Violencia empaña conferencia de paz en Afganistán

  • Redacción
  • BBC Mundo
Primer día de la jirga.
Pie de foto, Unos 1.600 delegados de todo el país asisten a la conferencia de paz.

Insurgentes trataron de atacar este miércoles, en Afganistán, una asamblea nacional para la paz inaugurada por el presidente Hamid Karzai en la capital del país, Kabul.

Tres cohetes cayeron cerca de la sede de la llamada jirga, que intenta poner fin a una guerra que dura ya casi nueve años.

Los insurgentes del Talibán se atribuyeron la autoría del ataque.

Funcionarios afganos dijeron que dos agresores perdieron la vida y uno fue capturado.

En la reunión de tres días, Karzai espera conseguir apoyo para su plan de otorgar una amnistía y ofrecer incentivos económicos a los miembros del Talibán que dejen las armas, siempre y cuando reconozcan la Constitución.

Pero los jefes del grupo radical rechazaron las conversaciones y amenazaron de muerte a los delegados.

El discurso inaugural de Karzai fue interrumpido por el ruido de explosiones y ráfagas de metralla.

El mandatario mantuvo la calma y pidió a los más de 1.600 asistentes que continuaran sentados: "No se preocupen, sigamos adelante".

Unos 12.000 efectivos velan por la seguridad de los participantes.

La jirga es una asamblea tradicional que reúne a los principales líderes tribales y jefes provinciales de todo Afganistán. Ésta es la tercera que se celebra desde la caída del Talibán, a fines de 2001.

Diferencias

La gran diferencia ahora es que los asistentes están reunidos para ver cómo pactar la paz con el grupo radical, después de casi una década de incesantes hostilidades.

Según Karzai, su objetivo es reconciliar una sociedad fuertemente dividida.

Los analistas afirman que el mandatario también quiere ganar credibilidad, después de ser reelegido el 20 de agosto en unos comicios empañados por acusaciones de fraude y corrupción.

Hamid Krazai inaugurando la jirga
Pie de foto, Los analistas dicen que Karzai quiere ganar credibilidad tras unos comicios que generaron dudas.

Los líderes del Talibán no estaban invitados, pero el gobierno dijo que serían aceptados si decidían sumarse a la jirga.

Sin embargo, los insurgentes calificaron el encuentro como una maniobra de propaganda de Estados Unidos.

Además del Talibán, el grupo radical Hizb-i-Islami se rehúsa a sumarse a las conversaciones de paz mientras las tropas extranjeras permanezcan en Afganistán.

Según el corresponsal de la BBC en Kabul, Paul Wood, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) piensa que, al solucionar los problemas locales, muchos rebeldes que combaten cerca de sus hogares estarían dispuestos a cambiar de bando.

Sin embargo, en momentos en que la jirga comienza a deliberar, la OTAN y las fuerzas estadounidenses y afganas preparan la mayor ofensiva hasta el momento contra los insurgentes, que tendrá lugar en la provincia de Kandahar.

La cifra de soldados extranjeros trepará a unos 150.000 efectivos en agosto, antes de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comience su planificado retiro de militares en julio de 2011.