Revista Ecos de Asia

“God save the Raj”: El Imperio Británico a través de sus producciones audiovisuales recientes.

Conocemos como Raj británico al gobierno ejercido por las instituciones del Imperio Británico en la India, el cual se extendió entre los años 1858 y 1947. Desde la proclamación de la reina Victoria como emperatriz de la India, hasta que se hizo efectiva la independencia de estos territorios, la amplia región que componía el Raj se encontraba dividida en regiones con un gobierno local (provincias y Estados Principescos), que se encontraban en última instancia bajo control británico.

Mapa del Imperio Británico de la India, procedente del Imperial Gazetteer of India (1909). Fuente: Oxford University Press.

Este interesante periodo de la historia de Gran Bretaña, que se prolongó durante casi un siglo, ha sido objeto de numerosas representaciones literarias y audiovisuales a lo largo de las décadas. Entre estas obras existe una gran diversidad de temáticas y géneros, según se quiera poner el punto de mira en un aspecto u otro del Raj británico. A este respecto, influyen drásticamente aspectos como el año de producción de la película o novela, el país de origen, o la intencionalidad con la que se lleva a cabo. Así por ejemplo, no tendrá las mismas características una novela escrita por un británico en el cambio del siglo XIX al XX, como podría ser Kim (1901) de Rudyard Kipling, que una película de Bollywood rodada cien años después, como Lagaan, érase una vez en la India (2001).

Resulta innegable que el contexto en el que se realiza una obra afecta al desarrollo de ésta, incluso a la perspectiva que se elige para plasmar una misma realidad. Este hecho queda aún más patente en el caso de las películas históricas que reflejan, no solo el ambiente de la década en la que ambientan su acción, sino también las preocupaciones y peculiaridades sociopolíticas del contexto real en el que se producen.

Para el tema que nos ocupa, el de la visión del Raj británico en el audiovisual contemporáneo, debemos utilizar baremos diferentes a la hora de analizar una producción dependiendo de si ésta ha sido realizada en los Estados Unidos, que tratarán de comercializar la temática del colonialismo como un espectáculo; en el Reino Unido, cuya visión (como ya veremos más adelante) fluctuará entre el paternalismo, la melancolía por el territorio perdido o la autocrítica; y, finalmente, las producciones autóctonas, que ahondarán en la ardua lucha que les llevó a conseguir la liberación del yugo extranjero.

Una vez establecido el punto de vista del que parte el filme, podemos entrar a diseccionar las variaciones que la producción cinematográfica ha sufrido a lo largo de las décadas. Para este estudio hemos elegido como objeto de análisis las producciones audiovisuales británicas, englobando aquí tanto películas como telefilmes y series de televisión, por lo que podemos realizar ahora un breve recorrido histórico con la intención de desgranar las principales características atribuibles a cada época y determinar si ha habido algún tipo de evolución.

La primera piedra de toque que debemos fijar en este análisis histórico de las producciones británicas sobre el Raj lo conforman las películas realizadas a partir de los años treinta y cuarenta, dentro de un cine de aventuras ambientado en parajes exóticos. Este cine, eminentemente “masculino”,[1] se centra en la relación de batallas y hechos heroicos que servirían a modo de justificación del colonialismo. En ellas queda patente la otredad de la población india, fundamentada en un fuerte racismo que se argumenta en la ficción mediante el elocuente maniqueísmo que contrapone en bandos opuestos a occidentales y orientales. Ejemplos tardíos de esta tendencia serían películas como La India en llamas (North West Frontier, 1959) de J. Lee Thompson, o La leyenda de un valiente (The Long Duel, 1967) de Ken Annakin. A estas películas podríamos unir aquellas que hacen referencia al importante colectivo de los misioneros y religiosas occidentales instalados en la India, como la oscarizada Narciso negro (Black Narcissus, 1947) de Michael Powell y Emeric Pressburger.

Cartel promocional de La India en llamas (1959).

En oposición a estos filmes aventureros, surgirán en los años ochenta otro tipo de películas más “femeninas”, de género dramático o romántico, que pondrán el foco sobre el exotismo evocador de la India. Este tipo de producciones, que alcanzaron gran popularidad en la época, se engloban bajo la denominación de Raj cinema [2] y muestran con gran lujo la nostalgia por la gloria perdida en el Imperio Británico. Las obras que a continuación pasaremos a comentar, se enmarcan en un contexto sociopolítico muy concreto que condiciona, y en ocasiones justifica, su existencia. Los años ochenta en Gran Bretaña vienen marcados por la política conservadora de Margaret Thatcher, la que fuera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, popularmente conocida como la Dama de Hierro. En el plano económico, Inglaterra estaba sumida en una crisis económica, con altas tasas de paro, que se unió a un aumento de la inmigración extranjera, gran parte de ella procedente de la India y Paquistán. Esta situación, que llevó a replantearse el concepto de “lo británico” (britishness), provocó un progresivo ascenso de las ideologías de derechas y una rearticulación del racismo y el imperialismo, englobable bajo el término de neo-racismo. Las manifestaciones audiovisuales de este periodo adoptarán la perspectiva de esa sociedad en pleno cambio, que debe asumir su pasado colonial fundamentado en la dominación para integrarlo en una nueva identidad con la que superar el imperialismo.

