Privacidad y salud pública qué hacer y qué no en el desarrollo de aplicaciones de rastreo de contactos para combatir el COVID-19

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Desde finales de 2019 el mundo se encuentra combatiendo al COVID-19. En respuesta a la pandemia, varios gobiernos del mundo están sumando datos y tecnología a sus esfuerzos por contener la propagación del virus. En marzo, Access Now lanzó una serie de recomendaciones sobre privacidad y protección de datos para gobiernos para combatir al COVID-19 respetando los derechos humanos. 

Sobre la base de estas recomendaciones, presentamos una lista sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer en el desarrollo e implementación de aplicaciones de rastreo de contactos para hacer frente a esta lucha respetando la privacidad de las personas. 

¿Qué es el rastreo de contactos?

La búsqueda y rastreo de contactos es el proceso de identificación, evaluación y gestión de personas que han estado expuestas a una enfermedad para prevenir la transmisión posterior.  A través de este proceso, los gobiernos y los trabajadores y trabajadoras de la salud buscan limitar la propagación de un virus, interrumpir la transmisión en curso y aprender sobre la pandemia. 

Históricamente, este proceso se ha realizado principalmente de forma manual por individuos. Sin embargo, una gran cantidad de aplicaciones están siendo desarrolladas o ya en uso para hacer el seguimiento de propagación del COVID-19.

¿Es necesario el rastreo de contactos?

Este tipo de medidas inherentemente producen interferencias con los derechos humanos, especialmente con el derecho a la privacidad. Por ello, es fundamental que respeten los estándares legales de necesidad y proporcionalidad, lo cual también aplica al desarrollo de aplicaciones de rastreo de contactos.

Recientemente, el Ada Lovelace Institute publicó un reporte donde explica que no hay claras evidencias de que este tipo de aplicaciones ayudan a aplanar la curva de contagios del virus, basados en la información disponible al día de hoy. Hay numerosos problemas que hacen que el virus SARS-CoV-2 sea difícil de rastrear lo cual pone en duda la eficacia de esta tecnología. 

Primero, el hecho de que el virus sea altamente contagioso y que mucha gente no presente síntomas estando infectada dificulta su seguimiento, sea utilizando o no tecnologías digitales. Sin embargo, hay otros problemas específicos respecto de la tecnología que está siendo utilizada. Hace unos días, uno de los inventores de la tecnología del Bluetooth, que se utiliza en algunas aplicaciones de rastreo, dijo que este sistema “no es muy preciso” para juzgar las distancias ya que no fue diseñado con ese propósito. Incluso, podría producir falsos “positivos” o “negativos” debido a que la proximidad física detectada por el Bluetooth no significa contacto. Por ejemplo, podrías vivir en un edificio con paredes muy finas y la señal de Bluetooth de tu teléfono podría indicar que has interactuado con uno de tus vecinos, incluso si no tuviste ningún tipo de contacto.  

Otra consideración para evaluar la eficacia de estas aplicaciones es que las personas clasificadas como de “alto riesgo” de contraer el virus o que experimentan severas consecuencias producto del contagio, como los adultos mayores, personas con condiciones preexistentes, personas con discapacidad o personas en condiciones de pobreza, muchas veces no tienen un teléfono inteligente o no pueden utilizar la aplicación ya que son muy pocas las desarrolladas teniendo en cuenta problemas de accesibilidad. Esto significa que los datos obtenidos de estas aplicaciones excluyen información sobre el sector población más importante al cual se debe hacer seguimiento. 

Expertos de la Organización Mundial de la Salud han explicado que hasta la fecha solo contamos con “evidencia anecdótica” sobre la eficacia de estas aplicaciones, las cuales en ningún caso pueden reemplazar el rastreo de contacto realizado de forma personal y otras medidas tradicionales de salud pública. En el mejor de los casos, estas aplicaciones pueden ser herramientas complementarias, pero dado lo que sabemos, no deben nunca sustituir métodos utilizados por expertos en la salud pública que permiten orientar a los médicos y trabajadores de la salud para tratar a los pacientes y personas potencialmente infectadas por el COVID-19.

Los países que ya utilizan estas tecnologías no han visto necesariamente mejores resultados en la lucha contra el virus. Por ejemplo, gobiernos de todo el mundo han elogiado el trabajo de Singapur al “aplanar la curva” debido al uso de la aplicación TraceTogether sin tener en cuenta las otras medidas adoptadas por el país. Incluso, la semana pasada el país tuvo que extender el confinamiento debido al surgimiento de nuevos casos de contagio. 

A esto hay que agregar que la utilización de esta aplicación puede resultar beneficiosa en un país pero no necesariamente en otros. La eficacia de esta depende de muchos factores, como por ejemplo, las medidas de salud que ese país ya ha puesto en práctica. Esto incluye el número de análisis de contagio que se encuentren disponibles o que se hayan realizado. Jason Baym el líder de productos para la aplicación TraceTogether de Singapur recientemente dijo “si me preguntan a mi si cualquier sistema Bluetooth de rastreo de contactos implementado o en implementación, en cualquier lugar del mundo, está en condiciones de reemplazar el rastreo realizado de forma personal, yo diría que sin reserva que la respuesta es NO”.

Hay mucho que aún no sabemos sobre este virus y la pandemia es, ante todo, un problema de salud pública. Si bien la idea de una solución tecnológica “mágica” puede ser atractiva, hay peligros reales en las ideas tecno-solucionistas que pueden afectar la frágil confianza del público en una respuesta a la crisis del COVID-19 basada en evidencias. 

Como defensores de la privacidad, nuestro objetivo es ayudar a los gobiernos y a las empresas que están considerando, desarrollando o implementando tecnologías para la lucha contra el coronavirus (por ejemplo, aplicaciones de rastreo de contacto) para hacerlo de forma que sea respetuoso con los derechos de las personas, ahora y en el futuro. De otra forma, ponemos en riesgo que esta crisis de la salud pública se transforme en una crisis de los derechos humanos. Reconocemos que muchos gobiernos ya han decidido utilizar este tipo de aplicaciones, sin embargo, sugerimos a los legisladores de todo el mundo realizar debates públicos como primer paso para la toma de decisiones y para determinar si el uso de estas tecnologías es, de hecho, realmente necesaria para dar respuesta a la pandemia. 

Si bien no es claro si el rastreo digital de contacto es efectivo en la lucha contra el COVID-19, ¿qué deben considerar los gobiernos y las empresas si desarrollan o implementan una aplicación o una API de esta naturaleza? 

La siguiente lista de recomendaciones tiene el objetivo de guiar a los tomadores/as de decisión, desarrolladores/as y auditores/as en su evaluación de las aplicaciones de rastreo de contacto. La finalidad es asegurarnos que estas tecnologías desarrolladas y utilizadas sean lo más respetuosas de la privacidad como sea posible. 

Para más información sobre nuestro trabajo respecto a la protección de los derechos humanos en el contexto de la lucha contra el COVID-19, pueden visitar el siguiente enlace.