivel internacional.
En los último años, ante la aparición de Rusia y China en la región, Washington no tardó en
proponer propuestas y políticas para mantener su iniciativa. Acuerdos bilaterales y bloques, como el
ALCA y otros múltiples tratados de libre comercio, responden a la estrategia de Estados Unidos que
busca proyectar su poder en la región Beijing y limitar la influencia regional de Brasil (este ultimo dato
no esta consignado por casualidad).Sin embargo, lejos de las ponderaciones de estas situaciones que venimos poniendo en relieve, la
creacion de la Unidad Estrategica de la Seguridad Nacional y la franca orientacion hacia la seguridad,
manifestada en ambitos academicos por su Titular, permiten colegir que desoyendo el enorme plexo
normativo, la clara situacion geopolitica, la historica inconveniencia de alinearse en estos temas con el
hegemon regional y la nefasta experiencia de los paises hermanos en su lucha contra la droga, podria
decirse que se esta en visperas de esta orientacion, solo dada en la palabra, y nunca plasmada en un
documento politico-legal que le de sustento y legitimidad.Sin perjuicio de lo supra expuesto, la principal metamorfosis que al parecer piensa darse en la
organica del instrumento militar argentino, sostenida en estas capacidades duales que se orientarian a la
seguridad interior, trae aparejada la tercerizacion de servicios, como intendencia, sanidad, remonta y
veterinaria, transporte, que son los servicios que la legislacion en vigencia empeña en las situaciones
que requieran “capacidades duales”. No es nimia la paradoja.Flagrante contradiccion que evidencia la intencionalidad: Dar un cambio en la orientacion de la
defensa que se presente no solo como una posible (aunque poco probable) fuente de reequipamiento,
sino como una modificacion en una rutina institucional que despierte un interes en la conduccion
militar sin destinar medios y recursos a los elementos que realmente robustezcan al componente
material del instumento militar argentino.Contradicciones que parecen ser errores forzados, que nos empujen a una alineacion transformadora
que resulte funcional a una politica que intenta distraer a la region de los verdaderos hechos de la
geopolitica mundial: la tripolaridad.-