Entre las producciones cinematográficas de esta década podemos destacar Gandhi (1982),[3] Oriente y Occidente (Heat and Dust, 1983)[4] y Pasaje a la India (A Passage to India, 1984).[5] La primera de estas cintas, ganadora de ocho Oscars, incluyendo el de Mejor Película,[6] supone una largo relato biográfico de aspecto cuasi documental diseñado para ensalzar la figura de este pacifista defensor de los derechos humanos, a pesar de lo cual, la manipulación en la selección e interpretación de los hechos históricos es más que evidente. En lo que respecta a las otras dos producciones, se trata de sendas adaptaciones literarias centradas en la problemática que supone sobrepasar los límites impuestos por la sociedad en lo referente a género y etnia, mostrando así los peligros de la hibridación expresados por los discursos neo-racistas muy presentes en la década de los ochenta. En estas dos historias, encontramos a mujeres occidentales que viajan a la India y allí sucumben ante el voluptuoso exotismo de los hombres locales.

Imagen de Oriente y Occidente (1983).

En cuanto a las producciones televisivas, cabría mencionar Pabellones lejanos (The Far Pavilions, 1984)[7] y La Joya de la Corona (The Jewel in the Crown, 1984),[8] esta última basada en el denominado Cuarteto del Raj,[9] una serie de novelas de Paul Scott publicadas entre 1966 y 1975 que narran el ocaso del Imperio colonial británico a través de diversos personajes, tanto británicos como indios.[10]

La Joya de la Corona (1984)

También en esta década se producen algunos telefilmes como Staying On (1980) o Kim (1984), así como documentales alusivos al Raj británico, entre los que se incluyen The Courtesans of Bombay (1982), The Anglo-Indians (1986), The Kind of Beasts (1988) y una serie titulada The End of the Empire (1985-1986).

Las producciones de los años ochenta arriba citadas tienen en común la tendencia a centrar su argumento en los personajes occidentales y su proceso de descubrimiento de un entorno nuevo y fascinante: la India, que los seducía (a ellos y a los espectadores) con su deslumbrante exotismo; mientras que, por otro lado, los personajes orientales quedaban reducidos a meros estereotipos, poniendo de manifiesto un punto de vista eminentemente subjetivo y occidentalizado.

Las obras del género audiovisual realizadas en esta década se debaten, pues, entre la crítica a los desmanes del Imperio, vistos desde el relativismo postcolonial, y la nostalgia del pasado, que aparece expuesto ante el espectador como un espectáculo de lujo, exotismo y color, bajo el cual se oculta esa intencionalidad crítica. Este exotismo nostálgico es a un tiempo el modo de huir de un contexto actual desfavorable para reforzarse en un pasado glorioso, pero también es la forma de plasmar preocupaciones actuales, relativas al ambiente sociopolítico antes explicado.[11]

En la actualidad, el contexto sociopolítico y económico global no dista demasiado de aquel imperante en la Gran Bretaña de los años ochenta: la profunda crisis económica que afecta especialmente a los países europeos desde 2008, se une a la inmigración desencadenada por la guerra en Siria. El ascenso de la derecha en todo Occidente, combinado con la histeria generada por el terrorismo yihadista, se ha manifestado en una oleada de ataques racistas especialmente violentos en Gran Bretaña,[12] que no son sino muestra de una total crisis de identidad a nivel global.

En momentos de crisis, las cinematografías nacionales tienden a volver sus miras hacia aquellos momentos históricos de mayor esplendor o que ayudan a configurar un sentimiento identitario para el país. Si para los Estados Unidos este género es el Western, que habla sobre su configuración como nación, para los británicos el equivalente serían las producciones ambientadas en la época del Raj.

