Los profesionales más afectados por la disfonía ocupacional son los profesores, dado que su voz es la principal herramienta de trabajo, necesaria para educar al interior de las salas de clases. Se ha considerado una prevalencia de un 75% de desarrollo de esta enfermedad laboral en diferentes grados o severidades.

 

Dictar una clase, exponer por largos períodos de tiempo y explicar reiteradamente los contenidos son algunas de las acciones que realizan día a día los profesores para educar a niños y jóvenes en todo el mundo. Más allá de los crecientes apoyos tecnológico en el aula, nada puede sustituir a la voz humana, que es la principal herramienta para cumplir con dicha misión.

Un estudio hecho en el año 2000 por el Colegio de Profesores de Chile, reveló que la disfonía es la segunda enfermedad más frecuente en profesores, después del estrés laboral. De hecho, según antecedentes de la UNESCO (2004), se menciona una prevalencia de esta enfermedad cercana a un 45%, superando a países como México, Argentina y Perú. Por tal motivo, la disfonía laboral en Chile entró a la lista de enfermedades de trabajo, bajo lo planteado por la Ley 16.744. Las laringopatías o enfermedades de la voz han sido poco estudiadas pese a que se trata de una amenaza latente. Según la OMS existe entre un 20 y 80% de probabilidad que un profesor padezca de un trastorno de la voz durante su vida laboral.

En esa línea, la Fundación Científica y Tecnológica de la ACHS (FUCYT) realizó un estudio titulado ‘Validación y efectividad de una herramienta predictiva y preventiva del daño de la voz para la propuesta de vigilancia de Riesgo Vocal en Profesionales de la Voz en la Ciudad de Concepción’. Con el fin de aportar con herramientas que logren pesquisar tempranamente y entregar información significativa para conocer las medidas de cuidado de la voz por parte de los profesores.

¿De qué se trata la disfonía ocupacional? Felipe Cerda, fonoaudiólogo de la Asociación Chilena de Seguridad e investigador principal, indica que es cuando la voz es perdida de manera parcial afectando al desempeño laboral en el aula de los profesores, asociadas a síntomas de molestia o fatigabilidad, en donde se descarta que ésta no es consecuencia de un resfrío, alergia o reflujo gastroesofágico, existiendo correlación entre la cantidad de uso vocal y la cantidad de desgaste o trastorno.

Cerda explica que’generalmente las disfonías de uso laboral tienen un ciclo frecuente: mientras más se expone, mientras más habla la persona, más fatigabilidad se produce. Además, la disfonía laboral tiene un curso medianamente crónico, a medida que pasan los días más puede aumentar y puede variar según el tipo de actividad’.

El especialista en fonoatría señala que dicho padecimiento se puede manifestar en dos dimensiones: disfonía de tipo funcional y orgánica. En la primera no hay daño estructural en la cuerda vocal sino más bien un cansancio en los músculos, lo que se traduce en voz cansada y débil. Si se manifiesta en reiteradas oportunidades puede dar paso al desarrollo de trastornos estructurales o anatómicos en las cuerda vocales conocido como disfonía de tipo orgánica.

‘Si la disfonía no se mejora con reposo debo preocuparme. Hay estudios que dicen que si dura más de quince días sin mucha fluctuación y variabilidad, entonces es necesario consultar’, indica Cerda. Signos necesario poner atención e identificar en la voz son: voz ronca, apagada, difícil de escuchar, sequedad, molestias o picazón, entre otras.

Además de recomendar la atención temprana, el especialista sugiere tomar ciertas precauciones para evitar la exposición de las cuerdas vocales de manera innecesaria. Propiciar periodos de reposo dentro y fuera de la sala de clases, así como controlar la intensidad y manejar el volumen de la voz y moderar la construcción de la voz junto con una técnica vocal adecuada son algunas de los consejos para prevenir la disfonía.

Otras acciones que ayudan a prevenir la disfonía en el ámbito laboral es evitar el consumo de cigarro, mantener las cuerdas vocales hidratadas consumiendo 2 litros de agua diaria fraccionada y evitar comer alimentos que propicien la sequedad, irritación o pérdida de la mucosa que recubre los pliegues vocales, ya que se encontrarán más expuestas al daño.

 

Fuente: El Dínamo