Falta de equipamiento e incluso la ausencia de magistrados son fallas que se han presentado durante las primeras sesiones de juicios orales.
Yáscara López
La oralidad alcanzó a los magistrados familiares, quienes durante una de sus primeras sesiones no contaron con la infraestructura necesaria para llevar a cabo una audiencia de apelación, y terminaron grabando los alegatos ¡con un celular!
A esa falla técnica los tres magistrados ponentes de la Cuarta Sala Familiar le agregaron su toque, pues ni siquiera estuvieron durante la audiencia realizada el 24 de junio.
Se escudaron, mediante oficio, en el hecho de que asignaron a sus representantes por ministerio de ley, mientras ellos se fueron a una sesión de pleno con el resto de los magistrados.
El oficio está en la toca 669/2015, pero el acuerdo no fue publicado en el boletín Judicial, vía Consejo de la Judicatura, como lo marca la ley.
Los secretarios proyectistas de cada una de las tres ponencias fueron designados magistrados por ministerio de ley para que pudieran encabezar la audiencia ante la ausencia de los juzgadores.
Los proyectistas lo hicieron junto con un grupo de empleados, entre los que estaba la persona que grabó con el teléfono, según testimonios de los presentes.
Otra anomalía fue que esa audiencia preliminar de alegatos fue improvisada en una sala de juntas de la sede de Justicia Familiar, en Plaza Juárez.
Cuestionado al respecto, el Magistrado Antonio Muñoz Cano Eternod rechazó que no hubieran aplicado las reformas en materia de oralidad familiar.
"El registro del juicio de la oralidad se puede realizar de forma electrónica, y dice la ley en el artículo 1046 y 1047: o de cualquier otra forma a juicio del juez que reproduzca fehacientemente lo que pasó en la audiencia", señaló.