El resurgir del Raj cinema en los últimos años ha venido de la mano de la teleserie dramática Indian Summers (2015-2016),[13] la cual ya analizamos en profundidad con motivo del estreno de su segunda temporada. En esta producción, la acción se sitúa en la década de los años treinta, retratando el declive del Imperio Británico y la configuración de la India como un nuevo país independiente. Indian Summers se caracteriza por contraponer los lujosos ambientes elitistas de la clase dominante británica, con la situación de la población local. Sin embargo, a este aspecto que estaba ya presente en las producciones de décadas anteriores, se une un mayor protagonismo de la población india, que se hace patente no solo en la mayor cuota de pantalla de las líneas argumentales con personajes exclusivamente indios, sino también en un interés por plasmar la diversidad de la población de la India: ese “otro”, no occidental, no es ya una masa uniforme que se define por la mera oposición a lo británico, sino que se trata de una compleja mixtura demográfica llena de contrastes, en la que conviven personas de procedencia dispar, con religiones diferentes y culturas diversas.

Por otro lado, los personajes indios adquieren un sentido propio, no solo en función de su participación o interacción con los personajes blancos, sino por sí mismos. El resultado de esta mayor autonomía configura unos personajes redondos, más complejos, que evolucionan a lo largo de las temporadas y con problemáticas propias.

Imagen promocional de la segunda temporada de Indian Summers.

Estas diferencias, advertidas entre las producciones británicas anteriores y las más recientes, nos hablan de una evolución hacia puntos de vista más neutrales, en un intento por restituir el pasado en busca de cierta concordia. Tales aspiraciones encuentran su ejemplificación en el caso de la representación del amor interracial: si bien en los años ochenta se hacía alusión a estas relaciones (habitualmente entre una mujer occidental y un hombre oriental) como algo ilícito, que traía consigo la vergüenza social y la tragedia personal, en Indian Summers se asumen las relaciones entre miembros de diferentes razas y religiones con una mayor naturalidad, sin asociar a ellas ninguna connotación trascendental más allá del puro amor (eso sí, entre parejas de distinto sexo). En las producciones de los años ochenta, se atribuía a estos amoríos un carácter premonitorio, como si la caída en desgracia de la mujer occidental, ideal de pureza, trajera consigo también la caída de todo un Imperio. Asimismo, se justificaban dichos romances como desvaríos de la débil mente femenina que sucumbe ante el exotismo de una tierra extraña. En Indian Summers, por el contrario, hombres y mujeres se rinden por igual a los encantos de los nativos, entendiendo estas relaciones como algo reprobable para la sociedad, pero no para los propios individuos que viven estos amoríos como algo tan natural como satisfactorio.

De esta forma, podemos observar cómo la sociedad actual, más plural e igualitaria, aunque igualmente en estado de crisis, avanza hacia unas producciones históricas que buscan la objetividad sobre el escapismo, poniendo nuestra mentalidad, abierta y proclive al diálogo, al servicio de las reescrituras históricas.

Para saber más:

Muraleedharan, T. “Imperial migrations: Reading the Raj cinema of the 1980s”, Monk, Claire; Sargeant, Amy, British Historical Cinema (British Popular Cinema). London, Routledge, 2002, pp. 144-162.

Cornut-Gentille D’Arcy, Chantal. “El glamour del Imperio: Pasaje a la India, Oriente y Occidente”, El cine británico en la era Thatcher: ¿Cine nacional o “nacionalista”?. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2006, pp. 143 y ss.

Oliete-Aldea, Elena. Hybrid Heritage on Screen: The ‘Raj Revival’ in the Thatcher Era. London, Palgrave Macmillan, 2015.

Notas:

[1] Esta contraposición entre un cine “masculino” y “femenino”, cuya denominación puede resultar sexista a la vez que sumamente simple, sirve muy bien para ilustrar la dicotomía acción / romance y a la vez hace referencia al género de los protagonistas sobre los que se pone el foco en los diferentes momentos analizados. Esta división que, con reservas, parece acertada, ha sido extraída de la introducción de Oliete-Aldea, Elena. Hybrid Heritage on Screen: The ‘Raj Revival’ in the Thatcher Era. London, Palgrave Macmillan, 2015.

[2] Es T. Muraleedharan quien emplea y define este término de Raj cinema en Muraleedharan, T. “Imperial migrations: Reading the Raj cinema of the 1980s”, Monk, Claire; Sargeant, Amy, British Historical Cinema (British Popular Cinema). London, Routledge, 2002, p. 144.

[3] Gandhi (1982). País: Reino Unido. Director: Richard Attenborough. Guión: John Briley. Música: Ravi Shankar, George Fenton. Fotografía: Ronnie Taylor, Billy Williams. Reparto: Ben Kingsley, Roshan Seth, Martin Sheen, Ian Charleson, Edward Fox, Candice Bergen, Saeed Jaffrey, Amrish Puri, Athol Fugard, Alyque Padamsee, Rohini Hattangadi, John Gielgud, Geraldine James, Trevor Howard, John Mills, Günther Maria Halmer, Richard Griffiths, Shreeram Lagoo, Michael Hordern, Om Puri, Nigel Hawthorne, Michael Bryant, Peter Cartwright, Ian Bannen, Bernard Hill, Daniel Day-Lewis. Productora: Coproducción USA-UK-India; Columbia Pictures.

