En fotos: arquitectura de remesas

"Yo salí del pueblo de San Mateo Ixtatán (Guatemala) en el 2000 y volví en el 2003. Iba por la calle y decía: ¿esto qué es? ¿dónde están las casas que yo dejé?", cuenta la guatemalteca Ruth Piedrasanta, antropóloga y coordinadora de la investigación "Arquitectura de Remesas".

El proyecto se presenta en forma de exposición fotográfica en El Salvador y Honduras, tras pasar por Guatemala.

Foto de Andrés Asturias

Las remesas provocaron el crecimiento de los pueblos, pero también cambiaron el modo de construir y engalanar de las viviendas.

Las tradicionales decoraciones mayas de lugares como San Mateo conviven ahora con la bandera estadounidense, los símbolos de marcas como Nike o la emblemática águila de EE.UU.

La iconografía del consumo y la patria sirve como homenaje al país del que proceden las remesas, según los investigadores.

Foto de Andrés Asturias

Las viviendas de los emigrantes son también un símbolo de prestigio. "Las casas de adobe estaban asociadas a la pobreza y apenas llegó el dinero se empezaron a pintar los edificios, que ahora son enormes frente a las pequeñas viviendas tradicionales", dice Piedrasanta.

"Las diferencias sociales en una misma comunidad dependen también de cuántos miembros de una misma familia están en EE.UU. Los que no reciben remesas se están quedando rezagados", añade.

Foto de Andrea Aragón

Estas nuevas construcciones son, a la vez, un reflejo de los cambios sociales en estas comunidades. Por ejemplo, a diferencia de las viviendas originarias, los edificios que ahora se construyen con nuevos materiales no sirven para almacenar el maíz, una práctica común en muchos hogares rurales de Centroamérica.

"Los rasgos de la nueva economía mundial y la generalización de las migraciones están llegando a poblaciones que antes habían permanecido al margen, como los indígenas", dice la coordinadora de "Arquitectura de Remesas".

Foto de Andrés Asturias

El auge de la arquitectura de remesas llegó a principios de la década con el crecimiento económico y el fenómeno de la inmigración masiva.

Pero tan pronto como los mercados cayeron y los países receptores entraron en crisis, las remesas decayeron y con ello, el dinero con el que pagar ladrillos en Honduras, Guatemala o El Salvador.

"Hay más deportados que antes y muchos que se quedan por falta de trabajo en EE.UU., así que ya no se construye al mismo ritmo", dice Piedrasanta.

"Estas comunidades también dependen de las fluctuaciones" de los mercados occidentales.

Foto de Andrea Aragón

"Antes había una tiendita con 20 productos, ahora hay 20 tienditas con 100 productos. Hay herrerías, papelerías y cosas que antes no existían aquí", explica la investigadora.

Las remesas no sólo están construyendo casas, también negocios que están impulsando la inversión en la zona y los servicios comunitarios, como la escolarización de los niños.

Foto de Andrés Asturias

Sin embargo, esta nueva arquitectura también presenta desafíos.

"No hay planificación ni orden en la construcción. Se están levantando casas sin considerar factores como servicios de drenaje, caminos, zonas de riesgo de deslaves o sismos, etc. El crecimiento urbano es caótico", advierte Piedrasanta.

Foto de Andrea Aragón

La situación es distinta en ciudades como Tegucigalpa, San Salvador o Ciudad de Guatemala. Allí las familias del emigrante no tienen que construir sus propias casas. Más bien compran viviendas ya terminadas en barriadas más resguardadas y discretas, huyendo de la inseguridad.

Según estos investigadores, en los últimos años creció además el negocio de las promotoras que ofrecen casas en Centroamérica a quienes viven en EE.UU., de modo que el emigrante se convierte en aval o fiador para las familias locales.

Foto de Andrés Asturias

"Arquitectura de remesas", que forma parte de los proyectos de la red de centros culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, se exhibe hasta el próximo 16 de octubre en el Museo de Arte de El Salvador y se expondrá después en el Centro de Cultura Hispánica de Tegucigalpa, del 11 de noviembre hasta fines de diciembre.

Foto de Andrés Asturias