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      Dólar para el campo: un mecanismo para adelantar las ventas de una magra cosecha

      Sergio Massa implementó el dólar soja 3 en un escenario en el que la sequía corrió el límite de productores. Hay un soplo de alivio en economías regionales.

      Dólar para el campo: un mecanismo para adelantar las ventas de una magra cosechaEl ministro Sergio Massa junto con José Fernández, funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, en Washington.

      Los anuncios del ministro Sergio Massa acerca de una mejora del tipo de cambio para la soja y algunos productos de las economías regionales merecen una disección cuidadosa. No todo es lo mismo, aunque el común denominador es la improvisación y la apelación a manotazos de ahogado en un (recordando a Osvaldo Soriano) triste, solitario y final.

      En primer lugar, el dólar soja 3 duraría 30 días, lo mismo que sus homólogos 1 y 2. Con aquellos, el gobierno se hizo de los saldos y retazos de la campaña pasada. Aprovechando una mejora del 30% del tipo de cambio, los chacareros adelantaron, en setiembre de 2022, la venta de 10 millones de toneladas, unos 5.000 millones de dólares. 1.500 en los primeros dos o tres días.

      Con eso Massa pudo ir a Washington blandiendo cierta capacidad de maniobra. Tranquilizó al FMI, y logró que el BID y la CAF le adelantaron otro puñado de dólares para “reforzar reservas”.

      En octubre, ya sin el efecto del dólar mejorado, las ventas cayeron y las liquidaciones de los exportadores también. Entonces, a fines de diciembre se implementó el “dólar soja 2”, con lo que pasó el lampazo por las 5 millones que quedaban en los silobolsas. Ingresaron 2.500 millones.

      El asunto, ahora, era llegar a la cosecha 2023, que está arrancando. Sólo que en el medio se metió la sequía, y el volumen a recogerse será la mitad de lo que se esperaba. En valor, unos 15 mil millones de dólares. Dios ya no es peronista. O el diablo metió la cola.

      Encima, se había perdido también la mitad del trigo (10 millones de toneladas, embarques que hubieran permitido ingresar 3.500 millones de dólares). Y también se están yendo por el caño unas 20 millones de toneladas de maíz, otros 5.000 millones de dólares. En total, la pérdida respecto a lo esperado es de 23 mil millones de dólares. Exactamente la mitad de lo que liquidaron los exportadores el año pasado.

      En este contexto, el dólar soja 3 (que andaría por los 300 pesos por dólar y regiría solo por abril) es simplemente un mecanismo para adelantar las ventas de una magra cosecha. Es lo que hay. Los productores seguramente van a aprovechar la bolada, como en setiembre y diciembre. Pero no va a haber ningún veranito, porque el mercado sabe que hasta ahí llega la cosa. El valor total de la cosecha de soja, que va 100% a exportación, es de 12 mil millones de dólares. El maíz es la otra fuente de divisas, aportando otros 6 mil millones. Trigo ya no queda.

      Un datito no menor. Massa simplemente mejoró el valor del dólar, pero ni habló de tocar las retenciones. Es decir, seguirá capturando el valor de uno de cada tres camiones que le mandan los chacareros al puerto, con el flete pago. Más el IVA del flete. En medio de la debacle y la crisis de ingresos que se cierne sobre el sector, esto es un dislate que compromete el capital de trabajo y la futura siembra. Otra bomba de acción retardada, de la que deberá tomar el gobierno que viene y el conjunto de la sociedad. Los gobernadores de las provincias de la Región Centro (Entre Rios, Santa Fe y Córdoba) pidieron esta semana el fin de los derechos de exportación. El agro hizo lo que pudo hasta ahora, pero todo tiene un límite y el límite se corrió con la sequía histórica.

      El otro capítulo es el de los productos regionales. Aquí sí, no se puede desconocer que el impacto de una mejora sustancial del tipo de cambio, puede significar un soplo de aire fresco para los sectores involucrados. Arroz y maní necesitan una adecuación del dólar al ritmo de los costos, en un marco de precios internacionales bajos. Estos sectores, en particular el arrocero, sufren también los efectos de la sequía. En los anuncios de Massa no se estableció un plazo de vigencia, pero todo indica que llegaron para quedarse. 


      Sobre la firma

      Héctor Huergo
      Héctor Huergo

      hhuergo@clarin.com

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