México: Televisa protesta contra secuestro de periodistas

  • Redacción
  • BBC Mundo
Cartel de narcotraficantes buscados
Pie de foto, Según analistas, el narcotráfico ha extremado sus esfuerzos por controlar la información.

El rapto de periodistas y la inseguridad para ejercer la profesión fueron los motivos que llevaron a Televisa a sacar del aire un noticiero.

La presentadora de "Punto de Partida", Denise Maerker, expresó que su equipo no estaba dispuesto a salir al aire mientras los periodistas tuvieran que correr enormes riesgos para cubrir una noticia.

Después, todo desapareció de las pantallas.

La protesta estaba motivada por el rapto de cuatro reporteros, lo que ha sido descrito en medios de prensa como una escalada de la campaña en que los carteles de droga intentan controlar la información.

Los raptos

Los cuatro periodistas fueron raptados, el lunes pasado, mientras cubrían acusaciones de corrupción en un presidio de la ciudad de Gómez Palacio, en el norte del país.

Dos de ellos trabajan para "Televisa", uno para la cadena de televisión "Milenio multimedia" y otro para un periódico local, "El Vespertino".

Uno de ellos fue dejado en libertad el pasado jueves.

Héctor Gordoa es miembro del equipo de "Televisa" que pone al aire "Punto de partida".

Sin embargo, "Televisa" no dio más detalles aduciendo que no tenían más información que entregar sobre el caso.

Narcotráfico y autocensura

El viernes, varias ventanas de las oficinas de "Televisa" en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo resultaron destruidas tras la explosión de una granada.

Las organizaciones de derechos humanos aseguran que los periodistas han debido soportar por años la presión de los narcotraficantes, lo que ha obligado a muchos a autocensurarse para no sufrir sus ataques.

Según el corresponsal de la BBC en México, Alberto Nájar, organizaciones internacionales como Reporteros Sin Fronteras, han catalogado a México como uno de los territorios más peligrosos para el ejercicio periodístico.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha documentado la muerte de al menos 60 comunicadores en la última década. Once más permanecen desaparecidos desde 2006.