Francia: el escándalo L'Oreal salpica a Sarkozy

- Autor, Gerardo Lissardy
- Título del autor, BBC Mundo, París
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, rechazó este martes lo que calificó como una "calumnia", después que una ex contable lo acusara de recibir donaciones irregulares de la heredera de la firma de cosméticos L'Oreal.
"Me encantaría que el país se apasionara por los grandes problemas (…) en lugar de embalarse con el primer horror, la calumnia con un sólo objetivo: ensuciar sin ningún asidero en la realidad", dijo Sarkozy.
Las palabras de Sarkozy fueron interpretadas como una alusión al escándalo sobre la fortuna de Liliane Bettencourt, la mujer más rica de Francia, que cobró una dimensión política peligrosa para su gobierno.
Este martes el escándalo se intensificó cuando se supo que una ex contable de Bettencourt declaró a la Policía que ésta aportó 150.000 euros en efectivo (unos US$188.000) a la campaña electoral de Sarkozy en 2007.
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La denunciante, identificada como Claire T., dijo al medio informativo digital Mediapart que el dinero fue recibido por el actual ministro de Trabajo de Sarkozy, Eric Woerth, que ya estaba bajo presión por el caso L'Oreal.
La acusación, rechazada por Woerth y por la presidencia francesa, llega en un momento crítico para Sarkozy, cuya popularidad sigue cayendo mientras dos de sus ministros acaban de renunciar por gastos excesivos.
"Todo es claro"
El escándalo en torno a la fortuna de la heredera del gigante francés de cosméticos L'Oreal comenzó a cobrar relevancia política el mes pasado a través de grabaciones secretas hechas Bettencourt por su mayordomo.
Esas grabaciones, divulgadas por Mediapart, generaron acusaciones de que Bettencourt y el encargado de manejar su fortuna, Patrice de Maistre, habían logrado evadir impuestos sacando activos del país.
En los tiempos en que eso presuntamente ocurría, Woerth era el responsable del presupuesto del gobierno de Sarkozy y su esposa trabajaba en una firma contable que asesoraba directamente a Bettencourt, de 87 años.
En las últimas semanas, la presión política crece para que Woerth, que también es tesorero del partido UMP de Sarkozy, explique sus vínculos con Bettencourt y eventualmente renuncie por conflicto de intereses.
Pero el gobierno francés ha respaldado a su ministro de Trabajo, que está a cargo de impulsar la reforma del sistema de jubilaciones del país, considerada la prueba de poder más delicada que enfrenta Sarkozy.
Ahora las cosas parecen complicarse para Woerth con la denuncia de Claire T., que según su abogado ya declaró ante la policía que investiga el escándalo de las grabaciones de Bettencourt.
La ley francesa prohíbe a los particulares realizar donaciones a campañas políticas que superen los 7.500 euros por año y establece que las contribuciones superiores a 152 euros deben hacerse por cheque.
Al rechazar este martes la acusación, Woerth negó que vaya a renunciar.
"Hace ocho años que soy tesorero de mi partido y no creo haber hecho nada malo", dijo en el canal I-Tele. "Todo es transparente. Todo es claro. Todo es limpio".
"Una crisis política"

Las acusaciones de Claire T., que según Mediapart trabajó durante 12 años para Bettencourt hasta fines de 2008, también tocaron directamente a Sarkozy por primera vez desde que estalló el escándalo L'Oreal.
De hecho, la ex contable señaló que el propio Sarkozy recibía donaciones en efectivo de Bettencourt cuando le realizaba visitas "habituales" como alcalde de Neuilly sur Seine entre 1988 y 2002.
Neuilly sur Seine es un barrio acomodado del oeste de París, donde reside Bettencourt.
En su aparición pública de este martes en el departamento de Sena y Marne para tratar temas de sanidad, Sarkozy dijo que preferiría que el país se concentrase en cuestiones de salud, jubilaciones y crecimiento económico.
"Qué descenso, una época en la cual nos interesamos más en la persona que crea el escándalo que en la persona que cura, que trabaja, que construye", dijo Sarkozy, quien evitó mencionar explícitamente el caso L'Oreal.
Algunos miembros del partido del presidente, incluido su líder parlamentario Jean-François Copé, sugirieron que Sarkozy debe dirigirse directamente a los franceses para explicar el escándalo.
Mientras tanto, el líder de la bancada opositora socialista, Jean Marc Ayrault, sostuvo que el escándalo sobre la fortuna de Bettencourt se convirtió en "una crisis política en la cabeza del gobierno".
El fin de semana, el secretario de Estado francés para la Cooperación, Alain Joyandet, y el secretario del Gran París, Christian Blanc, renunciaron a sus cargos acusados de gastos excesivos en un jet privado y en cigarros cubanos respectivamente.
Algunos medios franceses aseguraron que el presidente francés decidió aceptar esas renuncias para quitar presión sobre Woerth, hombre clave de su gobierno y su partido.