[4] Oriente y Occidente / Heat and Dust (1983). País: Reino Unido. Director: James Ivory. Guión: Ruth Prawer Jhabvala. Música: Richard Robbins. Fotografía: Walter Lassally. Reparto: Julie Christie, Greta Scacchi, Julian Glover, Susan Fleetwood, Shashi Kapoor, Christopher Cazenove. Productora: Merchant Ivory Productions.

[5] Pasaje a la India / A Passage to India (1984). País: Reino Unido. Director: David Lean. Guión: David Lean (Novela: E.M. Forster, 1924). Música: Maurice Jarre Fotografía: Ernest Day. Reparto: Judy Davis, Victor Banerjee, Peggy Ashcroft, James Fox, Alec Guinness, Nigel Havers, Richard Wilson, Antonia Pemberton, Saeed Jaffrey, Art Malik, Michael Culver, Roshan Seth, Clive Swift, Ann Firbank, Rashid Karapiet, Dina Pathak. Productora: Columbia Pictures.

[6] Con motivo del especial realizado en torno a la ceremonia de los Premios Oscar, desde Ecos de Asia se realizó un análisis específico de esta película, que puede consultarse aquí.

[7] Pabellones lejanos / The Far Pavilions (1984). País: Estados Unidos. Director: Peter Duffell. Guión: Julian Bond, M.M. Kaye. Música: Carl Davis. Fotografía: Jack Cardiff. Reparto: Ben Cross, Amy Irving, Christopher Lee, Robert Hardy, Rossano Brazzi, Saeed Jaffrey, Sneh Gupta, Omar Sharif, Shayur Mehta, Parikshat Sahni, Benedict Taylor, John Gielgud, Jennifer Kendal. Productora: Coproducción USA-Reino Unido; Geoffrey Reeve and Associates / Goldcrest Films International / Home Box Office (HBO).

[8] La Joya de la Corona / The Jewel in the Crown (1984). País: Reino Unido. Director: Christopher Morahan, Jim O’Brien. Guión: Irene Shubik (Novelas: Paul Scott). Música: George Fenton. Fotografía: Ray Goode. Reparto: Peggy Ashcroft, Tim Pigott-Smith, Art Malik, Charles Dance, Geraldine James, Wendy Morgan, Judy Parfitt, Rosemary Leach, Geoffrey Beevers, Eric Porter, Nicholas Le Prevost, Derrick Branche. Productora: Granada Television.

[9] Estas novelas son: La Joya de la Corona (1966), El día del escorpión (1968), Las torres del silencio (1971) y Un reparto del botín (1975).

[10] Al principio, la serie se centra en el triángulo amoroso compuesto por una mujer británica, Daphne Manners, un periodista indio, Hari Kumar, y un militar británico, Ronald Merrick, personaje en el cual se focalizan tanto el desprecio por las clases altas de Inglaterra como el racismo hacia los indios.

[11] Conviene recordar que, precisamente hacia 1984, se negoció la cesión de Hong Kong, antigua colonia británica, a la República Popular de China.

[12] Especialmente a raíz del tan reciente Brexit, estas manifestaciones de violencia racista y xenófoba han sido más habituales, como queda patente por su alcance en los medios periodísticos internacionales. Sirvan de ejemplo artículos recientes de El Periódico o ABC.

[13] Indian Summers (2015-2016). País: Malasia. Director: Anand Tucker, David Moore. Guión: Paul Rutman, Nicole Taylor. Música: Stephen Warbeck. Fotografía: Peter Robertson, David Higgs. Reparto: Julie Walters, Nikesh Patel, Jemima West, Henry Lloyd-Hughes, Amber Rose Revah, Shachin Sailesh Kumar, Rick Warden, Olivia Grant, Lisa Kay, Ash Nair, Ashna Rabheru, Alexander Cobb, Lillete Dubey, Fiona Glascott, Edward Hogg, Aysha Kala, Alyy Khan, Richard McCabe, Craig Parkinson. Productora: Coproducción Malasia-Reino Unido; Biscuit Films / Masterpiece Theatre / New Pictures Public / Broadcasting Service (PBS).

avatar Laura Martínez (173 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte de la misma, con especialización en Cine. Actualmente realiza estudios de Doctorado en la Universidad de La Rioja.


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