Campaña por la transparencia en las granjas

Por la misma justificación moral que obliga a un Estado a informar a las nuevas generaciones sobre el holocausto nazi, está un Estado obligado a informar sobre el genocidio en marcha -desde hace décadas muy intensamente- de animales en granjas.

El Estado debe instaurar valores acordes con los estándares éticos apremiantes entre la gente; debe comprometerse y fomentar el debate sobre cuestiones clave; garantizar el acceso a información sobre qué está ocurriendo detrás de los muros de estos campos de concentración de no humanos.

Recientemente se dio a conocer que los genes de las generaciones siguientes a la que experimentó el holocausto nazi muestran el trauma. Los genes de los animales de las granjas sin duda mostrarán lo mismo. La comunidad científica hoy reconoce una similitud en términos de conciencia entre humanos y no humanos. La gente lo experimenta en su relación entre especies. Sabemos que el modo de vivir el estrés de humanos y no humanos es idéntico. No hay datos sobre especies que no eviten la violencia física o de otro tipo. No hay animal que quiera ser destruido, ni ver destruida su familia.

Debemos crear un archivo público y fidedigno, independiente del manejo industrial, sobre la realidad de los habitantes de las granjas [cámaras, reportajes, campañas]; permitir al ciudadano ver la tortura inclemente que padecen desde que nacen hasta su injusta muerte [información en colegios (visitas a granjas)].

Este proyecto invoca el derecho del ciudadano a estar informado. Con los datos en la mano podrá decidir si quiere seguir contribuyendo a un sistema que violente sus valores. Apela a la responsabilidad de un Estado de mantener actualizado el debate científico & ético. Se inspira en una concepción armoniosa de la convivencia entre individuos y grupos.