Javier Pereira y Rodrigo Sorogoyen nos muestran su hogar

Un actor y un director de cine que viven y trabajan juntos (Stockholm es su última película). Podría ser una combinación peligrosa, pero Javier Pereira y Rodrigo Sorogoyen son grandes amigos y están encantados de compartir piso en el centro de Madrid.

El hall está presidido por una consola imperio del siglo XIX y una bicicleta de autor, hecha por encargo. Rodrigo siente pasión por la fotografía y muchas de las imágenes que adornan las paredes las tomó durante sus viajes.

La cocina tiene un papel protagonista en Stockholm y es uno de los espacios que más utilizan y comparten con sus amigos. En ella conviven piezas como una clásica vajilla Pickman, de La Cartuja de Sevilla, con los cuencos y manteles (de Ikea) de estilo moderno. Al fondo, cartel de la película de culto Blow Up.

"La terraza es espectacular. Por las noches no hay ruidos y no parece que te encuentres en pleno centro de una capital como Madrid", dice Javier. Es aquí donde suelen celebrar la Nochevieja con sus amigos, ya que tiene vistas a la Puerta del Sol.

El baño conserva los labavos originales de la casa junto a los azulejos que en 1919 cubrían todas las estaciones de Metro de Madrid. Sobre el alféizar de la ventana, tomillo y lavanda. Las toallas son de Zara Home.

El plan de rodaje de Stockholm, en la que la casa se convirtió en una de las localizaciones, todavía se conserva en la pizarra (a la izquierda) de la habitación de Rodrigo. "Fue bastante complicado situarlo todo. A priori, no era la solución perfecta, pero no encontrábamos nada mejor y terminamos por decidirnos porque estéticamente era muy adecuada", cuenta el director.

La habitación de Rodrigo conserva los suelos hidráulicos originales. En la mesita que sirve como escritorio destaca una lámpara de bronce de los años 40, con tulipa modernista. La ropa de cama, de ambas habitaciones, es de Ikea.

La mesa vintage, un regalo que recibió Javier de sus amigos, es uno de los objetos preferidos del actor.