Guerras pegan al arte mundial
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En una guerra existe el riesgo de que desaparezca el registro histórico-artístico de una cultura, señala Ana Portnoy.
Karen López



En una guerra se pierden vidas inocentes y también existe el riesgo de que desaparezca el registro histórico-artístico de una cultura, señaló la historiadora Ana Portnoy.

La también académica trató el caso de las más de 600 mil obras de arte expoliadas por los nazis en la Segunda Guerra Mundial en su charla "El arte secuestrado. Las últimas víctimas del Tercer Reich", en el auditorio del Centro Cultural Plaza Fátima.

A partir del libro -recientemente llevado al cine- La Dama de Oro, que narra la lucha de Maria Altmann, sobrina de la musa judía del pintor Gustave Klimt, Adele Bloch-Bauer, por recuperar el legado artístico familiar, Portnoy hizo un recuento de los daños culturales que dejan los conflictos.

También refirió el caso actual de la destrucción de museos y sitios arqueológicos por el Estado Islámico en Siria e Irak.

"¿Por qué es importante para algunos destruir la obra de arte? Hay algo más que motivos religiosos: saben el valor que concede Occidente al arte y quieren asustar acerca de lo que podría ocurrir.

"Lo que están destruyendo no es sólo patrimonio de Irak o Siria, es parte del patrimonio de la humanidad. El problema, al igual que sucedió con los nazis, con la expoliación y la destrucción del arte, es que nos van a dejar sin recuerdos".

Destacó que, como en el caso del libro, muchas de las obras expoliadas pertenecientes a familias judías no han sido devueltas, sino que alimentan el inventario de museos como el Museo de Bellas Artes de Boston y el MoMa de Nueva York.