Venezuela / elecciones: unidos por la sangre, divididos por la política

  • Yolanda Valery
  • BBC Mundo, Venezuela
Mural del presidente Hugo Chávez en Caracas
Pie de foto, Las elecciones parlamentarias de este domingo podrían cambiar el mapa político venezolano.

"Mi hermano es una persona estudiosa, muy culta, con gran formación, pero ama y adora a Chávez y yo lo detesto. Considero que es el culpable de la disolución de la república. Él desea que dure mucho tiempo en el poder y yo que dure el menor tiempo posible".

Quien así habla es el abogado constitucionalista, ex miembro de la Asamblea Constituyente de 1999 y actual candidato al Parlamento Latinoamericano Hermann Escarrá.

Se refiere a su igualmente conocido hermano Carlos Escarrá, también experto constitucional, ex magistrado del Tribunal Supremo, actual diputado oficialista y aspirante a la reelección en las elecciones parlamentarias de este domingo.

"Hermann y yo no hablamos de política, religión y béisbol (apoyan a los mayores rivales de la liga de béisbol nacional: Hermann va al Magallanes y Carlos al Caracas). Y no hablamos en períodos como éste, que es electoral. Cuando terminan, hablamos de todo, compartimos criterios y todo lo demás", explica Carlos, el menor de los dos.

"Tratamos de manejarlo con inteligencia y tolerancia, entendiendo que hay una relación de amor fraternal muy grande y entendiendo que cada quien está actuando con honestidad en su posición", dice el periodista y candidato opositor Mario Villegas.

Sin medias tintas

Como en el caso de los Escarrá, en la familia Villegas convive una variedad de colores políticos con potencial de producir algunas situaciones incómodas en bautizos y cumpleaños.

Vladimir, también reportero, fue vicecanciller y embajador en el gobierno de Chávez; ahora está separado del "proceso".

Ernesto fue hasta hace poco presentador estrella del canal estatal Venezolana de Televisión y ahora dirige el periódico oficialista Ciudad Caracas. "Cada quien defiende con ardor sus propias ideas. Muchas discusiones terminan acalorándose (...) Pero el amor está por encima de la política, y eso tiene su espacio", le cuenta a BBC Mundo.

Y ellos no son los únicos. En Venezuela, no es raro encontrar familias que simpaticen por bandos opuestos o incluso militen en ellos.

El proyecto y el estilo del presidente Hugo Chávez ha creado una dinámica en la que las medias tintas dejaron de tener cabida hace más de una década.

Lo dijo él mismo en noviembre de 2004: "El que está conmigo, está conmigo, y el que no está conmigo, está contra mí".

Opositor del partido Un Nuevo Tiempo en una manifestación en Maracaibo
Pie de foto, No es raro encontrar familias que militen en bandos opuestos.

Amigos se han separado, familiares han dejado de dirigirse la palabra. Otros se han adaptado a las circunstancias con diferentes estrategias.

"En efecto, ha habido cambios. Hace poco, en el cumpleaños de un miembro de la familia, alguien dijo que no habláramos de política. Yo creo que ésa es una limitación que no encaja con los apellidos Villegas Poljak, porque somos una familia que se formó y se forjó en el debate cotidiano de las ideas políticas. En nuestra casa materna es prácticamente inconcebible que no se hable del tema", explica Mario.

El padre de los ocho hermanos Villegas Poljak, Cruz Villegas, fue un conocido dirigente sindical del Partido Comunista de Venezuela. La devoción por su padre, y por su madre, Maja Poljak, ambos ya fallecidos, es una de las raíces que los mantiene unidos bajo toda circunstancia.

La otra, dice Ernesto, es el humor. "Nunca falta un chiste que de pronto desentrabe una discusión determinada. Y siempre hay alguien que se da cuenta de que hemos estado hablando en serio demasiado tiempo", dice.

"Ahora -aclara- depende de las circunstancias. Si me acaban de hacer un cacerolazo en un restaurante del este de Caracas (típicamente opositor), quizás estoy sensible y no sea momento para bromas".

"Somos una familia grande, y según los estados de ánimo, unos pueden estar más prestos que otros a escuchar", coincide Mario. "De repente con algunos evitamos cierto tipo de conversación y con otros las procuramos, porque entendemos que pueden tener un poquito de mayor tolerancia".

Relaciones "congeladas"

Los Escarrá, en cambio, vienen de "hogar disociado", con padre ausente, según le confía a BBC Mundo Hermann, el mayor de cinco hermanos, y quien tuvo que afrontar desde niño la responsabilidad de sacar adelante a su familia. "Por más que no quiera, veo a mis hermanos como mis hijos menores", dice.

Aún así, mientras Carlos asegura que las relaciones están "congeladas" durante la campaña electoral, pero que volverán a ser cordiales y frecuentes una vez que termine, Hermann confiesa que casi no se juntan.

"Él está en sus actividades políticas y yo en las mías. Nos reunimos cuando tenemos que tratar el asunto de una hermana enferma. Él es muy responsable y yo también de esta hermana, que nos confió nuestra madre antes de morir", dice.

"Desde pequeños, cada quien tenía su rumbo. Él (Hermann) siempre fue socialcristiano y yo siempre fui de izquierda, forma parte de lo que somos (…) Él colaboró con Chávez en el proceso constituyente, pero nunca fue chavista. Su separación (del proceso) era crónica de una muerte anunciada", señala Carlos.

Quizá como marca de familia, los dos comparten un verbo ardoroso y un discurso a veces desenfrenado que, en este contexto, hacen imaginar discusiones temibles.

Los dos lo niegan. Hermann por su sentimiento paternal, y Carlos porque asegura que los dos tienen "la madurez suficiente para medir el tiempo y el espacio".

Pero, y aunque los dos dicen querer y desearle lo mejor al otro, al menos por ahora no hay punto de encuentro. Mientras que el menor espera que las heridas sanen después de las elecciones, el mayor pide "a Dios que (el otro) rectifique en algún momento".