En 2022, unas 17,8 millones de personas en América Latina y el Caribe se encontraban en situación de inseguridad alimentaria aguda, que es un término usado para designar condiciones de extrema vulnerabilidad, donde se dan problemas de desnutrición y hasta el riesgo de morir por falta de alimentos.

La estimación fue presentada por el Reporte Global de Crisis Alimentarias 2023 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Las conclusiones del informe sugieren que alcanzar el objetivo de acabar con el hambre en 2030 es cada vez más difícil.

El informe arrojó que casi 258 millones de personas en 58 países enfrentaron los niveles más altos de inseguridad alimentaria aguda en 2022. Las poblaciones que padecen de inseguridad alimentaria llegan a tomar medidas extremas “como vender los animales, consumir las semillas a sabiendas de que no tendrán qué sembrar, liquidar la casa o mendigar para comer, lo que se convierte en un espiral de vulnerabilidad”, dice. En 2021, la cantidad de personas en esta condición era 198 millones en 53 países, según la misma fuente. Este año fue el cuarto consecutivo en aumento.

Inseguridad

La inseguridad alimentaria aguda tiene un impacto muy profundo en la población rural. Un gran porcentaje de las personas que atraviesan crisis alimentarias depende de los medios de vida agrícolas para sobrevivir. Y es aún más crítico para las mujeres rurales. En un hogar donde no hay alimentos suficientes, la evidencia indica que las mujeres están en peor situación de seguridad alimentaria que los hombres. También hay brechas significativas en la seguridad alimentaria de poblaciones indígenas. Más del 40 por ciento de la población que está en estado crítico reside en cinco países: Congo, Etiopía, Afganistán, Nigeria y Yemén.

El 27 por ciento de la población analizada reside en América Latina y el Caribe. Una de las situaciones más difíciles se registra en Haití, con 4,72 millones de personas afectadas, esto es el 48 por ciento del total de su población y un 26 por ciento del total de personas en estado crítico en la región latinoamericana.

Le siguen Honduras y Guatemala, con el 26-28 por ciento de los habitantes en situación de emergencia, y luego República Dominicana. El Reporte también menciona las poblaciones de migrantes y refugiados venezolanos en Ecuador y Colombia, donde alrededor del 60 por ciento padece esta inseguridad alimentaria aguda.

El panorama en la región en 2022 se explica por “una suma de factores, como el impacto de la guerra en Ucrania, las consecuencias sociales y económicas de la pandemia de Covid 19, y el impacto de los eventos climáticos extremos, entre otros”, sostiene la FAO.

“Es fundamental invertir en agricultura y producción local de alimentos, ya que eso también contribuye a la labor humanitaria en contextos de crisis alimentarias. Además, el efecto de esas intervenciones se prolonga en el tiempo. Actualmente, apenas el 4 por ciento de la asistencia humanitaria en los países en crisis alimentaria se destina a apoyo agrícola y medios de vida", indica la FAO.